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Europa amenaza a Grecia

Alemania y Francia condicionan la entrega de fondos a Grecia a un resultado en el referendo que confirme la voluntad griega de permanecer en la Eurozona y de cumplir sus compromisos con la UE.


El referéndum griego podría acabar convirtiéndose en un ultimátum de la Unión Europea a Atenas.

Después del imprevisto anuncio del gobierno griego, Alemania y Francia plantearon sus condiciones en las reuniones previas a la cumbre del G-20 en Cannes, que tuvieron al referendo de planteado por Atenas como tema central.

Europa anunció que bloqueará la entrega de fondos -cerca de US$12.000- a Grecia hasta que ésta decida sobre su compromiso de cumplir con sus obligaciones con la Eurozona y muestre una decisión clara de permanecer en el euro.

Aunque la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, destacaron que el pueblo griego tiene derecho a decidir sobre su futuro, muchos analistas vieron en el cambio de discurso -que hasta ahora había evitado mencionar una posible salida de Grecia del euro- un ultimátum a Atenas.

Por el momento, el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ya anunció que acelerará el proceso de la consulta, que podría celebrarse a principios de diciembre.

Pero, en medio de la tormenta económica, Papandreu está en una delicada situación política interna y cuatro ministros de su gabinete y varios parlamentarios de su partido ya mostraron su oposición a sus plan de referendo.

Situación inestable

Ha pasado sólo una semana desde que el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, anunció «un nuevo día para Grecia y un nuevo día para Europa», después de negociaciones maratónicas en Bruselas para aliviar las cargas por la deuda de ese país.

Había entonces una palpable sensación de alivio cuando los líderes de la Unión Europea salieron de las negociaciones ya entrada la noche, ultimando el acuerdo que eliminaría la mitad de la deuda griega y daría otros US$140.000 millones (100.000 millones de euros) al país como parte de los nuevos fondos de rescate.

Pero ahora, en un solo golpe, ese alivio se ha convertido en pánico, todo el acuerdo está amenazado y los mercados mundiales han caído estrepitosamente.

La causa: el asombroso anuncio de Papandreu de que se realizará un referendo público para decidir si Grecia debería aceptar este acuerdo reciente.

Él lo llamó «un acto supremo de patriotismo y democracia», pero muchos otros lo consideran, tanto en Grecia como en otros lugares, más bien como un juicio supremamente equivocado.

Existe la sensación de que Grecia no puede darse el lujo de más inestabilidad e inseguridad y, sin embargo, el llamado al referendo crea precisamente eso.

Algunas encuestas muestran que la mayoría de los griegos están en contra de las medidas de austeridad y tienen una visión negativa del más reciente acuerdo de deuda.

Si el voto por el «no» gana en el referendo, eso llevaría a que Grecia se declare en bancarrota, no cumpla con el pago de su deuda y posiblemente se vea forzada a dejar el euro completamente.

Nación «dividida»

Una parlamentaria, Milena Apostolaki, ya renunció al partido de Papandreu, Pasok, después del anuncio del referendo.

Ella me dijo: «En estos tiempos tan difíciles, la prioridad debe ser que todos los sacrificios del pueblo griego valgan la pena. Pero este plan divide a la nación y pone en riesgo la perspectiva europea de Grecia».

Otros parlamentarios de Pasok han amenazado con seguirle los pasos a Apostolaki. Hay seis viejos miembros del partido que abiertamente están pidiéndole la renuncia, lo que es una señal de que el plan de referendo sumió a Grecia en una crisis política, además de la económica.

Los líderes europeos reaccionaron con furia. Un miembro de la coalición de gobierno de Alemania dijo que era «un intento para escabullirse del acuerdo». El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, dijo que la movida había «sorprendido a toda Europa».

Y durante la reunión en Cannes, los líderes de Francia y Alemania enfatizaron que Europa está lista para ayudar, pero que eso sólo sucederá si los griegos votan en el referendo a favor de permanecer en la eurozona.

Papandreu, por su parte, contestó que está convencido de que los griegos votarán para permanecer en la eurozona y que son suficientemente maduros, sabios y capaces de tomar la decisión correcta sobre el futuro del país.

Los griegos comunes y corrientes también fueron cogidos desprevenidos. La última vez que Grecia realizó un referendo fue en 1974 cuando los ciudadanos votaron para abolir la monarquía después de una dictadura militar, pero no hubo palabra alguna sobre un referendo después de los últimos dos acuerdos de rescate negociados en Bruselas. Nadie esperaba que llegara esta vez.

Una reunión del gabinete que duró siete horas este martes llevó a lo que la oficina del primer ministro llamó «apoyo unánime» hacia el gobierno. Pero debajo de la superficie hay serias dudas entre muchos políticos griegos.

«El primer ministro está lanzando al aire la membresía de Grecia en la Unión Europea como si se tratara de una moneda», dijo un vocero del partido de oposición Nueva Democracia.

También están furiosos con la decisión de Papandreu de reemplazar a ciertas cabezas de las fuerzas armadas, primordialmente porque se oponían a sus planes de llevar a cabo recortes en los gastos militares.

La decisión trae a colación recuerdos incómodos en un país que vivió bajo el mando de una junta militar durante siete años. Nueva Democracia lo llamó un intento para llenar las fuerzas armadas con miembros leales al partido antes de las nuevas elecciones, que quieren convocar de inmediato.

Mientras Papandreu insiste que las elecciones no se realizarán antes del 2013, su gobierno está tambaleándose y al borde del colapso.

Apuesta arriesgada

Ya convocó un voto de confianza en el parlamento para este viernes. Con una mayoría de sólo dos parlamentarios desde cuando renunció Apostolaki, cualquier victoria sería un triunfo al filo de la navaja. Si pierde el voto, el gobierno colapsaría y no se realizaría ningún referendo.

Entonces, ¿por qué el primer ministro hizo esta apuesta arriesgada?

Una escuela de pensamiento es que él quería mover la responsabilidad de las medidas de austeridad de sus propios hombros a los del pueblo griego, para que en caso de victoria él pueda llevar a cabo sus políticas, reforzadas por un mandato popular.

Otra es que él simplemente está tirando la toalla, tratando de dejar el escenario político griego después de darse cuenta de que la hostilidad en su contra es tan profunda que es irremediable.

Pero también puede estar beneficiándose, pues mientras la mayoría se muestra reacia a los términos del rescate, algunas encuestas muestran que la mayoría de los griegos también quieren que su país permanezca en el euro.

Si la pregunta del referendo pudiera ser enmarcada en términos de permanecer en la eurozona o hacer una salida desastrosa, todavía podría ganar y fortalecer considerablemente su mandato.

Es, sin embargo, un juego muy peligroso para un primer ministro que ya está acuciado por problemas.

Yorgos Papandreu está jugando con fuego o bailando en el filo de un volcán. Las preguntas son si ese volcán podría hacer erupción este viernes durante el voto de confianza y si el plan de referendo podría ponerle fin a su periodo como primer ministro.

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