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Calidad del aprendizaje en el Simce 2017

Por: Piedad Cabrera-Murcia


Señor Director:

El Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de La Educación, afirmó en un medio de comunicación sobre los resultados SIMCE 2017 que “la calidad no puede reducirse a resultados en pruebas estandarizadas” y en ese sentido, es que se hace prioritario volcar la mirada a las necesidades que emergen al interior de la institución escolar y los apoyos que puedan brindarse al respecto. Es claro que los resultados no van a mejorar, y de esto tenemos varios años de experiencia, si no se atiende a otras variables que resultan clave cuando se aprende.

Justamente, los resultados más alarmantes que entrega SIMCE 2017 son aquellos referidos a la actitud frente al aprendizaje que tienen no solo los estudiantes, sino también los docentes y directivos. Este hallazgo nos permite evidenciar que para alcanzar el nivel de lectura que se espera en 4to básico, no es suficiente para un niño (a) invertir un alto número de horas “aprendiendo” a diferenciar tipos textuales, hacer inferencias, comprender el significado de una palabra, si en este tiempo –por ejemplo– aprende que el error es fuente de fracaso y no de aprendizaje.

¿Cómo generar espacios en que ayudemos a niños y niñas a entender que las habilidades se pueden desarrollar?, ¿cómo estructuramos experiencias de aprendizaje en las que ellos consideren el error como una posibilidad para remirar cómo están aprendiendo? Estas preguntas básicas nos invitan tanto a directivos como a docentes, a reflexionar sobre las prácticas pedagógicas que implementamos al interior de las aulas. ¿Qué tanto diseñamos espacios de aprendizaje en donde lo relevante es obtener una nota máxima, o la imperiosa necesidad de aprobación y en donde existe poca atención al proceso que los niños y niñas llevan a cabo para aprender? ¿Cómo pensamos debiese ser esta nueva forma de enseñar?, ¿Qué cambios, a nivel escuela, se requieren para poder apoyar al niño en la construcción de actitudes positivas frente a su aprendizaje?

Para atender a los procesos, la comunidad educativa –director, educadores- debiesen pensar en el diseño de experiencias educativas en las que se enseñe a los niños y niñas a asumir retos y dificultades, a entender cómo aprenden, a reconocer para sí y en conjunto con otros, cuáles son aquellas estrategias que les permitió construir una respuesta, qué les funcionó y qué no, debatir en pequeños grupos, etc. Hacer esto, requiere de liderar procesos pedagógicos reflexivos al interior de la escuela que permitan visibilizar cuáles son aquellas concepciones de enseñanza-aprendizaje que tenemos, y qué tan cercanas o lejanas están de acompañar a los niños y niñas en la construcción de actitudes positivas frente a su aprendizaje. Los resultados que arroja el SIMCE 2017 nos debería llevar a pensar sobre ¿cómo les enseño a mis estudiantes a aprender?, ¿cómo yo, docente, aprendo a enseñar en este ejercicio de enseñar a aprender?, ¿cómo yo directivo genero espacios en los que propicio esta reflexión en mi equipo pedagógico? Incluso, la invitación es a remirarnos como docentes y directivos y reflexionar sobre ¿cuáles son aquellas expectativas académicas que tengo de mis estudiantes?, y ¿cómo influyen en los procesos de aprendizaje?
Estoy convencida que los profesionales de la educación debiésemos tomarnos un tiempo para preguntarnos sobre cómo concebimos la enseñanza y el aprendizaje y cómo estas se encarnan en nuestra práctica pedagógica. Esta reflexión debiese empezar desde los primeros niveles educativos. Ciertamente, es en estos espacios en los que podemos ir apoyando a los niños y niñas en la construcción de una mentalidad de crecimiento, actitud para el aprendizaje que ya muestra resultados preocupantes a nivel de básica.

Ante este desafío, y en el marco del Centro de Desarrollo y Liderazgo Educativo, un equipo de investigadoras de la Universidad Alberto Hurtado trabajamos durante 2017 en una investigación que propone estudiar cómo el liderazgo pedagógico en jardines infantiles se ancla a formas particulares de concebir la enseñanza y el aprendizaje. Particularmente, cómo las creencias y significaciones que los directivos de jardines infantiles –JUNJI- poseen sobre aprender y enseñar, se vinculan a las decisiones y acciones que implementan desde el liderazgo pedagógico.

El estudio del liderazgo pedagógico en jardines infantiles es nuevo a nivel nacional y yo diría que a nivel Latinoamericano. Por ello, en el marco de esta investigación es un desafío el poder visibilizar cómo en educación inicial el liderazgo pedagógico de las directoras y sus equipos, se anclan en formas particulares de concebir la enseñanza y el aprendizaje en esta etapa y cómo estas pueden ayudar a construir comunidades de aprendizaje que favorecen el desarrollo de actitudes positivas frente al aprendizaje de los niños y niñas que indudablemente impactarán en niveles superiores como básica, media e incluso en el nivel universitario.

Piedad Cabrera-Murcia
Académica Departamento Pedagogía Inicial y Básica
Universidad Alberto Hurtado

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