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Cardenal italiano asegura que Pinochet engañó a Juan Pablo II durante visita Chile

Así lo aseguró Roberto Tucci, que durante años fue el organizador de los viajes papales, en una entrevista que publica hoy el vespertino de la Santa Sede «L’Osservatore Romano».


El fallecido dictador Augusto Pinochet engañó a Juan Pablo II durante la visita de éste a Chile en 1987 y con una estratagema le llevó hasta un balcón del Palacio Presidencial para aparecer los dos juntos ante los chilenos, lo que quería evitar el Papa Wojtyla.

Así lo ha asegurado el cardenal Roberto Tucci, que durante años fue el organizador de los viajes papales, en una entrevista que publica hoy el vespertino de la Santa Sede «L’Osservatore Romano».

Tucci contó que cuando se preparó el viaje de Juan Pablo II a Chile en 2007 se acordó con las autoridades chilenas «por precisa disposición del Papa», que no se asomaría el Pontífice junto a Pinochet a saludar a la gente desde el balcón de la Casa de la Moneda.

«Wojtyla era muy crítico con el dictador chileno y no quería aparecer junto a él», subrayó Tucci, que contó que durante la reunión privada que mantuvieron el Papa y Pinochet en el palacio, el séquito papal fue acomodado en una salita anexa y que él no quitaba ojo a la que se suponía única puerta que unía las dos salas.

«Sin embargo, con una acción estudiada, le hicieron salir al Pontífice por otra. Pasaron delante de una gran cortina negra, que estaba cerrada y Pinochet, según me contó después el Papa, furioso, le detuvo para enseñarle una cosa. La cortina se abrió de golpe y el Pontífice se encontró ante un balcón abierto, que daba a la plaza, llena de gente», recordó el purpurado.

Juan Pablo II -añadió- no pudo hacer otra cosa que aguantar al lado de Pinochet «y cuando se despidió de él -subrayó Tucci- le fulminó con la mirada».

El cardenal Tucci recordó también cuando Juan Pablo II se empeñó en rezar ante la tumba del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, en San Salvador, sin atender a la exigencia de las autoridades salvadoreñas que habían puesto como condición para la visita papal que no fuese a a la catedral.

Cuando el Papa llegó a la catedral, ésta estaba cerrada a cal y canto, pero Juan Pablo II dijo que de allí no se iba sin rezar ante la tumba de un obispo asesinado mientras celebraba misa. Al final lo consiguió, tras un tira y afloja con las autoridades.

Tucci recordó también la visita de Juan Pablo II a Cuba, en 1998 y destacó «la gran disponibilidad de las autoridades cubanas a dejar libre al Papa para hacer lo que deseara».

Como organizador de los viajes papales desde 1982, Tucci también recordó cuando Juan Pablo II fue obligado a colocarse un chaleco antibalas para poder viajar a Sarajevo en 1994 y el viaje que no pudo realizar a Hong Kong en 1994, por la oposición china.

«Otra desilusión» del Papa Wojtyla fue no poder visitar Irak tras la guerra del Golfo, al no garantizar las autoridades iraquíes su seguridad, señaló Tucci.

El cardenal también añadió a las «desilusiones» el fallido encuentro de Wojtyla con el patriarca ortodoxo Alexis II en Austria, tras la negativa del poderoso jefe de la Iglesia Rusa de encontrarse con el polaco, al acusar a la Iglesia Católica de proselitismo en territorios que consideraba de su tradicional influencia.

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