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Piñera responsabiliza a Frei del agotamiento de la Concertación

El empresario no comparte la opinión de quienes sostienen que Chile es un país de centroizquierda, ya que esa posición ha cambiado en el último tiempo y la mejor prueba es el 44% que sacó en la primera vuelta.


El abanderado de la derecha, Sebastián Piñera, alaba a la coalición de Gobierno por el aporte que hizo en la recuperación de la democracia, pero al mismo tiempo la critica y responsabiliza de su agotamiento a Eduardo Frei por no anticipar y enfrentar la crisis asiática.

“La Concertación hizo un gran aporte para recuperar la democracia. En eso yo participé activamente. También permitió hacer una transición con sabiduría y consenso: logró consolidar la democracia, la economía social de mercado, la recuperación de una sana convivencia nacional, particularmente durante el gobierno de Aylwin. Pero se empezó a agotar a partir de 1998. Tengo muy clara la fecha”, sostuvo en una entrevista publicada en La Tercera.

“Fue cuando Eduardo Frei no fue capaz de anticipar ni mucho menos enfrentar la crisis asiática. Ahí se inicia un ciclo negativo. La Concertación de los 90 tenía un proyecto, una misión, unidad, vocación de servicio público. Todos esos valores se han debilitado. Es lo que suele ocurrir cuando se permanece demasiado tiempo en el poder. Igual que en 1988 yo sentía que Chile necesitaba un cambio urgente -y me jugué por el No en el plebiscito-, siento que hoy el país necesita un cambio para inaugurar una nueva forma de gobernar, de mayor eficiencia, de fijar prioridades más cercanas a las necesidades de la gente. Chile requiere otra transición. Tuvimos la transición a la democracia y ahora tenemos que hacer la de un país subdesarrollado a uno desarrollado”, agrega.

Sobre la opinión de algunos respecto a que Chile es un país de centroizquierda, Piñera afirma que “eso ha cambiado. Cuando ahora se pregunta en las encuestas, hay un virtual empate entre quienes se definen de centroizquierda y centroderecha. Antes eso no ocurría. Hay que tomar en cuenta que el régimen militar terminó hace 20 años. La mejor prueba es que sacamos un 44% en la primera vuelta”.

¿Derecha liberal o derecha conservadora?

El inversionista también hace una revisión a los más de 50 años en que su sector no ha ganado una elección presidencial, señalando que “después de Jorge Alessandri -que no ganó con mayoría- vinieron una sucesión de experimentos utópicos, excluyentes, que querían partir de cero. La Revolución en Libertad de Frei Montalva, el socialismo a la chilena de Allende y, después, el régimen militar. Cuando se restablece la libertad, en 1989, era natural -por la historia del régimen militar y sus atropellos a los derechos humanos- que viniera una corriente a favor de quienes más lucharon por recuperar la democracia, que fue la Concertación. Pero ese fenómeno se ha ido debilitando y creo que hoy los chilenos están con su mirada más volcada al futuro que al pasado”.

Además, menciona que no se encuentra en la política para defender a los empresarios, respondiendo así a los cuestionamientos que le hacen sus adversarios y especialmente a su sector por mantener el control en diversas áreas de la vida pública.

“En primer lugar, el principal poder en Chile sigue siendo el Estado, que se ha mantenido en manos de la Concertación los últimos 20 años. No estoy en política para defender a los empresarios. No me parece una causa noble defender los intereses de los poderosos. Insisto: los que han concentrado el poder -y en forma muy abusiva en los últimos 20 años- han sido los de la Concertación. Y no porque hayan ganado las últimas cuatro elecciones. Eso es parte de la democracia. El problema está en que la Concertación ha convertido el ejercicio del poder en sacar dividendos en beneficio propio, lo que se ha traducido en cuoteo político, corrupción e ineficiencia. Es la peor forma de concentración del poder. Lo que está en juego en esta elección es combatir en forma más eficaz la desigualdad -que ha  crecido en los últimos 20 años- y cómo mantener redes de protección social y al mismo tiempo ofrecer más oportunidades”, precisa.

El abanderado de la Coalición por el Cambio también rechaza los cuestionamientos referidos a que un eventual triunfo en la segunda vuelta significaría un triunfo de la derecha conservadora, ya que sostiene que en su candidatura convergen ambas posiciones en busca de un objetivo común.

“Establecer una línea rígida y poner a un lado a los conservadores y al otro a los liberales es un tanto artificial. Todos tenemos algo de liberal y algo de conservador. Soy muy liberal en materia de libertades individuales y derechos civiles. Pero siento que soy conservador en la valoración de la vida, lo que me hace contrario al aborto y a la pena de muerte.  No hay sólo dos almas en la centroderecha, hay muchas. Es natural, por lo demás: no somos un convento ni un regimiento. Pero es cierto que ha habido una tremenda evolución. Esas almas que al principio eran irreconciliables, han tendido a converger. Respecto de lo que mi victoria significaría, lo pondría de otra manera: significará la coronación de un proceso de convergencia de estas dos o más almas que, si bien subsisten y van a subsistir siempre, han encontrado puntos de encuentro. Pero recordemos que el año 1989 fui electo senador por Santiago Oriente compitiendo con Hermógenes Pérez de Arce, que representaba una centroderecha más ligada al régimen militar. Por lo tanto, desde el principio obtuve mayoría en la centroderecha”, arguye.

Lavín vs Chahuán

Lo primero en aclarar, durante la entrevista, son sus dichos respecto a que los candidatos al Parlamento que perdieron sus elecciones no tendrían cargos políticos en un futuro gobierno suyo.

Respecto a este punto, Piñera afirma que si una persona que no logró un sillón en el Congreso y tiene lo méritos, “perfectamente puede ser llamado al gobierno”.

“Tengo mucho aprecio por las cualidades de Joaquín Lavín y Rodrigo Álvarez. Pero no tiene sentido hablar de nombramientos antes de la elección”, explicó.

Asimismo, dentro de su análisis sobre la derrota de Lavín sostiene que se debe a tres factores: el primero al desgaste natural del UDI y segundo al tema regional, ya que “Francisco Chahuán era de la zona y Lavín no. Tercero, Chahuán fue un gran diputado y un gran candidato”.

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