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Coloma: hombre muerto caminando

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Aunque un alto porcentaje de consejeros gremialistas hizo la apuesta de colocarlo por segunda vez a la cabeza del partido, lo cierto es que a estas alturas la evaluación no es buena. La intervención de los coroneles, que lo dejaron solo un buen tiempo, constituye tanto interna como externamente una clara señal de que hay que volver al orden y de que el senador no dio el ancho para dirigir a la UDI en su primer año como colectividad de gobierno.


Desde el 21 de agosto ha pasado mucha agua bajo el puente en la UDI. Casi siete meses después de que Juan Antonio Coloma asumiera la dirección del partido, para un segundo período y tras una dura campaña interna, el escenario del gremialismo ha cambiado. Si bien el timonel ganó la contienda a José Antonio Kast con una holgada mayoría, eso nunca constituyó un apoyo ciego o un cheque en blanco. Ello, porque si su primer periodo fue puesto a prueba con la instalación del gobierno; el segundo ha sido permanentemente monitoreado por los mismos que lo subsidiaron con su voto en la última elección. Y lo cierto es que en este último tiempo, el presidente gremialista ha logrado superar algunos conflictos como un hábil equilibrista; pero la suerte se le está terminando. Aunque han sido varios los elementos que han contribuido a que se incremente el malestar en el gremialismo, el hito clave fue el primer cambio de gabinete.

Las expectativas generadas en la UDI crecieron de forma directamente proporcional al tiempo que Sebastián Piñera se tomó para concretar el cambio. Por lo que la decepción también fue profunda. Las secuelas golpearon al timonel, por haber llevado sobre sus hombros la responsabilidad de la negociación con el gobierno. El hecho de que el senador Pablo Longueira haya quedado, una vez más, fuera del gabinete constituyó un duro revés para el partido y por algunos incluso fue asumido derechamente como una afrenta del mandatario hacia la tienda. Una fuente de calle Suecia no se explica el razonamiento de La Moneda para no designar a Longueira y recuerda que en el gabinete original no se le incluyó, porque “según Piñera no quería poner políticos y menos presidenciables y ahora que se dio cuenta que no podía trabajar sin políticos y que su gabinete está lleno de candidatos, tampoco lo incluye”.

Este análisis es más común dentro de la UDI de lo que se reconoce fuera del partido. Por lo que la conclusión que recorre en sordina los pasillos de la casona de calle Suecia es que “Coloma no se la jugó, no más, por Pablo. Él es el culpable de que el gobierno no nos pesque, salvo cuando está en un cacho y espera que nosotros lo saquemos. Como cuando casi se les cae algún proyecto en el Congreso”. En conclusión, no son pocos los que tienen la convicción de que la UDI no le ha sacado partido a la sociedad con Piñera. Lejos de eso, molesta que el timonel de la colectividad esté siempre dispuesto a ser el que ayude a La Moneda en los aprietos más complicados, aún cuando eso le signifique costos internos, afirma un parlamentario, aludiendo al caso Van Rysselberghe.

En el partido admiten que esta segunda gestión de Coloma partió con “ripios”, porque la nueva directiva no tiene la potencia que necesita una colectividad como la UDI. Dicen que las únicas figuras fuertes, además del timonel, son el secretario general Víctor Pérez y el vicepresidente Andrés Chadwick. Y la cercanía familiar de este último con el Presidente de la República más que facilitar, complica las decisiones que se deben tomar como partido. Los más duros críticos a la forma como se generó la actual directiva hablan de “debilidad estructural”. Pese a ello, o por lo mismo, toda la responsabilidad de los errores de manejo político se le cobran a Coloma. Y aunque en directiva partidaria se defienden asegurando que la idea era incorporar a las nuevas generaciones a la mesa -que si no se hacía ahora cuándo- lo cierto es que los políticos menos avezados que integran la directiva, tienen poco o ningún poder en la toma de decisiones.

Los coroneles al frente

Por otra parte, está el hecho evidente de que Coloma no ha contado con el apoyo irrestricto de los coroneles, con el que sí contó la mayoría de sus predecesores. Todo indica que después de asegurarle el triunfo se replegaron a los cuarteles de invierno. Los que abandonan esporádicamente, intencionadamente o no, sólo para complicar aún más al jefe del partido. Un dirigente explicaba este fenómeno, señalando que “está todo bien. Lo que pasa es que la mesa va por un carril y el núcleo duro de la UDI por otro. No son la misma cosa”. El punto, dice un parlamentario cuando se le comenta esta explicación, es que esa es una clara señal del problema que existe, porque la directiva y el núcleo duro, aludiendo a los coroneles y a los históricos del partido, “deberían estar todos en el mismo carril”.

[cita]Una fuente incluso llega a plantear que la actual, encabezada por Coloma, es “la directiva con menor peso político de toda la historia del partido” y que ha actuado en consecuencia, pues entre muchas otras cosas se le critica “la falta de capacidad para tomar decisiones”.[/cita]

Así, el cambio de gabinete; el caso Van Rysselberghe; el reemplazo de la ex senadora y actual ministra del Trabajo Evelyn Matthei; la polémica por la sucesión en la comuna de La Florida, tras la renuncia del PS Jorge Gajardo; todos le han generado problemas internos al timonel y esos son sólo los grandes hitos de esta segunda gestión. Pero lo más fuerte es que no son pocos los militantes gremialistas que se quejan de que, en estos meses, el partido ha ido perdiendo su identidad.

En el partido comentan, incluso, que durante el matrimonio de uno de sus hijos, el pasado 05 de marzo, “había muchos políticos y parlamentarios invitados y casi todos aprovecharon esa oportunidad para pedirle a Pablo que se hiciera cargo del partido. Que asumiera su responsabilidad, como líder de la UDI, para resolver lo que estaba pasando”. Asimismo, se comenta que hay gente del entorno de Longueira que ha estado tratando de generar  “algún tipo de grupo que le vuelva a dar al partido el sentido de UDI popular”. Eso porque otra de las muchas críticas es, justamente, que la tienda ha perdido su identidad de popular.

A los actuales dirigentes de la UDI les cuesta asumir la difícil situación que atraviesa el partido de la mano de Coloma. Algunos, como el secretario general, intentan bajarle el perfil a la crisis, darle un cierto matiz de normalidad, pero lo cierto es que ésta es tan complicada que el propio Longueira se decidió a intervenir. El miércoles 16 antes del almuerzo y reunión de bancada, se reunió a solas con el timonel gremialista, cita en la que le habría hecho ver la situación y la necesidad de darle un giro.

Mismo diagnóstico que hizo público horas más tarde en una entrevista concedida al Diario Financiero. “La UDI es un partido que históricamente ha tenido una conducción muy fuerte y, en general, es un partido que le gusta ver mucha unidad y coherencia en la conducción. Si eso se pierde de alguna forma, se crean vacíos que se llenan con conductas que van dañando una fortaleza muy importante de la UDI, ser un partido muy monolítico, con posiciones políticas maduras. Creo que lo que hace falta es volver a tener esa convivencia interna que creaba estas fortalezas. Muchas veces, más aún cuando hemos asumido el gobierno, descuidamos la convivencia interna y creo que hay que volver a invertir mucho tiempo en esa convivencia. (…) Lo que hace falta es que la UDI vuelva a planificar un proyecto común que nos una, motive y nos cautive a todos porque, de lo contrario, empiezan aflorar naturalmente las posiciones personales, los caminos propios, y eso daña la institución.”, explica Longueira.

¿De vuelta al orden?

Y su diagnóstico ha sido ratificado in situ. A Coloma le ha costado mantener el orden interno. Y no ha sido precisamente la disidencia la que le ha generado más problemas en estos últimos meses. En la tienda se le critica la falta de “coraje” para enfrentar las salidas de libreto de figuras tan relevantes como  los senadores Jovino Novoa, Hernán Larraín y el propio Longueira. Siendo Larraín el más duro en sus críticas, ganándose incluso el mote de “díscolo”. La posición adoptada por el también ex timonel no sólo complica a la UDI internamente, sino también en su relación con el gobierno, donde no comprenden la actitud del senador gremialista y menos “considerando que su señora es ministra”, se lamenta una fuente de Palacio. En la UDI creen que el impasse entre la ministra Magdalena Matte y la intendenta de la Octava Región, Jacqueline van Rysselberghe, ha influido en la postura más crítica asumida en estas semanas por Larraín.

Al punto que el fin de semana antepasado, efectuó declaraciones en las que no sólo critica la relación del gobierno con los partidos, sino también la dirección de Coloma al señalar que “el error de mi partido fue defender a Van Rysselberghe a toda costa. Incluso alguien llegó a decir que lo que ella había hecho era una ‘manera ingeniosa de resolver los problemas’, como si el fin justificara los medios”, ese alguien al que aludía el parlamentario era, ni más ni menos, que el presidente de la UDI, Juan Antonio Coloma. Aunque esa entrevista no fue tan replicada, sí causó efecto en la UDI y en La Moneda. Luego, durante la semana, Larraín renunció a la jefatura de bancada que ostentaba, y quedó abierta la posibilidad de que Longueira, efectivamente, asuma un liderazgo en medio de la crisis, pues es su nombre y el de Andrés Chadwick lo que se barajan.

Lo cierto es que, como nunca antes, hay visiones muy diversas al interior de la tienda, pero todas confluyen en que el timonel no lo ha hecho bien. Una fuente incluso llega a plantear que la actual, encabezada por Coloma, es “la directiva con menor peso político de toda la historia del partido” y que ha actuado en consecuencia, pues entre muchas otras cosas se le critica “la falta de capacidad para tomar decisiones”. Mientras que una fuente oficialista admite que el partido está pasando por  “un período de fuerte reflexión, hay un debate interno, que no se pudo hacer el año pasado, por la excesiva preeminencia del Presidente de la República por sobre los partidos”, pero aclara que eso en ningún caso “pasa por un cambio de directiva”.

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