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Cecilia Morel sueña con un Chile más justo pero no piensa en carrera política

La primera dama es consciente de que Chile vive momentos de «efervescencia social», como las multitudinarias manifestaciones de estudiantes que reclaman una mejor educación, los ciudadanos que exigen mayores oportunidades para sus regiones o quienes están preocupados por el deterioro del medio ambiente.


Cecilia Morel, esposa del Presidente, Sebastián Piñera, confesó en una entrevista con Efe que sueña con un país más justo que en pocos años supere la pobreza, pero aseguró que no pretende iniciar una carrera política.

«No es que no se me haya pasado por la cabeza, sino que no va con mi personalidad», responde al ser cuestionada por su eventual participación en la actividad política.

«De trabajar, lo haría a través de las fundaciones, en algo con naturaleza social; pero definitivamente en la política, no. Con uno basta», afirma riendo.

Cecilia Morel Montes (57 años), licenciada en Familia y Relaciones Humanas, está casada desde hace 37 años con Sebastián Piñera, con quien tiene cuatro hijos y de quien «siempre ha sido el apoyo fundamental», según dicen los que la conocen.

Sin embargo, esta es la primera vez que trabajan juntos. A pocos metros del despacho de su esposo, la primera dama tiene una oficina desde la que coordina sus actividades como embajadora del programa «Elige vivir sano», con el que pretende que los chilenos -que padecen un elevado índice de obesidad- adquieran hábitos de vida más saludables.

Para lograrlo, Morel no ha dudado en echar mano de personalidades del mundo deportivo, como el arquero de la selección española, Iker Casillas, o los concursantes del popular programa de la televisión chilena «La dieta del lagarto», en el que los participantes se proponen bajar de peso bailando.

Pero en este año y medio que lleva en el palacio de La Moneda también le ha tocado lidiar con situaciones difíciles, como la devastación causada por el terremoto que asoló gran parte de Chile apenas doce días después de que su esposo asumiera la presidencia o el accidente minero que sepultó a 33 trabajadores en un yacimiento del norte.

«Me emocionó la reacción de mi marido; él siempre estuvo convencido de que los iba a encontrar con vida», recuerda con ternura.

Cecilia Morel estuvo en varias ocasiones con las familias de los mineros, apoyándolas en los difíciles momentos en que se temía una tragedia y también cuando fueron localizados a 700 metros de profundidad y finalmente rescatados.

«En medio de la incertidumbre y la angustia me impactó la solidaridad tan fuerte que había entre las familias de los mineros, que se desplazaron hasta el yacimiento y decidieron instalar un campamento» con la esperanza de recuperar a sus seres queridos.

«En esas circunstancias no hay diferencias políticas ni de ningún otro tipo; uno se une al ser humano», explica Cecilia Morel, quien confiesa que en aquel trance le ayudó mucho la labor de orientadora familiar y juvenil que inició hace años.

Cuando regresó con su esposo de Estados Unidos, en plena dictadura militar, Morel comenzó a trabajar con familias de sectores vulnerables y jóvenes encarcelados, y también colaboró con la Comisión Justicia y Paz del Arzobispado de Chile.

En 1989 creo la Fundación Mujer Emprende y actualmente preside media docena de organizaciones altruistas dedicadas a la familia, las mujeres, los niños, la cultura, el patrimonio y la educación.

La primera dama es consciente de que Chile vive momentos de «efervescencia social», como las multitudinarias manifestaciones de estudiantes que reclaman una mejor educación, los ciudadanos que exigen mayores oportunidades para sus regiones o quienes están preocupados por el deterioro del medio ambiente.

Aunque percibe «una especie de crispación», elogia el hecho de exista «una profunda conciencia ciudadana de los problemas que aquejan al país».

«Es un efecto de la maduración de nuestra democracia», asegura la esposa del presidente Piñera. «Hace veinte años, todos estábamos un poco temerosos de qué iba a pasar», agrega.

«Pero ya hemos pasado por todas las variables», el primer presidente socialista después de Salvador Allende (Ricardo Lagos), la primera mujer presidenta (Michelle Bachelet) y un nuevo gobierno después de veinte años de la Concertación.

«Hemos dado muestras de nuestra fortaleza institucional, de la credibilidad de nuestras autoridades, de la transparencia con la que cada vez más se gobierna; nuestra confianza en la gobernabilidad ha aumentado y eso permite un mayor empoderamiento de la ciudadanía», afirma.

Pero por encima de protestas y reivindicaciones, Cecilia Morel defiende la labor de la administración que encabeza su marido.

«Este gobierno ha sido muy valiente, ha enfrentado reformas de las que se venía hablando hace mucho tiempo pero que hasta ahora no se habían concretado», como es el caso de la educación, sostiene.

Cree que el principal logro al final de esta presidencia sería que Chile superara la brecha de desigualdad y avanzara en las reformas institucionales que demanda la ciudadanía.

«Pero tenemos que dar muestras de que somos una clase política sana, porque una democracia sana -recalca- no puede funcionar con una clase política enferma».

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