La intervención de los espacios públicos ha sido clave para que el movimiento estudiantil consiguiera el beneplácito de la ciudadanía y lograran romper la asociación de sus manifestaciones a enfrentamientos con carabineros y a desmanes. Bajo esa lógica han copado las redes sociales y se han volcado a las calles para difundir información sobre sus planteamientos.
En centros comerciales, vehículos de locomoción colectiva, actividades deportivas y hasta en programas de televisión han aparecido estudiantes con sus carteles exigiendo cambios que garanticen calidad y equidad en la enseñanza. Esta jornada hubo grupos de estudiantes desplegados en el Paseo Ahumada y en el Metro de Santiago.
La intervención de los espacios públicos ha sido clave para que el movimiento estudiantil consiguiera el beneplácito de la ciudadanía y lograran romper la asociación de sus manifestaciones a enfrentamientos con carabineros y a desmanes.
Un 81,9% de los chilenos simpatiza con las demandas de los estudiantes, según una encuesta de Imaginaccion difundida esta semana. El primer paro por la educación se realizó el 12 de mayo de este año y congregó a unas 15 mil personas en un evento en el centro de Santiago. La manifestación que convocaron secundarios, universitarios y profesores el 30 de junio pasado reunió en todo Chile a 400 mil personas según cifras de los organizadores.
Los estudiantes han logrado organizarse para plantear sus demandas por mejoras en el sistema educativo, las cuales han difundido en redes sociales, en novedosas protestas masivas, como el flashmob de Thriller, la “Besatón por la Educación” y la playa instalada frente al Mineduc para invitar al ministro Joaquín Lavín a tomarse vacaciones.
Además de estas actividades, los estudiantes en paro o con sus establecimientos tomados, han copado las redes sociales y se han volcado a las calles para difundir información sobre sus planteamientos cuya piedra angular es la “recuperación de una educación pública de calidad”, según el petitorio de la Confech.
