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La UDI entre las sonrisas y las sospechas

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Aunque en la forma fue un cambio de gabinete importante el que ayer realizó el Presidente Sebastián Piñera -en ocho carteras-, en el fondo sólo constituyó un ajuste ministerial. Si bien generó mucho ruido, el mandatario no modificó lo realmente importante y que era lo que le exigían desde la tienda aliada: el diseño que centra el poder en él mismo y su ministro del Interior.


La fuerte presión que ejerció un sector de la UDI, hasta última hora, sobre el Presidente Sebastián Piñera para provocar la salida de Rodrigo Hinzpeter no causó el efecto esperado. Lejos de eso, el mandatario aguantó y pagó el costo de mantener el poder político y la toma de decisiones dentro de un pequeño núcleo de confianza, liderado por el titular de Interior, integrando a Pablo Longueira a una cartera que hasta ahora al menos había pasado sin pena ni gloria. Y aunque la mayoría del gremialismo aplaude el gesto del jefe de Estado hacia la tienda de calle Suecia, un grupo más pequeño observa con suspicacia su maniobra: porque estima que si no cambia la forma de tomar las decisiones al interior de la administración, nada asegura que la actual situación mejore.

Y tal parece que quienes tienen dudas acerca de qué tan profundo haya sido el cambio de gabinete estarían en lo cierto. El cientista político José Viacava sostiene que “no sacar a Hinzpeter es no cambiar el diseño” político con que se ha gobernado en estos primeros 15 meses. Ello, porque a su juicio lo que hizo el mandatario ayer fue “cambiar a los jugadores, pero sus reemplazos entraron a jugar en las mismas posiciones, la misma estrategia de juego y la misma dirección técnica”. Aún más, Viacava, asegura que ayer Piñera “le puso la lápida al discurso del cambio”, porque, entre otras cosas, se vio en la obligación de apuntalar al equipo con figuras políticas que tuvo que sacar del Senado.

Si bien finalmente el gremialismo logró cumplir una de sus más grandes aspiraciones como era incluir en el gabinete a dos de sus figuras más potentes, particularmente a Longueira, la real ambición del partido era que este último llegara al equipo de La Moneda. Y no fue así. En esta línea, Viacava explica que a partir del cambio de gabinete y el ingreso del ex senador al team ministerial, el gremialismo “hipotecó en el gobierno todo su capital político”, lo que es un riesgo si la situación que provocó los cambios no se revierte. Es por ello que el experto insiste en que la tienda de Juan Antonio Coloma “se está jugando el pellejo” en esta pasada.

En cambio uno de los vicepresidentes de la colectividad, el recién llegado a Chile Julio Dittborn, asegura que no hay tales riesgos. Defiende la posición en que quedó su partido después del tan esperado cambio. Dice que antes “no teníamos figuras de tonelaje político en el gabinete y ahora sí” e incluso advierte que la UDI siempre ha sido parte del gobierno por lo que plantear ahora que si le va mal a la administración de Piñera su partido deberá asumir también los costos es una “una ingenuidad, una frescura”, porque los costos se asumirían de cualquier forma siendo parte del gobierno, subraya.

[cita]El actual escenario, creen en RN, además de proteger a las eventuales cartas presidenciales de ambos partidos de la coalición –listado al que agregan a Felipe Bulnes- deja a todos conformes. Pero, como plantea un parlamentario, “ganamos la madre de todas las batallas a la UDI: se mantiene el poder en Hinzpeter”. Y un pequeño pero importante sector del gremialismo lo sabe muy bien.[/cita]

Desde RN observan con tranquilidad el cambio de gabinete. Sobre todo, porque están concientes de que el Presidente trató de generar un equilibrio interno a pesar del ingreso de Longueira. De hecho, festejan el que Fernando Echeverría haya llegado a la cartera de Energía, por dos razones: porque no lo estaba haciendo bien en la intendencia y porque es militante del partido. También estiman que el ingreso de Longueira lo va a neutralizar de alguna manera y apuestan a que las temibles salidas de libreto que generaban enormes ruido al interior del pacto cuando era senador, ya no se repetirán. Una fuente de la casona de Antonio Varas resume el sentimiento que albergan en la tienda recurriendo a un refrán: “A los amigos cerca y a los enemigos más cerca”.

En Renovación festejaron la permanencia de Hinzpeter a la cabeza del gabinete, aún cuando el titular de Interior no es particularmente querido en la tienda. Pese a que no ha generado grandes afectos en su partido, la colectividad se cuadró detrás de su defensa, porque el respaldo al secretario de Estado implicaba de paso no darle la razón a sus socios, quienes lo sometieron a permanentes y públicos ataques. En ese sentido, en Antonio Varas están concientes de que a sus aliados les complica la influencia del jefe de gabinete en la administración Piñera y también de que su salida hubiera significado un triunfo que RN no estaba dispuesto a entregarle en bandeja a la UDI.

El actual escenario, creen en RN, además de proteger a las eventuales cartas presidenciales de ambos partidos de la coalición –listado al que agregan a Felipe Bulnes- deja a todos conformes. Pero, como plantea un parlamentario, “ganamos la madre de todas las batallas a la UDI: se mantiene el poder en Hinzpeter”. Y un pequeño pero importante sector del gremialismo lo sabe muy bien.

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