La vocera de la Confech se mostró satisfecha con las más de 100.000 personas que se sumaron a la convocatoria que reunió a universitarios, estudiantes secundarios y representantes del Colegio de Profesores. En tanto, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, afirmó que los destrozos y demanes ocurridos después de la manifestación demuestran que los dirigentes «no tienen el control de las marchas y ello obliga a que las fuerzas de Carabineros tengan que resguardar los derechos de otros compatriotas». [Actualizada]
Un positivo balance hizo este lunes la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Vallejo, de la marcha realizada en el centro de Santiago y que congregó a más de 100.000 personas en el marco del denominado «Paro Nacional por la Educación».
La dirigente, que actúa como una de las voceras de la Confech, demarcó además al movimiento estudiantil de los posteriores hechos de violencia que se registraron después de la manifestación en el sector del Parque Almagro y la calle Nataniel Cox, que fueron protagonizadas por grupos de encapuchados que atacaron un edificio de departamentos y quemaron dos vehículos.
«Rechazamos todos los actos de violencia que se han suscitado después de la marcha pacífica y exitosa que hemos tenido en la jornada de hoy», escribió Vallejo en su cuenta de Twitter.
La marcha que partió alrededor de las 11:00 horas desde la Alameda, en el sector de Estación Central, se desarrolló con absoluta normalidad en su desplazamiento hacia el Parque Almagro, en medio de coreografías, y con estudiantes portando pancartas y en algunos casos luciendo llamativos disfraces.
Mientras los estudiantes dieron cuenta de unos 150.000 asistentes, Carabineros cifró en 100.000 la adhesión a la actividad, que de paso demostró que las movilizaciones estudiantiles, pese a que llevan más de dos meses, no da señales de agotamiento.
Camila Vallejo, a través de la misma red social, dijo que los estudiantes estaban ahora a la espera de una nueva propuesta por parte del ministro de Educación Felipe Bulnes, y que esperaba que esta se entregara este miércoles.
Los hechos de violencia más importantes se iniciaron en el Paseo Bulnes, donde un grupo de jóvenes que se descolgó de la marcha se enfrentó con los efectivos de Carabineros desplegados en el lugar, a los que lanzarpon no solo piedras, sino que señales de tránsito y los asientos públicos que poco antes habían arrancado de cuajo, resppondiendo los efectivos policiales con sus carros lanzaaguas y lanzagases.
Los desórdenes se trasladaron posteriormente una cuadra más hacia el poniente, a Nataniel Cox, donde encapuchados bloquearon el tránsito y quemaron dos vehículos que permanecían estacionados. No conformes con ello, arremetieron contra los ventanales de un edificio de departamentos, ocasionando graves daños.
Para el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, los disturbios ocurridos al término de la marcha demuestran que los dirigentes no tienen el control de las manifestaciones, por lo que los instó a reflexionar sobre lo ocurrido.
«Quisieron marchar una vez más y nuestra Intendencia les dio autorización en el recorrido que se convino. Sin embargo, los resultados han demostrado una vez más que, desafortunadamente, ellos no tienen el control de las marchas y ello obliga a que las fuerzas de Carabineros tengan que resguardar los derechos de otros compatriotas», afirmó.
Agregó que «»los resultados de hoy deben llamar a reflexión al país entero, especial y particularmente a los dirigentes estudiantiles y al Colegio de Profesores, porque aquí lo que se trata, no nos olvidemos nunca, es de cómo mejoramos la calidad de nuestra educación».
Finalmente, afirmó que «cuando uno llega a un punto en el que ha planteado sus demandas cuando hay un gobierno que se ha abierto, con una agenda importante, que considera parte significativa de sus planteamientos, cuando hay un Congreso que está con puertas abiertas para que sea allí, que es el lugar por esencia de nuestra democracia, para discutir este tipo de temas, creo que ha llegado el momento de que ellos reflexionen hasta qué punto las marchas están siendo dañinas para nuestra convivencia social».
