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Carta abierta de Carlos Larraín a Cristobal Bellolio

“Patrón de fundo”: aparte de que desplegarlo implica tragarse la dialéctica marxista (que sí es prejuicio) tiene una connotación negativa. ¿Te gustaría que yo dijera que “Bellolio es un mesocrático urbano”? No creo, porque sería desconsiderado de mi parte.


Estimado Cristóbal:

Leí una entrevista tuya en El Mostrador. Me pregunto si me conoces lo suficiente como para descartarme así, de plano. Extraigo algunas calificaciones, a lo menos livianas, que haces:

– “Patrón de fundo”: aparte de que desplegarlo implica tragarse la dialéctica marxista (que sí es prejuicio) tiene una connotación negativa. ¿Te gustaría que yo dijera que “Bellolio es un mesocrático urbano”? No creo, porque sería desconsiderado de mi parte.

– “Desprecia a los adversarios”: converso con todo el mundo, me expongo a las preguntas que cualquier periodista formule en condición más que de igualdad, de inferioridad. ¿No será que te incomoda que mi discurso cuestiona un poco a las personas que, como tú, se sienten dueñas de la cultura contemporánea?

[cita]Cuando quieras nos juntamos a conversar o a debatir –en el ámbito que desees- la materia que te interese. De paso, no he desestimado ni en privado ni en público las acusaciones a sacerdotes homosexuales. Al contrario, debes informarte mejor antes de fulminar prejuiciosamente.[/cita]

– Que no acepte el matrimonio entre personas del mismo sexo no significa que no respete a los homosexuales. Tu alusión es una ofensa gratuita. ¿Dónde queda la famosa tolerancia “liberal”?

– “Lleno de prejuicios (Larraín)”: ¿Cómo andamos por casa? Cuando se adjetiva tanto en referencia a una persona, es que el raciocinio intelectual no ha sido decantado.

Cuando quieras nos juntamos a conversar o a debatir –en el ámbito que desees- la materia que te interese. De paso, no he desestimado ni en privado ni en público las acusaciones a sacerdotes homosexuales. Al contrario, debes informarte mejor antes de fulminar prejuiciosamente. En todo caso, estimo que no debieras usar ese adjetivo para descalificar, ni siquiera a sacerdotes que, en tu imaginario, encarnan el prejuicio y la oscuridad.

Te incluyo un artículo mío que se publicó en “El Mercurio” el domingo 13 pasado. Contiene algunas ideas que pueden ser de interés, aún viniendo de un huaso tierroso.

Atentamente,

Carlos Larraín Peña

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