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Eduardo Mondaca califica como una “burla” que Piñera diga que compró Tantauco por “amor a la naturaleza” Doctor en Ciencia Política del Centro de Estudios Sociales de Chiloé

Eduardo Mondaca califica como una “burla” que Piñera diga que compró Tantauco por “amor a la naturaleza”

El autor de la investigación titulada “Los despojados por el conservacionismo: el caso del pueblo Williche de Chiloé” sostiene que la compra de hectáreas en Chiloé ”es instrumentalizar a la naturaleza como un lavado de imagen para prácticas político-económicas profundamente extractivas”, y agrega que preservar y conservar esa naturaleza sin sus habitantes “es un acto violento”.


Tras conocerse de la compra de 118 mil hectáreas en Chiloé a través de una empresa offshore en Panamá, el ex Presidente Sebastián Piñera se defendió: “Fue un acto de amor por la naturaleza». Además, agregó que sus intenciones eran preservar y conservar dichos espacios.

Una tesis muy distinta a la que sostiene el Doctor en Ciencia Política del Centro de Estudios Sociales de Chiloé, Eduardo Mondaca, quien descarta que el Parque Tautauco sea la forma más eficaz para cuidar de la naturaleza.

“Considero que es un método totalmente inadecuado. Preservar y conservar esa ‘naturaleza sin sus habitantes’ es un acto violento. A mi parecer, el Parque Tantauco se instaló y opera desde una matriz totalmente colonial. El desplazamiento de pueblos indígenas -como el Williche por parte de este tipo de Conservacionismo- es una cuestión relacionada directamente con la colonialidad del patrón de poder vigente”, afirma.

-¿Por qué sostuvo que el proyecto del Parque Tantauco es violento y antidemocrático?

-Porque, a mi parecer, el Parque Tantauco representa el punto zenit de la negación de los derechos territoriales del Pueblo Williche de Chiloé. Es despojo disfrazado de conservacionismo. Todo conservacionismo debería guiarse por el reconocimiento del otro/a como un legítimo otro/a en la convivencia territorial, y el Parque Tantauco representa justamente lo contrario. Aprovechándose del despojo histórico al Pueblo Williche de Chiloé, no reconociéndolo y consolidándolo. Es más, disfrazándolo y vendiéndolo. Todo conservacionismo debería ejecutarse por canales democráticos, con todos los actores sobre la mesa y con la variable histórica bien presente, y no a través de la imposición y el abordaje simplista de problemáticas histórico-territoriales complejas. Claramente es necesario avanzar en la protección del bosque nativo y demás ecosistemas vitales para el archipiélago, sin embargo esto debiera hacerse –en todo momento- a través de vías democráticas que contemplen un debate territorial pertinente y justo, más aún cuando se trata de un gran porcentaje de la isla grande. Esto recobra mayor gravedad cuando es un expresidente y actual candidato a la presidencia como Sebastián Piñera quien no reconoce este trato antidemocrático, además de normalizar y justificar este tipo de conservacionismo en el cuál “el que tiene más plata compra y despoja”. Para Piñera y el Parque Tantauco, el Pueblo Williche de Chiloé no representa más que un estorbo. Eso es lo tremendamente colonial y violento.

-¿Cómo reciben este proyecto los pueblos indígenas?

-Lo reciben como la consolidación del despojo de un territorio que les pertenece. Despojo de los bienes naturales de este Pueblo en favor del turismo de lujo internacional. La cara oculta del Parque Tantauco es su superposición sobre territorios ancestrales del pueblo Williche de Chiloé. Por ello para su inauguración más de 50 familias de diferentes comunidades levantaron por dos meses un campamento de protesta a la entrada del parque, obligando a que la inauguración no fuera en Chiloé. Eso evidencia que el parque de Piñera dista mucho de los nobles propósitos de un conservacionismo decente.

-Usted también habló de una «obligada conversión en asalariados». ¿Lo dice con una connotación negativa? ¿Por qué? ¿No hay personas de las comunidades indígenas que lo valoren?

-Lo señalé para evidenciar que el tipo de conservacionismo que defiende el Parque Tantauco, es decir, el de “naturaleza purificada” o de “naturaleza sin sus habitantes”, tiene como resultado la apropiación de ésta y la expulsión de -precisamente- los habitantes. A mi parecer, se hace urgente comprender que este hecho no solo tiene lugar allí donde grandes empresas pretenden explotar los “recursos” de estos territorios, sino también allí donde proyectos, en apariencia muy nobles, pretenden conservar la naturaleza concebida por ellos como “virgen y auténtica”. En este sentido, el despojo del territorio del Pueblo Williche de Chiloé, representa también la expropiación al productor directo de sus medios de producción, la destrucción de la propiedad basada en el trabajo propio, es decir, se refiere al violento proceso que simultáneamente transforma a los productores directos en asalariados y a los medios de producción y subsistencia social en capital. El antiguo productor ahora solo posee su fuerza de trabajo y está obligado a venderla en el mercado para poder subsistir. Esto supone su conversión en asalariado y el desplazamiento de muchos integrantes de comunidades Williche a las plantas salmoneras de Quellón y otras ciudades de Chiloé. Por ello señalo que las lógicas que subyacen al Parque Tantauco tienen una elevada sintonía con el actual patrón de acumulación de capital.

-Al parecer, ni siquiera el nombre «Tantauco» parecía del agrado de algunos miembros de la comunidad. ¿Por qué?

-No es del agrado de las cientos de comunidades Williche de Chiloé. Recordemos que el 8 de noviembre de 2005 el Consejo General de Caciques Williche de Chiloé, que agrupa a parte importante de estas comunidades, envía una carta a Sebastián Piñera donde le informan que el nombre del Parque es una “grave provocación” y una “ofensa” al pueblo Williche, ya que es precisamente el nombre que tiene el Tratado que resguarda sus derechos sobre ese territorio. Y es que este parque privado comprende un territorio ancestral Wiliche reconocido por el Estado de Chile a través de los artículos 6 y 7 del Tratado de Tantauco. Claramente el hoy candidato presidencial le refrotó el despojo en la cara al pueblo Williche, algo que dudo sepan o comprendan los miles de visitantes extranjeros y nacionales que recibe cada año este parque.

-Piñera dijo que la razón para comprar Tautauco «fue un acto de amor por la naturaleza». ¿Qué opina usted sobre esto?

-Opino que es una burla y que es justamente lo contrario. Es instrumentalizar a la naturaleza como un lavado de imagen para prácticas político-económicas profundamente extractivas. Por ejemplo, bajo su gobierno se aprobó la corrupta ley de pesca, que entregó de manera gratuita y a perpetuidad la propiedad del 92% de las cuotas pesqueras -así como el goce monopólico de las rentas anuales- a 7 clanes familiares-empresariales. Obviamente la Ley de Pesca es la privatización absoluta del mar para acelerar su explotación extractiva.  Eso no es muy amoroso con la naturaleza. Además no hay que olvidar que ante todo es un hombre de negocios y en Chile la rentabilidad del conservacionismo ha ido generando claros precedentes, transformándose además, en una especie de “moda” de las clases dominantes. Es así como Eliodoro Matte, Bernardo Matte, Andrés Ergas, Andrónico Luksic, Jean Paul Luksic y Sebastián Piñera, la mayoría relacionados de forma directa con el extractivismo son también, increíblemente, referentes del conservacionismo. El amor que sienten por la naturaleza, si existiera, es un amor bastante enfermizo.

-El candidato a la presidencia también habló de «querer preservar y conservar esa naturaleza». ¿Es ese proyecto el método más adecuado para «preservar y conservar esa naturaleza»?

-Considero que es un método totalmente inadecuado. Como lo señalé anteriormente preservar y conservar esa “naturaleza sin sus habitantes” es un acto violento. A mi parecer, el Parque Tantauco se instaló y opera desde una matriz totalmente colonial. El desplazamiento de pueblos indígenas -como el Williche por parte de este tipo de Conservacionismo es una cuestión relacionada directamente con la colonialidad del patrón de poder vigente. En consecuencia, no es difícil de entender que para muchos referentes del conservacionismo chileno los pueblos indígenas constituyen, ante todo, “razas inferiores”. Por ello, constituyen un estorbo en la formación de tales emociones contemplativas como el parque Tantauco. La idea de que los milagros de la naturaleza fueron creados nada más que para el disfrute espiritual trae -muchas veces- como consecuencia la directa expulsión de los pueblos. De esta forma, se han constituido grandes territorios destinados a la conservación, para protegerlos de la devastación ambiental, el expansivo poblamiento humano, etc. Sin embargo, muchos de estos territorios no son espacios sin habitantes, sino que, como el caso de Tantauco, constituyen el espacio, lugar y tiempo que sustenta los significados y materialidad de vida de todo un pueblo.

 

 

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