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“Aquí hubo un amedrentamiento, estrés y persecución” explicó el periodista una vez terminada la audiencia donde la jueza Ely Rothfeld decidió absolverlo por falta de pruebas de los querellantes, el teniente coronel de Ejército (r) Raúl Quintana Salazar y su hija Carolina Quintana.
La jueza Alicia Rosende del Octavo Juzgado de Garantía decidió absolver al periodista Javier Rebolledo en el proceso por injurias entablado por el teniente coronel de Ejército (r), Raúl Quintana Salazar, actualmente preso en Punta Peuco.
La magistrada desestimó el requerimiento del militar en retiro y su hija, Carolina Quintana, por falta de pruebas, sin pronunciarse sobre el fondo del asunto. Anteriormente, la Undécima Sala de la Corte de Apelaciones no había aceptado la petición de la parte querellante de presentar pruebas, entre las que se cuentan material documental y testigos.
“Estamos contentos, la jueza me declaró absuelto, aunque nosotros íbamos dispuestos a presentar nuestras pruebas. Iba Faride Zerán (periodista y vicerrectora de la Universidad de Chile), y testigos que habían conocido a Quintana”, comentó Rebolledo a El Mostrador.
Rebolledo fue querellado el 27 de mayo por Raúl Quintana Salazar y su hija, Carolina Quintana, por injurias graves. Solicitaban, entre otras penas, tres años de presidio, una multa cercana al millón de pesos y la corrección de un párrafo perteneciente a su libro “Camaleón. Doble vida de un agente comunista”.
Según la querella, Javier Rebolledo habría injuriado gravemente la honra de Quintana Salazar, luego de publicar el testimonio de un agente del Servicio de Inteligencia Militar, quien declaró policial y judicialmente haber visto a Quintana introduciéndole una zanahoria en la vagina a una mujer detenida en el campo de prisioneros y centro de torturas, Tejas Verdes, en 1973, recién ocurrido el golpe militar.
Cerrado este proceso, el periodista tiene decidido pasar a la ofensiva y anunció que va a presentar una demanda contra sus querellantes. “Los voy a demandar por daño moral, para que esto no quede impune, porque todavía la ley permite a cualquiera querellarse contra un periodista y tratar de meterlo preso. Aquí hubo un amedrentamiento, estrés y persecución”, explicó a El Mostrador.
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