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La salsera noche cubana de Pato Fernández con Bachelet

La salsera noche cubana de Pato Fernández con Bachelet

Escrita desde los detalles y con una pluma fina, el texto del director del semanario The Clinic aparece en la edición de febrero de la prestigiosa revista de la élite intelectual y cultural brasilera PIAUÍ, bajo el título original de “O Caminho de Santiago. Os traumas e a trajectória de Michelle Bachelet”.


Al cumplirse 5 años de la visita que Michelle Bachelet realizara a Cuba en el año 2009, Patricio Fernández sorprende con una publicación biográfica sobre la Presidenta electa y la movida noche de ese 12 de febrero en la isla, que empezó muy bien entre ron, salsa y sabor cubano, pero que terminó muy mal de madrugada, en uno de los más recordados reveses diplomáticos que un presidente chileno haya sufrido en visita oficial a otro país, en este caso, a causa del mismísimo Fidel Castro.

Escrita desde los detalles y con una pluma fina, el texto del director del semanario The Clinic aparece en la edición de febrero de la prestigiosa revista de la élite intelectual y cultural brasilera PIAUÍ, bajo el título original de “O Caminho de Santiago. Os traumas e a trajectória de Michelle Bachelet”.

“¿Sabe?, lo que más me gusta es bailar. Me relaja y me olvido de todo…” Así comienza su relato biográfico el también escritor chileno, recordando lo que ella le decía aquella noche mientras bailaban juntos, suavemente, al ritmo de una salsa.

Cuenta que “Pablo Dittborn, entonces gerente de la editorial Random House Mondadori, había conseguido que me invitaran para una recepción en homenaje a ella, en La Habana, donde en febrero del 2009, último año de su primer gobierno, Bachelet hacía una visita oficial”.

Y el relato sigue así: “La presidenta estaba de pie, saludando a los invitados de mi mesa, cuando el conjunto musical comenzó a tocar; tal vez porque yo era el más joven del grupo (y, por tanto, el menos comprometedor) ella me sacó a bailar. Fueron apenas dos canciones”.

Por diversas publicaciones se sabe que esa cena y fiesta en la isla ocurrió en la mansión que Max Marambio tiene en el exclusivo barrio Miramar en La Habana, y que los invitados repartidos en dos grandes mesas, además de Pablo Dittborn y Patricio Fernández, eran, entre otros  María Angélica Álvarez (la Jupi), los embajadores Fernando Ayala, Gabriel Gaspar y Juan Gabriel Valdés; Carlos Ominami, Jaime Gazmuri, Marco Enríquez-Ominami; el entonces Presidente  de la CPC (ex MAPU) Rafael Guillisasti, y Fidel Castro Díaz-Balart (hijo mayor de Fidel Castro).

“Antes de eso –continúa Fernández– sólo nos habíamos visto una vez, cuando ella comenzaba a despuntar como posible candidata presidencial. En esa ocasión ella me sorprendió con preguntas íntimas sobre mi mujer y mis hijos, y yo, olvidándome que ella era el motivo de mi investigación, le respondí todas una por una. Ahora, mientras bailábamos, ella me volvió a interrogar –con tamaña riqueza de detalles que yo diría que se acordaba hasta de los nombres de mis hijos– pero supongo que sería una exageración mía. Le conté que me acababa de separar poco antes del viaje. Durante nuestra breve coreografía ella me dijo una o dos frases muy sentidas al respecto, y el resto del tiempo fue como si se limitase a darme su compañía”.

“La fiesta fue buena –prosigue el relato–. Ya de madrugada, la presidenta tomó una guitarra y cantó, con su cabeza inclinada, concentrada en apretar bien las notas y conseguir que los acordes coincidieran con su voz. Entonó alguna cosa del cubano Silvio Rodríguez, si bien recuerdo. Bebimos ron. De repente llegó un sujeto con las fotografías que aquella tarde se habían hecho Bachelet y Fidel Castro. Ella comentó que el encuentro había sido amigable y cordial, y preguntó a los presentes qué foto recomendábamos entregar a la prensa. Se notaba que estaba contenta.”

El extenso relato del director de The Clinic (la crónica escrita ocupa 5 páginas de varias columnas, más una gran foto a color de Michelle Bachelet joven junto a su padre) continúa y termina su primerísima parte con la aguafiestas noticia de que a la mañana siguiente aparecería, en el diario oficial de Cuba, una columna de opinión de Fidel Castro en la que reprendía a la “oligarquía vengativa y fascista de Chile” por la humillación histórica contra Bolivia, respaldando su petición de salida al mar. Ante ello, Fernández, lacónico, sólo se limita a comentar: “… la fiesta terminó de repente”.

Con  lujo de detalles, confesiones íntimas y relatos de encuentros casuales y no, entre la complicidad y la narración biográfica, Fernández se muestra como el escritor más autorizado y cercano a la Presidenta. Todos y cada uno de los romances de Bachelet son relatados con especial preocupación, desde su defensa a su enamorado de juventud Jaime López, acusado de traidor por el PS, hasta su pololeo en 1985 con Alex Vojkovic, vocero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, pasando incluso por la relación que tuvo con el actual candidato a la rectoría de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi.

Fernández, en el número 89 de la revista brasilera PIAUÍ, hace gala de su mejor narrativa.

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