Desde que estalló el caso Penta y su arista SQM, se ha hablado de las intenciones que tenía Ayala de ser nominado por La Moneda como el próximo Fiscal Nacional y esa sería una de las razones por las que, de confirmarse las filtraciones, según denunció en su declaración judicial el ex subdirector Jurídico del Servicio de Impuestos Internos, Cristián Vargas, el jefe de la Fiscalía Oriente habría buscado congraciarse con el entonces todopoderoso hombre de confianza de la Presidenta Michelle Bachelet.
El jefe de la Fiscalía Metropolitana Oriente, Alberto Ayala, está en el ojo del huracán desde que este lunes 3 de agosto el Fiscal Nacional, Sabas Chahuán, le notificó que había iniciado una investigación en su contra por la fuga de datos desde el seno de las diligencias del caso Penta- SQM a autoridades de La Moneda, puntualmente el ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.
Desde que estalló el caso Penta y su arista SQM, se ha hablado de las intenciones que tenía Ayala de ser nombrado por La Moneda como el próximo Fiscal Nacional y esa sería una de las razones por las que, de confirmarse las filtraciones, según denunció en su declaración judicial el ex subdirector Jurídico del Servicio de Impuestos Internos, Cristián Vargas, el jefe de la Fiscalía Oriente habría buscado congraciarse con el entonces todopoderoso hombre de confianza de la Presidenta Michelle Bachelet.
Pero el vínculo entre ambos va mucho más allá. El fiscal Ayala Gutiérrez es primo del actual embajador de Chile en Roma, Fernando Ayala González, un diplomático de conocida militancia PPD, pero sobre todo con fuertes vínculos con el original núcleo duro del bacheletismo.
En el propio PPD explican que es conocida la amistad que une al embajador Ayala con el líder de la G90, que se remonta al primer Gobierno de la Presidenta Bachelet, cuando Peñailillo era el jefe de gabinete de la Mandataria y Ayala González el jefe de la Dirección de Protocolo de la Cancillería hasta julio del 2009, momento en que fue destinado como embajador en Portugal.
En ese primer gobierno el embajador PPD pertenecía al círculo más estrecho de influencia en torno a la Mandataria, del que también eran parte el otrora poderoso jefe de la Secom, Juan Carvajal, la jefa de programación, María Angélica “Jupi” Álvarez y Peñailillo. En esos años en la dirección de protocolo, su presencia en la Cancillería era vista como un verdadero poder paralelo en las sombras, que complicó la gestión del ministro de Relaciones Exteriores de la época, Alejandro Foxley, que terminó dando un paso al costado después de varios altercados con La Moneda.
La propia Presidenta Bachelet, junto a toda su familia, asistió a fines de enero del 2009 al matrimonio de Fernando Ayala, que se realizó en la Hacienda Marchigüe del Valle de Colchagua, a 40 kilómetros de Santa Cruz, y cuando meses después lo destinó a Portugal, le ofreció una cena privada en su casa como gesto de despedida.
Hoy casi todos los integrantes de ese círculo original del bacheletismo duro han caído en desgracia por distintas razones ante los ojos de la Presidenta y ya no gozan de esa cercanía privilegiada. El más reciente, Peñailillo. Sin embargo, entre ellos se mantiene la relación cercana, no hay que olvidar que “Jupi Álvarez” está de agregada de prensa de Ayala en la embajada en Roma, y Carvajal, hoy en Imaginacción de Enrique Correa, sigue siendo uno de los consejeros de confianza del ex ministro del Interior.
El fiscal Ayala Gutiérrez no es ajeno a este mundo, fue militante del PS en su juventud y defendió causas de derechos humanos en la dictadura, pero es su primo quien le generó los vínculos con Peñailillo y el bacheletismo.
