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Un vino chileno con alma noruega Gastronomía

Un vino chileno con alma noruega

En un paraíso ecológico del Valle del Maipo, nace un vino orgánico en cuya gestación participan ponis de los Fiordos, llegados desde Noruega y herederos de los caballos prehistóricos.


Hace 20 años, el naviero Dan Odfjell, oriundo de Noruega, desembarcó con tres yeguas de ponis de los Fiordos preñadas. En un viaje a Sudamérica se había enamorado del Valle del Maipo y nació su sueño de crear una viña bajo las premisas del respeto por la agricultura y el medioambiente.

«Me encanta este lugar, me encanta Chile», dijo Dan Odfjell a la prensa, vital y sonriente a sus 80 años, mientras se encontraba trabajando en la viña, disfrutando del «hobby caro» que es producir vino y de la «locura» de hacerlo de manera orgánica, como él mismo expresó entre risas.

En la actualidad, el cien por cien de la producción de la Viña Odfjell está certificada como orgánica y biodinámica, algo en lo que juegan un papel muy importante los ponis de los Fiordos que campan por sus tierras.

«Es una de las razas más puras», aseguró a Efe el gerente agrícola de Odfjell Vineyards, Sebastián Bustamante, sobre estos caballos, que pese al nombre con el que se les conoce comúnmente son de un tamaño mayor que el de un poni, aunque menor que el de un equino normal.

El poni de los Fiordos mantiene muchos de los rasgos originales del caballo prehistórico, tales como la franja negra que esta al centro de la crin blanca.

«Conserva intacta la raza y su carácter, su tolerancia a las inclemencias climáticas y sigue siendo muy amigable con el humano, por lo tanto es muy particular», agregó Bustamante.

Los 28 caballos de esta raza con los que cuenta hoy día Odfjell participan activamente en el control de malezas, acarrean las uvas durante la vendimia y también ayudan a compactar menos el suelo, lo que favorece que haya una mayor actividad microbiológica y se beneficie directamente al desarrollo de las plantas.

Además, al ser caballos dóciles y mansos, son muy activos con los visitantes, sirven para promover la viña como lugar turístico y también realizan una labor social al ser usados con niños discapacitados en terapias de hipoterapia.

Los ponis se mueven libremente por las 250 hectáreas de campo que Odfjell tiene en el Valle del Maipo, 85 de las cuales están destinadas a los viñedos, siendo el resto monte y pasto nativo para favorecer atraer fauna propia del lugar y ayudar al control orgánico de las plagas.

«Hemos tratado de fomentar este paraíso ecológico donde se integra la viña con la naturaleza nativa, ese concepto de la agroecología, y creemos que hemos realizado un buen trabajo de balance del área», dijo a Efe el gerente general de la Viña Odfjell, Alejandro Abarca.

La familia Odfjell apostó por este aporte diferenciador que contribuya a la sostenibilidad de Chile, y aunque la viña sigue siendo «un lunar en una zona rodeada de cultivos convencionales», es «un granito de arena» para demostrar que el país puede avanzar en ese camino de producción agrícola orgánica, expresó Abarca.

Tras vinificar el «terroir» del Maipo, Odfjell decidió buscar nuevos terruños para aumentar su portafolio de caldos y sumó nuevos viñedos en Lontué (a 200 km al sur de Santiago) y Cauquenes (a más de 400 km de la capital chilena, también al sur).

Entre los tres campos, Odfjell Vineyards contempla una superficie total de 115 hectáreas de cultivo de una amplia variedad de cepas, como Cabernet Sauvignon, Merlot, Carmenère, Syrah, Cabernet Franc, Malbec y antiguas vides de Carignan de Cauquenes.

A día de hoy, produce seis tipos de vino y vende anualmente 80.000 cajas, principalmente en estados Unidos, China, Noruega, Reino Unido y Brasil, aunque aproximadamente un 20 % de la producción se destina al mercado local.

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