En entrevista para GQ British -una de las revistas más populares de moda masculina en el mundo-, la joven sueca habló de su relación con el síndrome de Asperger, los resguardos de su padre cuando ella da discursos masivos y las expectativas que tiene para los próximos años.
Durante los últimos años, la revista GQ se ha caracterizado por mostrar principalmente a hombres en sus portadas: desde Chris Pratt a Frank Ocean, pasando por Ryan Gosling y varias otras figuras del ‘star-system’. Pero para su edición de octubre de este año, la revista decidió cederle la portada a una de las voces más fuertes en el mundo: en una tenida sobria aparece la joven sueca Greta Thunberg, de 16 años, cuestionando al lector con una mirada inquisitiva mientras se lee «¿Puedes escucharme?» (Can you hear me?) en su vestón.
Durante la mañana del martes, Greta fue nombrada como «Game Changer of the Year» por la revista, en la celebración anual de una ceremonia en donde reconocen los aportes y logros en materias de cultura popular, política y activismo. En entrevista para GQ, Thunberg recordó su época escolar y cómo concentrarse en combatir el cambio climático la ayudó a salir de una depresión temprana.
A los catorce años Greta sufrió de bullying por parte de sus compañeros de escuela, quienes la molestaban por ‘ser diferente’. En aquel momento, ni sus padres ni ella entendían que esa diferencia se debía a que ella tenía síndrome de Asperger.
El constante acoso de sus compañeros la llevó a desarrollar un desorden alimenticio severo: podría demorarse casi una hora en comer un tercio de plátano, o 30 minutos en terminar una porción de palta con 25 gramos de arroz.
Tras habérsele recetado sertralina para combatir su depresión y haber abandonado temporalmente la escuela, Greta pudo sobrepasar su estado. Precisamente mientras estuvo en casa es que tuvo tiempo para decirle a sus padres su ansiedad sobre el futuro del mundo. «Empezamos a hablar porque no teníamos nada más que hacer. Y se sentía bien el sacarme eso del pecho. Les mostré fotografías, gráficos y películas, artículos e investigaciones. Después de un tiempo empezaron a escucharme, ahí fue cuando me di cuenta de que podía hacer un cambio», recuerda Greta.
La joven también le dedicó palabras al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, debido al retiro del país del Acuerdo de París en junio del 2017. «No sabría qué decirle, porque obviamente no está escuchando ni a los científicos o a los expertos. ¿Qué podría decirle yo para cambiar su manera de pensar?», agregó la sueca, comentando que lo necesario para combatir el cambio climático, en vista del desentendimiento de algunos mandatarios internacionales, es un esfuerzo de todos y no de algunas organizaciones.
En esa línea, la joven recordó su comentada intervención en el Parlamento del Reino Unido, en donde recordó la responsabilidad del país en el desarrollo del llamado ‘fracking’. «Hablé en el parlamento británico hace algunos meses, fui bastante dura esa vez. Y las reacciones fueron mezcladas: muchos de los presentes estuvieron contentos con lo que dije, mientras que otros tuvieron risas nerviosas porque no sabían cómo reaccionar. Creo que es chistoso que no sepan cómo reaccionar porque no están acostumbrados a escuchar ese tipo de discursos», agregó la activista.
Cabe recordar que Greta Thunberg dejó Plymoth la mañana del miércoles, desde donde zarpó en el Malizia II -velero sustentable del Príncipe de Mónaco, Pierre Casigarhi-, en el cual piensa llegar a las costas de Nueva York para posteriormente iniciar la travesía hasta Santiago, sede de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25).
A pesar del proceso que ha levantado Greta y las organizaciones que la apoyan, como Fridays For Future, la joven no da por sentado el mañana. «Lo que más me preocupa (sobre el cambio climático) es que tenemos una cuota de emisiones de carbón muy limitada y que está siendo consumida muy rápidamente, cuota que no parece preocuparle a nadie».
«No sé si realmente vayamos a evitar una catástrofe climática de aquí al 2030. No soy ni una pesimista ni una optimista, me declaro una realista. Es posible, dentro de las leyes de la física, evitar el peor resultado posible. Pero si no realizamos los cambios necesarios, tal vez no».