Publicidad
Sobre la carne, la Amazonía y las “fake news” Opinión

Sobre la carne, la Amazonía y las “fake news”

José Kaffman
Por : José Kaffman ONG Animal Libre
Ver Más


Mientras la Amazonía arde por culpa de la deforestación provocada por la ganadería y las plantaciones de soya para alimentar ganado, resulta sorprendente la aparición de un añejado artículo, publicado originalmente hace 11 meses y en el que se trata de desvirtuar la afirmación de la FAO de que la ganadería es uno de los mayores causantes del calentamiento global.

En lo medular, en ese artículo ya avinagrado por el paso de los meses, el autor sostiene que el reporte de la FAO (La larga sombra del ganado) carece de validez porque indica que la contaminación producida por la industria de la carne es superior a lo que genera el conjunto de todo el transporte (autos, aviones, barcos). En su opinión esa afirmación tiene una falla metodológica, pues en el caso de la carne se incluye el ciclo completo, desde la alimentación de los animales hasta sus desechos, mientras que para el transporte solo se consideran los gases que generan los combustibles, pero no se incluye la fabricación de los vehículos o la pavimentación de carreteras.

De esa constatación metodológica, el autor salta alegremente a concluir con un título bombástico que “dejar de comer carne no va a salvar el planeta” y que, al contrario, dejar de comer carne va a causar hambre y desnutrición, conclusiones que de ninguna manera tienen alguna relación con la diferencia metodológica señalada ni con las investigaciones del autor ni sus campos de especialización (Professor of Animal Science and Air Quality Extension Specialist).

Desde el punto de vista de la ciencia, aparte de levantar un argumento razonable respecto a si es posible o no comparar ambas industrias, el artículo de Frank M. Mitloehner no refuta en absoluto los informes de la FAO y de la IPCC de las Naciones Unidas que asignan a la industria de la carne un rol fundamental en la generación de gases de efecto invernadero, su uso y contaminación del agua y eutrofización de los mares.

El objetivo de este tipo de artículos es simplemente generar confusión, y no es extraño que así sea, porque el autor, tal como lo reconoce su propia Universidad de California en Davis, recibe para sus investigaciones y publicaciones el generoso aporte de las asociaciones de productores de carne y lácteos de Estados Unidos. Ha recibido desde el año 2002 no menos de US$5 millones y entre sus conspicuos filántropos está la National Pork Board, el National Pork Producers Council, el Beef Checkoff Program, y el Cattlemen’s Beef Board.

Todos los informes que han sido desarrollados por la FAO en los últimos años señalan que la industria de la carne libera millones de toneladas de CO2 y gas metano a la atmósfera. Representa un 14% aproximadamente de todo lo emitido. Puede ser más o menos que el transporte, dependiendo de la metodología que se utilice para comparar, pero sigue siendo una de las mayores fuentes de contaminación.

Puede ser que dejar de comer carne no sea suficiente para salvar el planeta, tampoco lo es por sí sola la migración a la electromovilidad, o eliminar el uso de bolsas de plástico en los supermercados o cerrar la llave de agua mientras uno se lava los dientes.

Salvar el planeta requiere de un cambio profundo en la conciencia de las personas, que conlleva un importante cambio en su percepción y respeto hacia la naturaleza que nos rodea.

Lo anterior no se logra cuando campañas malintencionadas y con evidentes intereses económicos detrás buscan manipular la información para confundir la población.

Es cierto, dejar de comer carne no va a salvar el planeta. Continuar comiéndola con certeza lo va a destruir. Es lo que dolorosamente en estos días nos está demostrando la destrucción de la Amazonía.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias