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Lo Espejo y El Bosque son las comunas que tienen mayor prevalencia de obesidad infantil Niñez

Lo Espejo y El Bosque son las comunas que tienen mayor prevalencia de obesidad infantil

Complicaciones ortopédicas, endocrinas, diabetes, hipertensión, colesterol alto y otras patologías pueden desencadenarse frente a la obesidad. Expertas enfatizan en por qué es importante prevenirla y qué rol juegan madres, padres o cuidadores.


Según el Mapa Nutricional elaborado el año 2021 por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), el perfil nutricional de niños y niñas a nivel país de cinco cursos (pre kínder, kínder, primero y quinto básico, y primero medio) de colegios subvencionados y municipales, se agravó tras los encierros y las comidas en casa –situación que ya venía en alza-.

Los resultados son alarmantes. De acuerdo a éstos, la prevalencia de obesidad de los cursos evaluados y anteriormente mencionados, se registró en un 31% (10,8% de obesidad severa), mientras que el peso normal alcanzó un 34,3%, la desnutrición un 2,6% y retraso en talla, un 6%.

“Hay que considerar que la obesidad es una enfermedad crónica multifactorial que conlleva a problemas de salud físicos, psicológicos y emocionales, generando un daño grave en la salud de niños y niñas”, explica la nutricionista de Nueva Clínica Cordillera Silvia Macias.

Las comunas de Lo Espejo y El Bosque en la Región Metropolitana son las que tienen mayor prevalencia de obesidad, si bien poseen una mayor vulneración socioeconómica, el informe realizado por Junaeb solo abarca a establecimientos particulares subvencionados y municipales, por lo que se corrobora que la obesidad es una problemática social y no individual.

Por otra parte, María Jesús Navarrete, psicóloga de la misma clínica, señala que “la familia como grupo primario de apoyo es fundamental, se requiere que tengan la capacidad de estar alertas a estas conductas compensatorias que utilizan los niños a través de la alimentación para poder enfrentar los conflictos”.

“También es necesario que sean capaces de solicitar ayuda especializada y respetar el proceso de cada niño, sin ser invasivos o exigiendo a que tienen que bajar de peso constantemente, sino más bien a generar una cultura de alimentación sana dentro del hogar”, agrega

Ambas profesionales enfatizan en que existen diversas estrategias para utilizar con los niños, tales como:

  • Comer en familia, esto permite mejorar la comunicación y educar en alimentos saludables. Es posible que los niños más grandes muestren desinterés respecto a esta rutina, pero incluso se puede permitir que traiga a un amigo a comer.
  • Comprar alimentos saludables tales como frutas, verduras, altos en fibra y evitar la compra de alimentos procesados.
  • Preparaciones caseras saludables en familia.
  • Crear juegos o actividades físicas al aire libre, permitiendo que los niños participen en la elección de la actividad para motivarlos a realizar ejercicios.
  • Permitir que los niños tengan cierto control y elección frente a los alimentos que más le gustan dentro de una alimentación saludable.
  • Variar en la alimentación durante la semana.

Factores más comunes que influyen en la obesidad infantil:

  • Baja actividad física: sedentarismo, demasiado tiempo en televisión o vídeo juegos.
  • Ingesta de alimentos con una alta cantidad de calorías, comida rápida, dulces, snacks, jugos o bebidas.
  • Factores familiares: si la familia tiene sobrepeso u obesidad, un ambiente con mucho acceso a comidas de alta densidad calórica contribuye para que el niño también desarrolle esta enfermedad.
  • Factores psicológicos: a veces una ingesta elevada de alimentos y calorías puede ser más común en niños o adolescentes con problemas de ansiedad depresión o estrés familiar.
  • Fármacos: a veces algunos remedios pueden aumentar el apetito y favorecer la ingesta de alimentos.

En cuanto a colaciones, los especialistas señalan que es posible incluir los mismos alimentos para las distintas edades, sin embargo, la gran diferencia estará siempre en la cantidad. Ojo que no es necesario tener una colación sólo porque se sale a recreo. En el periodo escolar, las colaciones sólo se recomiendan si se va a pasar más de 4 horas sin comer.

Además, el tipo de colación va a depender del estado nutricional del niño y de la actividad física que realice.

Edad: Las colaciones deben considerar el grupo etario, porque en la medida que crecen los niños tienen distintas necesidades.

Calorías: Deben ser de bajo aporte calórico. No deben superar el 10% del requerimiento calórico diario. Así, en el caso de los preescolares, la colación debe ser de aprox. 70 kcal, en escolares debe ser de unas 150 kcal y, para adolescentes, la recomendación es que sea de alrededor 200 kcal.

Nutrientes: Lo ideal es que sean colaciones de alto contenido en nutrientes como vitaminas, minerales y fibra. Deben ser bajas en grasas y azúcares.

“Siempre es bueno enviar frutas. Tienen alto contenido de agua y fibra. También puede ser maní, nueces o almendras, pero sin procesar, es decir, sin sal ni confitados. Aunque son más calóricos, también aportan fibra y tienen aceites buenos. Un puño (del niño) es una buena porción”, explica Daniela Ghiardo, nutricionista de Clínica Las Condes.

Porque una alimentación amplia y variada es la mejor manera de prevenir la obesidad infantil e instalar hábitos saludables que perduren en el tiempo. “La vuelta a clases puede ser una buena oportunidad para partir este año con nuevas rutinas, incorporándolas de forma progresiva, favoreciendo la actividad física e incluyendo colaciones saludables”, finaliza el Dr. Rodrigo Muñoz, jefe del Centro de Nutrición y Bariátrica de CLC.

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