Esta medición se hace cada 3 años, desde el 2007. Los índices más recientes, publicados en 2020, mostraron por primera vez un retroceso en la satisfacción de las personas mayores, durante un periodo que estuvo marcado por el estallido social y comienzo de la pandemia.
La Sexta Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez evidenció una mejora en la satisfacción de las personas mayores de Chile. La medición, que comenzó en 2007, ha ayudado a seguir la percepción de este grupo etario sobre su desarrollo en distintas áreas, teniendo por primera vez un retroceso en los índices durante el 2020.
Las dificultades traídas por el distanciamiento social, la sensación de inseguridad y los miedos asociados a la salud, marcaron las respuestas de las personas mayores durante el periodo inmediato al estallido social y el inicio de la pandemia por Covid-19. Hoy, ese escenario estaría quedando en el pasado, con los resultados de la VI Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez, marcando un repunte en sus índices de satisfacción.
“Una cifra muy positiva es que el 73% de las personas mayores están satisfechas. Es decir, recuperamos los niveles de satisfacción que la Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez había graficado en sus resultados previos al estallido social, y que en esa época también disminuyeron por la pandemia”, dice Soledad Herrera, directora del Centro de Estudios de Vejez y Envejecimiento (CEVE-UC).
“En la medición anterior, bajó la satisfacción con las condiciones económicas y con las pensiones de las personas mayores, principalmente porque el estallido social visibilizó estos problemas, y después vino la pandemia en que el aislamiento social incidió también, al igual que todas las preocupaciones asociadas a la salud”, agrega.
En un país cuya población muestra una tendencia hacia el envejecimiento, esta encuesta realizada por la UC y Caja Los Andes estudia diversas variables que componen la calidad de vida de las personas mayores, como su salud, economía, participación social, redes de apoyo y uso de tecnologías.
“La soledad y el aislamiento social son indicadores que presentan resultados preocupantes y que impiden vivir una vejez digna y de calidad. Mientras la sensación de soledad aumentó entre 2016 y 2022, el riesgo de aislamiento social se mantuvo”, explica Ivanoa Ferrando, gerenta corporativa de Productos Financieros y Beneficios Sociales de Caja Los Andes.
Así, la Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez tiene la misión de graficar el estado de los más grandes de Chile, y ayudar con este análisis a la implementación de políticas públicas que mejoren la situación de este segmento etario.
“Trabajamos por un envejecimiento digno, activo y saludable, fomentando la autonomía de las personas mayores”, dice Claudia Asmad, directora del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama).
Las cifras presentadas “evidencian cómo ha cambiado la percepción de las personas mayores hacia el envejecimiento. Por ejemplo, el 40% de ellas hoy participa en alguna organización, lo que demuestra su capacidad de asociatividad y autogestión”, sostiene.
Considerando distintos ámbitos durante su medición, esta encuesta arroja una radiografía multifacética que tiene los siguientes resultados entre sus principales mediciones:
En general, mejoró la percepción de satisfacción de estas necesidades respecto al 2019, recuperando los niveles de la Encuesta 2016.
Respecto al uso de tecnologías, desde el 2013 se observa un gran aumento en la posesión y uso de celular Smartphone:
Empeoramiento de calidad de relaciones familiares, sensación de soledad y vínculos con mascotas:
“En una sociedad que está teniendo un envejecimiento de la vejez, con más personas llegando a los 80 años y más, debemos lidiar contra el aumento de la soledad. La política pública va a tener que tratar el tema de los cuidados, cómo avanzar hacia tener más centros de cuidados de día, sistema de visitas domiciliarias, que son estrategias de cuidado que alinean a las familias y permiten que las personas que están cuidando a sus mayores, también puedan trabajar”, dice Soledad Herrera del CEVE-UC.
“Principalmente sabemos que el rol de cuidados lo ejercen las hijas, mujeres, que además necesitan trabajar para mantener a sus propias familias. Entonces, hay que apuntar a políticas públicas que busquen aliviar la carga de cuidado de las personas que han sido tradicionalmente las cuidadoras”, detalla.