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El ocaso del celuloide

Spielberg es más poético: «Mi paso favorito y preferido entre la imaginación y la imagen es una franja de fotoquímica que puede ser tocada, torcida, doblada, observada a simple vista o proyectada en una superficie para que otros la vean».


Darren Aronofsky se recostó en su silla sonriendo de oreja a oreja.

Era el principio de septiembre y el director de cine estaba feliz.

El clima era fabuloso y estaba disfrutando enormemente de su rol como director del jurado del Festival de cine Venecia. «¿Y qué -le pregunté- es lo mejor de ser el director?».

«Ver todos estas maravillosas películas proyectadas en película de 35mm», dijo. «Eso es tan inusual últimamente».

Esta semana, la artista Tacita Dean estaba sentada en una esquina del Turbine Hall de la galería Tate Modern de Londres.

El espacio entero estaba a oscuras para su instalación «Film (2011)» o «Cine (2011)», que acababa de ser develado para la prensa.

Consiste en un monolito de 14 metros de alto sobre el cuál se proyecta su película de 35mm llamada Film.

Está en formato vertical, lo cual es excepcional, como lo es la naturaleza de la instalación: parte obra de arte, parte elemento de una campaña.

La artista está aprovechando la oportunidad de que la escogieran para llenar esa plataforma tan pública, para despertar conciencia sobre lo que, dice, es la inminente desaparición de la película como un medio de elaboración y presentación.

Y, como artista que usa rollos de película para hacer y mostrar su obra, está anonadada y frustrada. Compara la imposibilidad de usar celuloide con que «le digan a un pintor que ya no habrá más pintura».

Arte análogo

Para el libro que acompaña la exposición, Dean invitó a unos 80 interesados a comentar sobre la crisis, entre ellos los célebres directores Martin Scorsese y Steven Spielberg.

Scorsese dice que «no importa hacia dónde vaya el cine, no podemos darnos el lujo de perder sus orígenes».

Spielberg es más poético: «Mi paso favorito y preferido entre la imaginación y la imagen es una franja de fotoquímica que puede ser tocada, torcida, doblada, observada a simple vista o proyectada en una superficie para que otros la vean».

«Tiene aroma y es imperfecta… Yo seguiré siendo leal a esta forma de arte análoga hasta que cierren el último laboratorio».

Algo que, según Tacita Dean, puede ser más pronto de lo pensado.

Digital vs análogo

Su campaña no es contra lo digital sino a favor de la película en celuloide.

Argumenta que son medios muy diferentes, con características distintas, que producen resultados desiguales.

E incluso si la técnica digital es capaz de imitar el aspecto y la textura del celuloide, no puede imitar el proceso de la elaboración, que obliga al cineasta a involucrarse en situaciones técnicas y artísticas que lo digital no ofrece.

Además, a la hora de exhibir la obra terminada, hoy en día, así haya sido filmada en 35mm, la proyectan digitalmente, como resaltaba Aronofsky, y tanto él como muchos otros dicen que la experiencia visual no es igual.

Tacita Dean vuelve a su comparación con la pintura.

«Si usted fuera pintor, ¿querría que la gente viera sus cuadros o reproducciones digitales de ellos?».

Por supuesto que ha que tener en cuenta las fuerzas del mercado y toda clase de otras consideraciones de la vida real.

Pero sería una gran pérdida si la tecnología digital acabara con el celuloide.

Los músicos se han defendido haciendo que los vinilos sean más fáciles de conseguir, y el público ha respondido.

¿Qué hará la industria del cine?

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