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La vida acuática de Rodrigo Orrego Científicos chilenos

La vida acuática de Rodrigo Orrego

El académico de la Universidad de Antofagasta fue uno de los seleccionados por la revista Heureka, cuyo objetivo es mostrar desde un punto de vista más personal a los investigadores nacionales que destacan por sus aporte al conocimiento tanto en el país como en el extranjero.


Como un buceador de tiempo completo se podría definir al investigador, académico de la Universidad de Antofagasta y doctor en Ciencias Ambientales,Rodrigo Orrego, cuya experiencia con el mundo marino fue destacada en este artículo publicado en la última edición de la revista Heureka, un medio de comunicación y divulgación de la actividad científica chilena que tiene por finalidad mostrar y destacar los perfiles de aquellos chilenos que se encuentran realizando aportes en las diversas áreas del conocimiento, tanto en el país como alrededor del mundo.

“Desde muy pequeño sentí una atracción a los deportes acuáticos, en especial el buceo. Sin embargo, lo difícil y costoso de esta actividad me llevó por mucho tiempo a practicar solo snorkel durante mis veranos en Antofagasta, Iquique y Mejillones. Luego de decidir que lo mío era dedicarme al estudio de las ciencias marinas -a fines de los 80s- tuve la oportunidad de comenzar a practicarlo de forma más dirigida y con la ayuda de profesores y compañeros de universidad”, comenta el investigador respecto a sus primeros acercamientos a lo que más tarde se transformaría en una de sus pasiones.

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Dedicado al estudio de toxicología acuática, en especial la búsqueda de biosensores de contaminación en tiempo real, Rodrigo ha logrado desarrollar metodologías que han sido reconocidas y utilizadas en el extranjero al permitir evaluar no sólo la contaminación en distintos ecosistemas sino que también sus potenciales efectos en organismos acuáticos.

En su día a día, y debido a la naturaleza de su trabajo, cada dos semanas realiza inmersiones junto con un equipo de profesionales especialistas en trabajo submarino con el objetivo de monitorear y llevar el estricto control de sus experimentos.

“El resto del tiempo practicamos buceo en los fines de semana en familia y con amigos de manera recreativa, incluyendo otras actividades como pesca, navegación o surf” confiesa no sin antes mencionar el asombro y la atracción que despertó la práctica del buceo en una de sus hijas a muy temprana edad.

“Le encanta” responde Rodrigo quien comenta que hoy, después de varias etapas de entrenamiento y de supervisión, su hija participa “no sólo de inmersiones con fines recreativos sino también en trabajos simples donde se fascina filmando y tomando fotografías, especialmente de visitantes inesperados como delfines y lobos marinos”.

Más allá de la ciencia, el académico de la Universidad de Antofagasta no duda recomendar la práctica del buceo advirtiendo “el esfuerzo y la preparación física estricta y completa” que requiere su práctica además “de un estado de relajación y concentración que permita lograr el autocontrol adecuado” añade.

“Una vez inmerso lo que siente uno es una sensación de libertad que ha permitido a muchos conocer un mundo escondido que sin duda requiere de nuestra atención”

– En ese sentido ¿crees que en algún punto existe alguna similitud en tu labor como científico e investigador con la práctica de buceo en tu tiempo libre?
– Muchas veces me cuesta distinguir entre mi trabajo y mi tiempo libre. He dedicado tanto esfuerzo y cariño a lo que he realizado como científico que he logrado hacerlo parte de mi vida cotidiana y, mejor aún, parte de la vida de mi familia y en especial de mis hijos.

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