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Tejido graso abdominal produce hormonas que dañan el metabolismo Salud

Tejido graso abdominal produce hormonas que dañan el metabolismo

Médicos y científicos del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, IMII, identifican factores endocrinos vinculados a la obesidad. «El tejido graso en un órgano que genera exceso de cortisol y aldosterona, dos hormonas asociadas a hipertensión, diabetes e hígado graso, entre otros problemas”, asegura el Dr. René Baudrand. Médicos están desarrollando fármacos para bloquear la acción de estas hormonas.


El tejido graso, principalmente abdominal, es un órgano endocrino que produce hormonas dañinas para nuestro metabolismo. Así lo estiman científicos del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, IMII, liderados por el grupo de Endocrinología UC. Los estudios, se focalizan en analizar el rol del cortisol y la aldosterona, dos hormonas que generan trastornos como hipertensión, insulino resistencia, diabetes e hígado graso.

Alertados por el incremento de la obesidad -que sitúa a Chile en el décimo lugar a nivel mundial, según el reciente estudio publicado en The New England Journal-,  los especialistas buscan combatir con mayor efectividad este problema de salud pública. Para ello, un segundo paso es desarrollar fármacos que permitan bloquear la acción de estas hormonas generadas en el tejido adiposo, especialmente a nivel central. Algunos de estos compuestos, que ya han sido investigados, comenzarán a ser testeados en modelos animales, estudios que podrían extenderse hasta el próximo año.

Tejido graso y hormonas dañinas

“Hasta hace dos décadas se pensaba que el tejido graso solo almacenaba energía y que ayudaba a protegernos del frío. Pero hoy sabemos que este tejido es un órgano endocrino, que produce hormonas que regulan el apetito, la inflamación, entre otros fenómenos. Y también se ha determinado que genera trastornos metabólicos”, según explica el Dr. Carlos Fardella, ganador del Premio a la Investigación Universitaria,  Banco Santander y El Mercurio y quien lleva 20 años estudiando hipertensión endocrina.

En ese contexto, el equipo de IMII ha podido determinar  que en la grasa abdominal se producen tanto cortisol como aldosterona, “dos hormonas originales de las glándulas suprarrenales que en exceso gatillan hipertensión, diabetes, insulinoresistencia, e hígado graso, entre otros problemas metabólicos típicos de la obesidad”, comenta el Dr. René Baudrand, director del Programa de Enfermedades Suprarrenales e Hipertensión Endocrina de la Red de Salud UC-Christus.

El cortisol, también conocida como la hormona del estrés, ha sido ampliamente estudiada por los científicos, quienes sostienen que a mayor daño metabólico por obesidad,  mayor es la presencia de esta hormona. En relación a la aldosterona se ha establecido que ésta puede dañar la función de la célula grasa normal (adipocito), generando problemas de disfunción lipídica y un aumento en el colesterol y los triglicéridos además de su clásico rol de hipertensión. Recientemente  también se ha visto que esta hormona puede modular el sistema inmune y generar alteraciones en éste, y la producción de sustancias inflamatorias, según explican los Dres. Cristian Carvajal y Andrés Vecchiola, quienes lideran dos proyectos CONICYT-FONDECYT, estudiando el rol de la aldosterona en patologías endocrinas.

Obesidad abdominal, la más dañina

Tal como reveló el estudio en The New England Journal, en el mundo hay 604 millones de adultos obesos, en el contexto de un incremento constante a lo largo de los años. Es por eso que también muchos denominan a este problema como la gran pandemia del siglo. En Chile la situación es compleja, y no sólo porque estamos en el décimo lugar del ranking mundial de obesidad, sino porque además, un 67% de los adultos tiene sobrepeso. El panorama también es duro en menores, ya que 1 de cada 3 niños y jóvenes chilenos está con sobrepeso y el 10% de los menores de 20 años, es obeso.

La realidad es altamente preocupante para los médicos del IMII, considerando la serie de  daños que conlleva el exceso de grasa, más allá del tema estético. Al respecto, también detallan que la obesidad localizada a nivel abdominal es la más peligrosa, afectando mayormente a la población masculina.

Analizando nuevos compuestos y bloqueadores

A raíz de estos hallazgos, un equipo multidisciplinario comenzó a explorar el potencial terapéutico de una serie de compuestos y nuevos bloqueadores. A través de un screening virtual, buscaron sustancias en una librería de millones de fármacos, llegando a seleccionar a cuatro de ellos. Luego, la meta se focalizó en generar productos novedosos, que no existieran en la naturaleza y el mercado.  “Actualmente estamos elaborando dos fármacos para inhibir la producción de cortisol a nivel de tejido graso y hepático”, comenta el Dr. Carlos Lagos, quien lidera el consorcio tecnológico BMRC apoyado por CORFO,  junto con el Dr. Fardella

Los estudios en animales se extenderán durante el próximo año, a la espera de tener óptimos resultados durante el segundo semestre, según explica el Dr. Fardella. Una vez finalizadas las pruebas, se analizarán diferentes parámetros, esperando que los ratones logren disminuir los daños metabólicos en glicemia, presión, colesterol y marcadores de inflamación e idealmente bajar de peso.

“Estamos terminando la fase de laboratorio para entrar a la etapa preclínica. Estamos optimistas, y la esperanza de estos medicamentos es que los pacientes tengan menos daños metabólicos por factores endocrinos”, detalla el Dr. Fardella, jefe del Departamento de Endocrinología de la Universidad Católica.

Con el fin de seguir ahondando en estas áreas, y lograr transferir la investigación biomédica a la práctica clínica, ambos investigadores de IMII también han conformado el Centro de Medicina Traslacional CETREN-UC, proyecto en el que también colabora un equipo multidisciplinario de especialistas médicos, científicos y  estudiantes de doctorado y pregrado.

Junto a toda la investigación en curso, los especialistas también son enfáticos en materia de prevención y el cuidado personal de la salud. Así, mantener un peso adecuado, realizar actividad física y mantener una alimentación saludable, son medidas importantes para evitar concentrar la grasa a nivel abdominal, que finalmente, gatilla esta suerte de  círculo vicioso: la obesidad central aumenta el cortisol, y el cortisol a su vez, incrementa el síndrome metabólico.

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