Los mercados emergentes todavía no están estornudando lo suficiente como para que el resto del mundo se pesque un resfrío.
Ese es el diagnóstico de los economistas de Deutsche Bank AG a Nomura International Plc después que las acciones de los países en desarrollo sufrieron el peor comienzo de año de los últimos cinco, creando la preocupación de que pasen de ser el motor del crecimiento mundial a convertirse en un freno.
La visión optimista es que los problemas se limitarán a unas pocas economías desequilibradas -como Turquía y Argentina- con poca influencia en el exterior, y que los países desarrollados ahora tienen fuentes propias de crecimiento y apoyo de los bancos centrales. El riesgo es que las desaceleraciones y las liquidaciones de activos se profundicen en las economías grandes, como China, contagiando a los mercados financieros de las naciones industriales y privándolas de la demanda de exportaciones y materias primas.
“Vemos la semana pasada más como una advertencia” sobre lo que podría ocurrir “si el contagio estuviera más arraigado y tuviera una base más amplia en todos los mercados emergentes”, dijo Jacques Cailloux, economista jefe europeo de Nomura en Londres.
El Índice MSCI Emerging Markets bajó 7,1 por ciento desde el 31 de diciembre, frente a una caída de 3,4 por ciento para el Índice MSCI World. La volatilidad accionaria en los países en desarrollo dio el mayor salto en dos años la semana pasada en medio de una liquidación de sus monedas, en tanto el Índice Chicago Board Options Exchange Emerging Markets ETF Volatility subió 40 por ciento a 28,26, de acuerdo con los datos que reunió Bloomberg.
Motor de la economía mundial
Los peligros que plantean las naciones en desarrollo están generado debate, dado que estos países ahora representan casi el 40 por ciento del producto interno bruto del mundo, por encima del 18 por ciento de hace dos décadas. También fueron el motor de la economía mundial cuando Occidente se vio sacudido por la crisis financiera de 2008 y luego por la recesión y los problemas de deuda de Europa.
“Una crisis de los mercados emergentes más amplia hoy tendría repercusiones más grandes” en el crecimiento mundial, señaló Michala Marcussen, responsable mundial de economía de Société Générale SA en Londres.
Incluso antes de la agitación de la semana pasada, el Fondo Monetario Internacional calculaba que la brecha de crecimiento entre las economías emergentes y las desarrolladas es la más pequeña desde 2001, y IHS Inc. consideraba que las antiguas locomotoras este año harían el aporte más chico a la expansión mundial desde 2010.
El temor es que los problemas se prolonguen, sumando un nuevo desafío a un mundo todavía frágil, aun cuando la economía global ha cambiado desde fines de la década de 1990 -cuando las crisis de Asia a América Latina desquiciaban a los mercados internacionales- y está más fuerte luego de las turbulencias financieras de hace seis años, declaró Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg Bank en Londres.