Conocida como Mar, la que fuera entrenadora de las Xolas de Tijuana fue la primera en aprovechar el fútbol como una vía de escape para las mujeres en una de las zonas más violentas del país.
No se supo nada de ella desde el 19 de septiembre y tras casi un mes secuestrada su cuerpo fue hallado el 15 de octubre sin vida, con evidentes marcas de haber sido golpeada en su rostro, piernas y cuello.
Fue el trágico final de Marbella Ibarra, la mujer que dedicó su vida a impulsar el fútbol femenino en México.
La noticia sobre su muerte, que dio a conocer este miércoles la Fiscalía del estado de Baja California, dejó en estado de shock al fútbol mexicano y en especial al gran número de jugadores que ha podido forjar una carrera profesional con el balón gracias a su apoyo.
El cuerpo de Ibarra fue encontrado en la localidad de Rosario, cerca de Tijuana, en el norte del país, el lugar desde el que comenzó su revolución el fútbol femenino en México.
Apasionada del balón, Mar, como era conocida, supo de la importancia que tenía el fútbol como una vía de escape para las mujeres en una de las zonas más violentas del país.
Durante años se dedicó a reclutar niñas y jóvenes promesas por las canchas y calles en Tijuana ofreciéndoles la posibilidad de desarrollar su talento y trabajar en su formación por fuera de las canchas.
Tras jugar frecuentemente partidos amistosos y participar en ligas semiprofesionales en Estados Unidos, con el paso del tiempo se hizo evidente la necesidad de un campeonato en México.
Fue así que presionó y no escatimó esfuerzos para la creación de la Liga MX Femenil, uno de sus mayores legados, que nació en 2017.
Cumplido su sueño, Ibarra volvió a lo que más le gustaba y dio vida a su última iniciativa, «Ellas juegan».
Siguió buscando jóvenes con mucho talento y sin recursos para darles la oportunidad de probar suerte en uno de los clubes de la Liga MX, que en su segunda temporada ya cuenta con 18 equipos.
Los cientos de mensaje de dolor y luto que se han publicado en las redes sociales por parte de jugadores, clubes y organismos, tanto en México como en otras partes del mundo, muestran la huella que dejó Ibarra en el fútbol.
Una muerte que resalta la creciente ola de violencia en el estado de Baja California, que en 2018 está sufriendo uno de los peores años de su historia.