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Misión encubierta: mujeres de 18 países fingieron embarazos para develar cómo opera la red internacional que busca impedir abortos a través de falsos “Centros de ayuda a la mujer” BRAGA Crédito: Agostina Mileo / Infobae

Misión encubierta: mujeres de 18 países fingieron embarazos para develar cómo opera la red internacional que busca impedir abortos a través de falsos “Centros de ayuda a la mujer”

“La mujer, que se presentó como psicóloga, me dijo que la violencia que había padecido no podía justificarse y que nadie la merecía, pero que en este momento era una víctima y que si abortaba iba a construir un círculo de violencia, porque era un acto violento contra mí y mi bebé. Esta mujer jamás mencionó que acceder a tener relaciones sexuales bajo amenaza puede considerarse como violación y que, en ese caso, me correspondía acceder a un aborto legal”, dijo la comunicadora científica argentina, Agostina Mileo, una de las investigadoras encubiertas del caso.


“Estoy embarazada y no quiero tenerlo» fue lo primero que buscó en Google la comunicadora científica, Agostina Mileo, para comenzar su misión como “embarazada encubierta”. Al mismo tiempo, mujeres de 18 países realizaban la misma acción para documentar el accionar de organizaciones con financiamiento internacional, que se presentan como proveedores de servicios de aborto, pero, en realidad, captan a mujeres para convencerlas de no abortar. Esto, a través de manipulación emocional, información falsa, ofertas de abogados, pañales y artículos gratis.

Las 18 mujeres grabaron, fotografiaron y documentaron el accionar de Heartbeat International y de Human Life International, dos organizaciones que aseguran tener vínculos estrechos con la administración de Donald Trump. Estos organismos financian de forma poco transparente diversos grupos en otros países que dicen ser “Centros de ayuda a la mujer”, estos centros tienen el rol de dar información veraz y apoyo a las mujeres víctimas de violencia doméstica o que atraviesan por embarazos no deseados, para darles el apoyo que necesitan tanto para continuar el embarazo como para no hacerlo.

Sin embargo, la investigación dejó al descubierto que estos supuestos centros, en realidad, trabajan al margen de la ley, facilitan información falsa por medio de activistas u orientadores sin calificación médica. “En el folleto que me dieron mencionan riesgo de muerte, infecciones y hemorragias, perforación del útero e infertilidad, todas complicaciones asociadas a abortos inseguros y clandestinos que de ninguna manera se condicen con la evidencia disponible respecto a abortos farmacológicos o con aspiración manual endouterina (ambas técnicas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud)”, escribe Agostina Mileo, en una nota publicada por Infobae, en donde cuenta los resultados de su investigación.

Los resultados de la investigación en Italia fueron más creativos, y los activistas aseguraron que mientras el aborto causa cáncer, parir lo cura. Los lugares donde más se agrupan los “captadores” son iglesias, hospitales, refugios para mujeres y áreas cercanas a campus universitarios. Todos ellos se presentan online como proveedores de información, guía o servicios de aborto.

La “misión encubierta” de Agostina Mileo

“La mujer (supuesta psicóloga del “Centro de ayuda de la mujer”) se me acercó y me dijo: Puedo notar que eres una personita muy dulce por cómo te conmueves, tú no quieres hacer daño”. Manipulación emocional, información falsa sobre el aborto, omisión de información sobre aspectos legales fueron algunos de los descubrimientos de Mileo, comunicadora científica y autora de “Que la ciencia te acompañe: A luchar por tus derechos” y “MenstruAcción”.

Crédito: Agostina Mileo / Infobae

“Les dije que había estado mucho tiempo en una relación con un violento y que había logrado salir e irme a vivir sola. Que sabía cuándo había quedado embarazada porque fue un día en que había accedido a tener sexo por miedo, luego de que él me amenazara. Y que no quería continuar con el embarazo por la misma razón, que me había costado mucho terminar esa relación y que no quería que nada me ligara a esa persona” cuenta la académica.

Con el fin de estimar las semanas de embarazo, le preguntaron a Mileo (quien investigó bajo el seudónimo de “Gloria”), más detalles sobre ese encuentro, su menstruación, ovulación, etc. A pesar de que ella defendía tener claro sus seis semanas de embarazo, “inexplicablemente, me dijeron que estaba embarazada de 10 semanas, es cierto que mi cálculo rápido fue impreciso, pero querían a todas luces marearme estableciendo una fecha de ovulación probable 2 semanas antes del encuentro”.

Mentiras, mitos y manipulación emocional

La investigadora lo registró como uno de los trucos de los falsos centros de ayuda: hacerte creer que llevas más tiempo de gestación que el en realidad tienes. Cuando terminó el relato de “Gloria”, le dijeron que sea cual fuera la decisión que tomara respecto a su embarazo, tenía derecho a hacerlo de manera informada.

“Ahí vino lo más difícil. Pusieron un video en el que, uno a uno, iban apareciendo como ciertos los mitos que refuté en el segundo capítulo de mi libro. No dejaban ningún cliché afuera: ilustraciones de fetos completamente formados siendo desmembrados en el útero, testimonios de mujeres que habían abortado y padecían un sinfín de trastornos psicológicos, un médico que aseguraba que los abortos podían traer infertilidad”.

Mileo agrega que, “se me cayeron unas lágrimas de impotencia. Cuando levanté la vista observé las expresiones complacientes de mis interlocutores y me di cuenta de que el llanto funcionaba: creían que me habían asustado”.

Después del video, manifestaron que su objetivo no era juzgar su decisión sino darle “herramientas” para que no haga algo que me dañe. Una mujer que se presentó como psicóloga, “me dijo que la violencia que había padecido no podía justificarse y que nadie la merecía, pero que en este momento era una víctima y que si abortaba iba a construir un círculo de violencia, porque era un acto violento contra mí y mi bebé”.

Esta mujer jamás le mencionó que acceder a tener relaciones sexuales bajo amenaza puede considerarse como violación y que, en ese caso, le correspondía acceder a un aborto legal. Además, la supuesta psicóloga le habló de “estrés traumático postaborto”, un término que ha sido descartado por las academias de psiquiatría, luego de numerosos estudios que mostraron su inexistencia.

Crédito: Agostina Mileo / Infobae

“Para todas las objeciones o dificultades que pudiera tener respecto a gestar o criar, ellos proveían una solución sin pedir nada a cambio”.

Antes de terminar la cita, las mujeres le dijeron que tenían abogados para ayudarla a lidiar con el exnovio violento, y, además, un papel tipo recetario que decía “ecografía Gloria el 26/12 a las 8:30” y una dirección particular con el apellido de un doctor. Sin sello, sin matrícula. También, un folleto en el que aparecían listadas la necesidad de transfusiones de sangre y lesiones en el intestino y la vejiga como posibles consecuencias físicas de un aborto.

El problema de estos falsos “Centros de ayuda a la Mujer”, es que están privando a mujeres en estado vulnerable de sus derechos, no son fiscalizados por nadie, y la ayuda que ofrecen para continuar el embarazo es después de prácticamente un proceso de “lavado de cerebro” con información falsa y manipulación emocional. No se están dando herramientas con información imparcial y verídica que le permita a una persona que atraviesa por esa circunstancia, tomar una decisión con todas sus opciones sobre la mesa.

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