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El concepto de política con un emoji de corazón Yo opino Crédito: Agencia Uno

El concepto de política con un emoji de corazón

Cristina Oyarzo Varela
Por : Cristina Oyarzo Varela Doctora en Historia e investigadora
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Hace unos días, la Asamblea de Mujeres de Quilpué (AMQ) era un hervidero. Las cabras comenzaron espontáneamente a convocar a una manifestación en el centro de la ciudad en repudio a la impresentable conducta de la justicia, a la impunidad que reina en torno a la vulneración de las vidas de las mujeres. Bajo la consigna “Martin Pradenas violador” y a cabo de unas horas, había lienzos, afiches, marcha y una masiva intervención en el centro de la ciudad. Acciones similares tuvieron lugar en muchos otros territorios. Las redes sociales han cumplido aquí la función de evidenciar una continuidad en estos modos de acción política, pues a través de ellas no paramos de descubrir que no estamos solas.

En espacios como éste se están inventando formas de acción política profundamente enraizadas en la experiencia. El “modo” asamblea permite que se manifieste la espontaneidad, la heterogeneidad, el gesto de escucha. Y al disentir se abre una oportunidad de aprendizaje, ya que en tanta diferencia junta, opera una muy especial forma de solidaridad de base. ¿Qué los caracteriza? En otras cosas, que las prácticas de resistencia se erigen desde la experiencia vital, entendiéndolas como el insumo básico para la acción; también, que el conocimiento producido desde lo cotidiano se revela como potencia, dejando lugar a la validación de lo conocido y reflexionado por fuera de las instituciones y las estructuras más convencionales. En las intervenciones de una asamblea territorial y feminista, el cuerpo y el pensamiento se amalgaman irrumpiendo en el mundo.

[cita tipo=»destaque»] La rabia que nos atraviesa en estos momentos, la tristeza que encarna en nuestras experiencias vitales, se vuelve insumo para subvertir las normas que nos constriñen. A través de esto ponemos en duda qué es lo realmente prioritario en el mundo en que vivimos, e instalamos nuestras hipótesis. [/cita]

Y es que para el caso opera plenamente la hipótesis de Arendt de que la política emerge en la reunión voluntaria de las y los diversos. Usarla como clave de acceso permite problematizar las relaciones entre las ideas y la acción en el momento mismo en que esto está teniendo lugar: en el Chile post octubre, en medio de la pandemia y en el colapso político-institucional en curso. Aquí, una capa de los discursos colectivos en transformación responde con agilidad a la ineficacia de las estructuras. La creatividad asume una función política, pues se vuelve medio para intervenir en el espacio de otros -la ciudad-, empujando las percepciones de aquello que es posible pensar, y de lo que se está gestando. “Si no hay justicia hay funa” es un enunciado que viene circulando hace un tiempo y que ayer fue desplegado con intensidad: es una rica evidencia del presente movilizado. ¿Alguien duda de que estos dispositivos inventados, de a poco, van penetrando en la toma de decisiones de la macropolítica? En la historiografía se sabe muy bien que la persistencia de discursos sociopolíticos termina transformando las instituciones, como corolario de los procesos de cambio cultural.

Los discursos de las nuevas generaciones han asumido un protagonismo exquisito. Han obligado al desplazamiento de la imaginación política, y a que podamos poner un emoji de corazón junto a ese concepto, en una misma frase, sin temer ser expuestas por tal osadía. La rabia que nos atraviesa en estos momentos, la tristeza que encarna en nuestras experiencias vitales, se vuelve insumo para subvertir las normas que nos constriñen. A través de esto ponemos en duda qué es lo realmente prioritario en el mundo en que vivimos, e instalamos nuestras hipótesis. Quizás lo más sorprendente sea sentirnos así de juntas. Las redes de solidaridad de se materializan a través de estos modos de estar en el mundo es nuestra revolución.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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