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La falacia de la no interferencia y los derechos de la niñez Yo opino Créditos: Foto de Raul Zamora / Aton Chile. Intervención de @constanzaffigueroa

La falacia de la no interferencia y los derechos de la niñez

Rocío Faúndez /Cristian Sanhueza
Por : Rocío Faúndez /Cristian Sanhueza Rocío Faúndez, Directora Social Fundación Todo Mejora Cristian Sanhueza, Abogado y Asesor Legislativo Fundación Todo Mejora
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“No te metas con mis hijos”. Se dice rápido y entra directo al sentido común, al temor de cada padre y madre. El supuesto, claro, es que esa hija o hijo se ajusta perfectamente a la norma de género de una sociedad heterosexista y cisnormada, y es feliz en ella. Es cuidado en su familia, es querido, es respetado. No necesita que nadie externo “se meta con él”.

¿Y qué pasa si no es así? Y si ese hijo, hija, hije, está en una búsqueda, y necesita de apoyos? ¿Qué pasa si ese hije vive violencia de parte de pares, de otros adultos, de uno mismo? De hecho, ségun el Estudio de Maltrato Infantil en Chile de UNICEF, 71% de las niñas y niños señala haber sufrido algún tipo de violencia en sus casas. Es justamente en dichas situaciones de vulneración donde el Estado y la sociedad toda debe reaccionar, para resguardar sus derechos y garantizar una vida libre de violencias y discriminaciones, en línea con la Convención que hace 30 años ratificamos.

[cita tipo=»destaque»] Mientras existan niñas y niños LGBTIQ+ que vivan en entornos no seguros, no afirmativos, las organizaciones de la sociedad civil seguiremos “metiéndonos” con ellos, para así cumplir el rol que el Estado ha dejado de ejercer por consignas como #ConMisHijosNoTeMetas.[/cita]

La circulación del autodenominado “Bus de la Libertad” con la consigna #ConMisHijosNoTeMetas, revela no solo la visión adultocéntrica de una parte de la sociedad, sino que busca relegar al Estado a la posición de un simple espectador, para no avanzar en protección y derechos para niños, niñas y adolescentes. Esta línea de aparente neutralidad y “no intervención”, al mismo tiempo, impacta directamente en la vida de miles de niños y niñas LGBTIQ+, exponiendoles a situaciónes de hostilidad y discriminación en sus entornos. Paradojalmente, no intervenir supone “meterse” con esas niñas y niños, y avalar que otras y otros “se metan” con ellos.

Más aún, los altos niveles de violencia y discriminación a la que se ven expuestos, vuelve a niñas, niños y adolescentes LGBTIQ+ propensos a experimentar altos niveles de ansiedad, angustia, y comportamiento suicida, cuestión que varía sustancialmente cuando esos niños y niñas cuentan con adultos que les apoyan y que respetan su orientación sexual, identidad y expresion de género. Sobre esto, estudios de Trevor, única línea de ayuda remota para juventud sexualmente diversa con presencia las 24 horas los 7 días de la semana, muestran que contar con un solo adulto que les apoye, reduce un 40% las probabilidades de intentar un suicidio, para un adolescente LGBTIQ+.

Mientras existan niñas y niños LGBTIQ+ que vivan en entornos no seguros, no afirmativos, las organizaciones de la sociedad civil seguiremos “metiéndonos” con ellos, para así cumplir el rol que el Estado ha dejado de ejercer por consignas como #ConMisHijosNoTeMetas. Seguiremos apoyándoles, continuaremos reeducando y entregando herramientas a sus padres, madres o cuidadores, para así avanzar hacia una educación sexual más integral, y hacia una sociedad que les permita ejercer efectivamente sus derechos y desarrollarse en ambientes seguros, sin discriminaciones por su orientación sexual, identidad y expresión de género.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

 

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