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Amal y Ebtisam, la huida con final feliz de dos lesbianas saudíes BRAGA

Amal y Ebtisam, la huida con final feliz de dos lesbianas saudíes

Con el fin de conseguir el dinero para que pudieran huir, Nasara creó un «crowdfunding» y en tres días consiguió reunir 9.000 euros. Pudo pagar los billetes de avión que reunirían a la pareja en El Cairo, en 2021. Pero también tenía que sacarlas rápidamente de la capital egipcia.


Hace apenas un mes que Amal y Ebtisam, una pareja de lesbianas de 24 años originarias de Arabia Saudí, aterrizaron en España. Cuando sus familias se enteraron de la relación que tenían les hicieron la vida imposible, pero con ayuda consiguieron huir del infierno e ir en busca del futuro que allí les quisieron negar.

Se conocieron en 2015 a través de una amiga en común y poco después comenzaron a salir. Su felicidad duró poco pues cuando sus familiares se enteraron de la relación fueron separadas e hicieron de su vida un infierno. A Ebtisam su padre la mandó a Etiopía con su madre, quien la maltrataba, y a Amal le prohibieron volver al instituto.

Tras más de un año sin poder comunicarse, tratan de rehacer su vida en la localidad de Jerez de la Frontera (sur de España) junto a su ángel de la guarda, Nasara, una activista feminista saharaui que hecho lo imposible por traerlas a España.

Un amor truncado

En una entrevista telemática con Efe, Ebtisam, más dicharachera que Amal, ha contado cómo se conocieron en 2015 en su país a través de una amiga común; comenzaron a salir un tiempo después, se enamoraron…. pero sus familias, de origen yemení, supieron de su relación a través del director del instituto en el que ambas estudiaban. Era 2017.

«Había una profesora del instituto que vigilaba las conductas y comportamientos de los estudiantes, como una policía, si actuaban de modo incorrecto, el director se lo comentaba a las familias. Ella dijo que nuestra conducta era demasiado homosexual para el colegio y llamó a nuestros padres», ha relatado.

Les dijeron «vuestras hijas están enfermas», ha recordado la joven, y a partir de ahí comenzó un calvario. A Ebtisam la amenazó su padre con mandarla a Etiopía con su madre -estaban separados- en cuanto acabara el instituto, algo que finalmente cumplió.

Y allí estuvo dos años y medio Ebtisam con su madre, quien la maltrataba físicamente y le hacía sentir como «si no valiera nada», empezó a odiarse a sí misma, cuenta la joven, que además sufrió violencia por parte de su hermano mayor. Allí nunca retomó los estudios.

Amal no solo su padre le prohibió volver al instituto, sino que quiso casarla con un primo de ella.

La pareja estuvo un año sin poder comunicarse, sin saber nada la una de la otra. Las controlaban para que así fuera, pero gracias de nuevo a la amiga común retomaron el contacto, ha relatado Ebtisam.

La huída

Cuando hablaron después de tanto tiempo llegaron a la conclusión de que tenían que huir y volver a juntarse, la salud mental de ambas estaba muy deteriorada y tenían que hacer algo lo antes posible. Ambas habían creado una plataforma en redes sociales, Yemeni Feminist Voice (Voz feminista yemení), a través de la cual pidieron ayuda a Nasara.

«Sabíamos que había ayudado a otra gente, le contamos nuestra historia de los abusos que habíamos sufrido y ella nos dijo que nos ayudaría a encontrar una solución lo más rápido posible», ha contado Ebtisam.

Nasara lleva bastantes años en España. Conocía a otra amiga de ellas, Besmah, con quien colaboraban en la plataforma. «Ellas no han sido las primeras ni las últimas mujeres a las que ayudo», asegura a Efe la activista en una videollamada.

Con el fin de conseguir el dinero para que pudieran huir, Nasara creó un «crowdfunding» y en tres días consiguió reunir 9.000 euros. Pudo pagar los billetes de avión que reunirían a la pareja en El Cairo, en 2021. Pero también tenía que sacarlas rápidamente de la capital egipcia.

«Es una ciudad con un alto indice de violencia sexual y abuso y si son chicas de origen árabe y jóvenes, el riesgo era muy alto. Tuve que pagar en uno de los sitios más lujosos de El Cairo un alquiler para que estuvieran protegidas. Me encargué de que en ningún momento sintieran peligro», ha señalado la activista saharui, quien gastó todos sus ahorros en ello.

Y sabía que la pareja tenía que dejar El Cairo cuanto antes, así que Nasara contactó con el Ministerio de Igualdad en España. Escribió un correo a la directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, Boti García.

«Qué derecho tienen sus familias de usurpar a estas personas el derecho a ser lo que son, el derecho a ser como son y el derecho a amar», ha destacado la directora general en una entrevista con Efe.

García no tenía competencias en política exterior, pero «removió cielo y tierra» para sacar adelante a la pareja. Trabajó junto a los Ministerios del Interior y de Exteriores.

Ha contado emocionada cuando el mes pasado Amal y Ebtisam aterrizaron en España, «el país que les podía cambiar la vida».

Nueva vida

Y en Jerez de la Frontera llevan un mes. Las jóvenes aún no han comenzado su nueva vida, se tienen que recuperar aún de lo vivido. Han solicitado el asilo por orientación sexual, una protección que esperan que llegue cuanto antes.

«No queremos acabar con nuestra libertad, no queremos volver a un país homófobo. Ahora no nos sentimos en peligro», han asegurado Amal y Ebtisam, que recuerdan que como ellas hay muchas voces de niñas, de jóvenes, que están sufriendo por ser lesbianas en países donde es un delito serlo, donde la comunidad LGTBI «no piensa en un futuro sino en el día a día» por el temor con el que viven.

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