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Serrat cantó ante unos 45.000 fanáticos en México

Enmarcaron el escenario del concierto la catedral, el Palacio de Gobierno, el antiguo palacio del Ayuntamiento, el Templo Mayor, y, en la Plaza de la Constitución, cientos de maestros que precariamente instalados en tiendas de campaña buscan solución a sus demandas sindicales.


El cantautor español Joan Manuel Serrat congregó anoche a unas 45.000 personas en la plaza pública más importante de México, el Zócalo capitalino, donde también cantó para los maestros acampados en protesta contra sus dirigentes sindicales.



Serrat interpretó las canciones de su nuevo disco, «Versos en la boca», que había ya presentado anteriormente en el Palacio de Bellas Artes de esta ciudad, donde actuó cinco días consecutivos.



Esta vez, enmarcaron el escenario del concierto la catedral, el Palacio de Gobierno, el antiguo palacio del Ayuntamiento, el Templo Mayor, y, en la Plaza de la Constitución, cientos de maestros que precariamente instalados en tiendas de campaña buscan solución a sus demandas sindicales.



La entrada del artista fue precedida por gritos de la gran audiencia que desde temprana hora se había apostado en el lugar para presenciar la actuación de uno de los cantantes más queridos por los mexicanos.



Con el tema «Mediterráneo», el cantante y compositor abrió su presentación, para proseguir con «Me gusta todo de ti» y «Muñeca Rusa». Agradeció después la presencia del público y se solidarizó con los docentes.



«Un saludo fraternal y solidario a los trabajadores de la docencia que están aquí instalados, con los que venimos a compartir esta noche en un lugar de todos, como el Zócalo, y con gente tan bella como la que tenemos aquí. Gracias a todos», dijo el artista.



A nadie importaban el sucio aspecto de la Plaza de la Constitución, las pancartas de protesta de los inconformes o la constante amenaza de lluvia, ya que sólo contaban Serrat y su lírica.



Poco después de comenzar el recital, la poesía de Antonio Machado y de Miguel Hernández irrumpieron en el ambiente.



«Ponerle música a versos ajenos ha sido una tentación a la que a mí siempre me fue muy difícil resistirme cuando encontraba en estos versos las cosas que quería contar», dijo Serrat, para continuar con la letra de «Llanto y coplas a la muerte de don Guido» y «Para la libertad».



El cantautor catalán hizo un gran recorrido por su historia musical, interpretando por igual temas de su nuevo álbum y de sus discos anteriores.



Clásicos como «Penélope» y «Cantares» fueron coreados masivamente por los asistentes, cuyas constantes muestras de cariño agradeció Serrat una y otra vez.



De despedida, el cantautor interpretó «La Fiesta» pero el público lo «obligó» a regresar al escenario en seis ocasiones, y aunque en su quinta entrada Serrat sólo indicó con ademanes que ya se tenía que ir a descansar, sus seguidores no se lo permitieron.



Reclamado por los gritos de «Serrat, Serrat, Serrat», y «Señora», un tema que le faltaba interpretar, el músico tuvo que regresar por sexta ocasión, esta vez para aclarar que le había prometido a su mujer que nunca más cantaría esa melodía.



Y con las estrofas de su romántica canción «Lucía» satisfizo las reclamaciones de sus admiradores y se retiró de este gran escenario en el que ya se había presentado en 1999.



EFE

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