La agrupación porteña, uno de los referentes más importantes de la cueca urbana de la zona, presentará su más reciente producción, que incluye parte del trabajo de su primer disco y nuevos temas.
Dicen, entre entendidos, que septiembre es la pascua de los folcloristas. Que sólo en este mes relucen las cuecas que se empolvaron en el año, que los llaman para presentaciones y que se reivindica el estandarte de la música patria. Se acaban las fiestas y, junto con la totora que techa las fondas, se guarda el folclor, para muchos.
Pero no para ellos. Los Paleteados del puerto, así como cientos de cantores, siguen alumbrando canciones con la guitarra, el pandero, el piano y la batería. Y a este trío de Valparaíso no le falta quehacer.
Por estos días presentan su último disco, "Los Paleteados del Puerto en Vivo", realizado el 8 de julio en la Sala SCD de Bellavista. Es el primer recital grabado de su discografía. Los planes cambiaron en el camino, eso sí.
En un comienzo, la idea era reeditar el trabajo que hicieron el año pasado, "Tradición de la cueca porteña", del que ya no existen copias a la venta, puesto que se agotaron en la misma presentación del álbum. Como se trató de un proyecto independiente, hicieron 200 copias, que se vendieron de inmediato.
Ése mismo disco les valió este año un Altazor y un APES como "mejor producción musical de raíz folclórica". El primer impulso fue repetir esa grabación; sin embargo, la posibilidad de un concierto los ‘tentó’ finalmente, y decidieron una opción intermedia: la mitad de la producción es del disco antiguo, y la otra, nueva.
El álbum será estrenado este miércoles en Valparaíso, a las 19:00 horas, en el DUOC-UC, mientras que el jueves se presentará en el Teatro Municipal de Maipú.
"Los Paleteados del puerto" tienen lo que se llama un ‘público cautivo’. Un grupo de gente que los sigue, que zapatea sus cuecas choras, que se envalentona con la provocativa agresividad del piano y la batería. Gente que asiste a todos sus conciertos y que también estuvo en la grabación del disco. "Con mucha humildad, digo que tenemos un público incondicional, y eso siempre nos deja casi marcando ocupado", cuenta Gloria Arancibia, la pianista del trío.
Tradición de cueca
Tácitamente, la única mujer del grupo -resucitadora de la tradición del piano femenino, a la usanza de los legendarios prostíbulos y burdeles porteños- se ha convertido en la vocera, en la encargada de promocionar los eventos del grupo y en una especie de ‘representante’ de los ‘Paleteados’ desde su nacimiento, hace 14 años. Nacimiento formal, porque en realidad la cueca ha estado con ellos toda la vida.
Elías Zamora -baterista- ha estado ligado al folclor desde su niñez, y siendo joven trabajó en el famoso "69", sugerente lugar de recreo en el puerto. Osvaldo Gajardo -guitarrista y director- tuvo una historia similar, desempeñándose como músico en "El siete espejos", junto a sus hermanos. Conocen la historia y el pulso de las calles de Valparaíso, la cadencia de la cueca entre los cerros, el aplauso templado por el alcohol y la noche cerca del mar.
El grupo, en realidad, nació hace muchas décadas. Y es precisamente por ese manejo de los ritmos y el encanto que han sido galardonados y reconocidos. "Estamos contentos porque hemos tenido suerte -dice Gloria. Hay muchos que tienen talento y lamentablemente están escondidos por ahí. Hay mucha gente que se merece estar como nosotros, o mejor, y que lamentablemente no está en esa posición."
Gloria -la más joven de los tres- creció también bailando cueca. Cuenta que cuando pequeña veía a los folcloristas cantar y bailar frente a su casa, y se escapaba para compartir con ellos. Es posible que todavía no abandonara el bamboleo característico de los parvulitos cuando ya estaba enarbolando un pañuelo y ondeando el vestido.
Más grande comenzó a ganar campeonatos, y tan importante ha sido en la cueca en su vida que fue precisamente en torno a ella que Gloria y Osvaldo se conocieron. Ella bailando y él cantando. De eso hace 30 años.
"Los Paleteados del puerto" pasarán estas fiestas patrias trabajando. Para ellos, la tranquilidad viene más adelante. "Generalmente la celebración viene después del 18" comenta Gloria. Pero les gusta que así sea. Sentarse al piano y hacer que todo el mundo baile es también un modo de festejar. "Gracias a Dios siempre tenemos trabajo -reflexiona- y eso significa que tenemos un compromiso más grande con el público, que tenemos mucho que agradecer y entregar".
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