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“Boliches con Historia”, los negocios de barrio que han resistido el paso del tiempo Plataforma web rescata la tradición de tiendas que tienen entre 20 y 80 años

“Boliches con Historia”, los negocios de barrio que han resistido el paso del tiempo

Hoy el comercio de barrio antiguo (almacenes, carnicerías, farmacias, bazares, zapaterías, ferreterías, etc.), con data de entre 20 y más de 80 años, atendido en su mayoría por sus propios dueños, está desapareciendo. Desde hace varios años el cierre de estos locales no pasa por una decisión personal, sino por la compleja competencia (o imposibilidad) que le plantean las cadenas de supermercados y grandes tiendas. Este sitio en internet va al rescate del comercio de barrio y del oficio de comerciante como elementos del patrimonio cultural inmaterial.


La difusión y puesta en valor del comercio de barrio tradicional de la Región Metropolitana es el objetivo central de la plataforma virtual “Boliches con Historia”: Guía virtual sobre comercio de barrio tradicional de barrios de Santiago.

Ante la proliferación de malls y grandes cadenas de supermercados y del retail, una de las expresiones socioculturales de la vida cotidiana que corre riesgo de desaparecer es el comercio de barrio tradicional. De ahí que el sitio web (http://comerciodebarrio.cl) sea una vitrina de rescate de espacios tradicionales que han sobrevivido hasta hoy gracias al empuje y dedicación de sus dueños, quienes en muchos casos siguen trabajando a pesar de la edad.

Librería la Duquesa Foto: Gonzalo Rubio

Librería la Duquesa
Foto: Gonzalo Rubio

Como bien lo explica el sitio web en su presentación, en ellos se da una práctica económica de pequeña escala, tradicional y asociada a un territorio (que) forma parte de la identidad colectiva y del paisaje cultural de nuestros barrios urbanos”. Estos negocios barriales “transmiten un particular modo de ejercer un oficio y, en su cotidiano, contribuyen al fortalecimiento del tejido social”. Por eso más allá de la lista de productos que tengan en venta, “estos negocios ofrecen un ‘intangible’ extra, jugando un rol social, comercial y cultural en los barrios”.

Se trata de almacenes donde la clientela se ha mantenido a lo largo de las décadas, y cuya existencia está asociada a la identidad del barrio y a las relaciones personales que se crean entre los vecinos. De ahí que estos espacios se constituyan además como un lugar de encuentro entre los vecinos, ahí donde reina la confianza y la complicidad, propiciando el fortalecimiento de las relaciones vecinales y humanas, a fin de cuentas.

Esta plataforma web fue lanzada el pasado lunes y en ella se puede encontrar no solo diversos tipos de negocios barriales de Santiago (Santiago Norte, Centro, Sur, Oriente) sino además es posible apreciar sus características (hay fotografías de cada negocio) y se cuenta la historia de sus dueños.

Bazar Astra Fotos:  María José Guallar

Bazar Astra
Fotos: María José Guallar

Dentro de la importancia que tiene esta iniciativa de rescatar el patrimonio cultural de la ciudad, así como el potenciamiento comercial de cada uno de estos negocios barriales, está el hecho de que la mayoría de los dueños que se mantienen trabajando en estos locales no tienen herederos que puedan hacerse cargo del oficio, por lo que su amenaza de extinción convive con su actividad. Por otro lado, los comerciantes han tenido que ir cerrando poco a poco sus vitrinas, pues la competencia contra los gigantes del retail ha hecho que pierdan gran parte de la clientela, aunque si bien han sabido mantener fieles compradores.

Atendiendo estos negocios generalmente se encuentra a personas de la tercera edad, quienes se mantienen activos pese a los años, pues buscan sentirse útiles y además tienen la posibilidad de interactuar con las personas del entorno. Adicionalmente, constituyen un bastión de hacer comercio casi en extinción, lo cual a su vez es una forma de persistencia, una manera distinta de trabajar y aportar al canon actual comercial de la sociedad chilena.

Casa Marcos Foto: María José Guallar

Casa Marcos
Foto: María José Guallar

Patrimonio cultural inmaterial

Detrás de esta interesante iniciativa en internet está la periodista y gestora cultural María José Guallar, creadora del sitio web comerciodebarrio.cl, quien nos cuenta que el origen de la página está ligado a su historia familiar.

“Este proyecto nace desde mi historia personal. Mi papá tiene un negocio que todavía existe en San Bernardo y este tiene 58 años. Entonces, yo me crié entre comerciantes del centro de San Bernardo. Hace 10 o 15 años, el sector comenzó a cambiar mucho, principalmente por la llegada de las grandes tiendas y el retail, haciendo que muchos de estos negocios comenzaran a cerrar. Eso trajo un cambio en el paisaje. Entonces se me generó la inquietud de hacer un registro de estos lugares antes de que se acabaran”, señala la periodista.

La idea se fue gestando como algo espontáneo, pero posteriormente la fue estructurando y comenzó a recorrer otras comunas hasta que nació el proyecto, el que en un primer comienzo María José tenía en mente hacer un libro, finalmente derivó en la página www.comerciodebarrio.cl.

Confitería Los Pekes Fotos: María José Guallar

Confitería Los Pekes
Fotos: María José Guallar

“La página reúne la historia y catastros del comercio de venta de productos de distintas zonas de la Región Metropolitana. Parte del comercio que antes veíamos a cada rato, pero que hoy son una cosa rara. Es muy difícil para estos lugares competir con los gigantes comerciales”, apunta.

María José cuenta que con esta inicitaiva pretende reconocer el comercio de barrio y el oficio de comerciante como elementos que constituyen patrimonio cultural, sobre todo inmaterial, “porque son lugares que contribuyen a alimentar nuestra identidad colectiva y a crear el paisaje cultural de los barrios urbanos. La idea es identificarlos, valorarlos y preferirlos con las compras para que sigan existiendo”.

Respecto a los boliches que actualmente están en la página, indica que el punto de partida fue el tiempo de existencia de cada lugar. “Estos locales tienen entre 20 y 80 años de existencia. En 20 años puedes establecer un vínculo con tu entorno y puedes encontrar a más de una generación”. Destaca además un punto muy importante que es el que “estas tiendas son atendidas por su propio dueño, o un familiar que ayuda, pero siempre está el dueño detrás del mostrador”.

Rotiseria Ben Hur Foto: María José Guallar

Rotiseria Ben Hur
Foto: María José Guallar

Más que una cita al romanticismo de “todo tiempo pasado fue mejor”, estos lugares aparecen como desafiando al “progreso” y a los nuevas tecnologías de compraventa. “Son lugares conservadores, pues no incorporan muchos elementos tecnológicos o temas de marketing. Incluso la mayoría no tiene sistema para recibir tarjetas de crédito, porque trabajan a la antigua recibiendo solo efectivo. Además son lugares pequeños de no más de 50 metros cuadrados”, dice María José.

Para esta periodista la idea de la plataforma es dar a conocer estos negocios de barrio, de modo que estos sean exhibidos en internet y mediante la red puedan llegar muchas personas a saber de su existencia, conocer los lugares, preferirlos en las compras, “pero también reconocer el valor cultural que tienen estos rincones”, añade.

En cuanto a la importancia de los boliches dentro de la comunidad, María José piensa que “estos locales contribuyen a crear el paisaje cultural del territorio como barrio y les dan sentido de pertenencia a las personas que viven ahí, pues es un enclave característico en donde confluyen las relaciones sociales del espacio. Además contienen la historia viva del entorno. Estos lugares entregan la identidad y el sentido de pertenencia”.

Plásticos Irarrázabal Foto: María José Guallar

Plásticos Irarrázabal
Foto: María José Guallar

Agrega que “son espacios intermedios entre el living de la casa y los desconocidos. Ahí te encuentras con personas que quizás no invitarías a tu casa, pero con las cuales puedes establecer una relación de confianza. Saben de las pequeñas cosas que ocurren en el día a día”.

Ante la pregunta de cómo afecta a estos boliches la llegada de las grandes cadenas de retail y supermercados, la creadora del sitio confiesa sentidamente que “esa es la gran tristeza, porque estos lugares no pueden competir con la oferta ni con los precios del gran comercio. Eso es lo terrible, pues conlleva que los locales comiencen a cerrar, porque no pueden competir”.

Advierte que otra forma con la cual se ven desfavorecidos los negocios de barrio es cuando llegan a instalarse grandes casas comerciales en las cercanías del barrio, “por tanto sube el precio del suelo y de los arriendos y si no pueden costearlos, tienen que cerrar. Con esto, el oficio de comerciante se vuelve poco atractivo, por ser poco rentable y algo muy sacrificado”, concluye.

Panadería La Espiga Foto: María José Guallar

Panadería La Espiga
Foto: María José Guallar

Dentro del sitio hay un espacio llamado In Memoriam, destinado a tiendas que durante la investigación y creación del sitio web (2010) se catastraron, pero que no pudieron sobrevivir a la debacle comercial y cerraron. En homenaje a sus dueños, en esta sección se expone la historia completa del boliche y su dueño, junto a fotografías que dan cuenta del lugar. Ahí están las carnicerías Santa Rosa (en Av. Italia 1753 A, Ñuñoa) y Rodríguez (en Huérfanos 2298, hoy es un local de Pizza Pizza), y la ferretería Las Lilas (en Eliodoro Yáñez 2881, hoy es un OK Market).

Esta es una parte terrible de la historia para la gestora del proyecto, puesto que ella llegó hace cinco años a conocer esos espacios físicos, la historia de sus dueños y de repente cerraron, por distintas razones. Cuenta que “básicamente no pudieron seguir vendiendo lo suficiente para mantenerse vigentes, o bien porque la mayoría de las personas que atienden pertenecen a la tercera o cuarta edad como se les llama hoy. Entonces, es bien triste, porque la idea de que estén en la plataforma es que se den a conocer, la gente los visite, compren ahí, pero se acaban”.

La razón de su permanencia en el sitio tine que ver justamente con mantener el recuerdo de esos lugares y rendir un homenaje, de manera que “se haga un reconocimiento a esos personajes que estuvieron tantos años ejerciendo una labor con una ética que no vemos hoy en día”, comenta la periodista. Para ella, es también un llamado de atención: “¿Es esto lo que queremos que ocurra con todos los lugares?”, se pregunta.

Emporio Botillería Valparaíso Foto: María José Guallar

Emporio Botillería Valparaíso
Foto: María José Guallar

La idea de la página es seguir sumando más boliches, de manera de ir haciendo un catastro más completo de la realidad comercial barrial. Para ello, en la sección contacto de la web hay una plataforma de contacto y ahí la gente puede mandar datos de lugares y el contacto señalando la dirección del establecimiento. Entonces María José va al lugar, hacen las entrevistas y fotografías respectivas, y las sube a la plataforma con los respectivos créditos a quien entregó la información. “La idea es que este proyecto sea colectivo, comunitario en su esencia”, dice.

Finalmente, el paso a seguir es implementar la sección regiones. Según la creadora del sitio, fuera de la Región Metropolitana hay muchos lugares posibles de incorporar al catastro de www.comerciodebarrio.cl, pero dependerá, nos dice, de los datos que entreguen las personas y de cómo se va dando el proyecto.

Boliches con historia

Bazar Astra, Rosas 1138, Santiago

Foto:  María José Guallar

Foto: María José Guallar

El Bazar Astra es un curioso negocio que aunque está ubicado en pleno centro de la capital, pareciera que pertenece a otro tiempo o a otro lugar. Los tangos y milongas que nunca paran de sonar son un sello característico de este negocio. Su oferta es curiosa y muy entretenida. Mezcla productos de librería con otros de perfumería y paquetería, todo presentado en sus grandes vitrinas, en estantes y en un mostrador de madera: lápices, plumones, tijeras, hilos, agujas, palillos para tejer, dados, tintas para impresora, humitas, peinetas Pantera, gomina, hojas de afeitar, Colonia Inglesa, hisopos, y pirinolas. Y como dando la bienvenida a todos, cruzando el umbral, están las reinas del bazar: banderas de todos los países, de diferentes tamaños, que expuestas en todo su orden y colorido, dan la sensación de estar pisando territorio diplomático o de las Naciones Unidas.
El Bazar Astra existe desde 1956 y su dueño, don Miguel Hiza, sabe que su negocio morirá con él, porque ni sus hijos ni nietos continuarán con el oficio.

Industria Nacional de calcetines, Mac-Iver 286, Santiago

Foto: María José Guallar

Foto: María José Guallar

En la vitrina de la Industria Nacional de Calcetines se encuentran entre los calcetines, medias y calzoncillos, unos curiosos productos con graciosos anuncios: uno de ellos es la panty abierta en la entrepierna denominada Lewinsky o Siempre Lista, o unas medias de punta reforzada junto a un cartel que previene con un ¡Que no le pase a usted! y la foto del presidente del Banco Mundial entrando en una mezquita con los calcetines rotos. Esas son ocurrencias de don Abraham Kuncar, dueño de la tienda y que demuestran el humor con que se toma el día a día frente de su negocio, que desde hace 53 años se especializa en venta de todo tipo de calcetas para hombres, mujeres y niños de todas las edades.

Para don Abraham Kuncar, comerciante hijo de palestinos, lo más lindo de su trabajo es el trato con el público, conocer a tantas personas y tener lazos con ellas. En todos estos años, le ha vendido a tres generaciones de una misma familia, padres, hijos y nietos.

Talabartería San Fernando, Independencia 141

Fotos: María José Guallar

Fotos: María José Guallar

Una talabartería es un establecimiento donde se fabrican manualmente o se venden productos de cuero curtido, como aperos para caballos, implementos para huasos o artículos de marroquinería, como cinturones repujados, billeteras y cachos. En la capital este tipo de negocios se cuentan prácticamente con los dedos de una mano, y son escasos porque el mundo rural, que antes estaba muy cerca de Santiago, se ha ido alejando cada vez más, producto de la urbanización y debido a que los artesanos que elaboran este tipo de implementos hoy son cada vez menos. Uno de estos lugares es la Talabartería y Suelería San Fernando, que se emplaza vistosa en plena avenida Independencia, con una fachada anaranjada y dibujos de huasos y copihues. El dueño de este negocio es don Eduardo Galindo, quien continuó la labor que originalmente inició su padre allá por 1930.

Carnicería Simón Bolivar, Simón Bolívar 3702, Ñuñoa

Foto: María José Guallar

Foto: María José Guallar

La carnicería que está en Simón Bolívar con Brown Norte lleva 68 años en el mismo lugar, cuando en el barrio eran naturales las casas patronales con mozos, empleadas y cocineras que preparaban varios platos para cada comida del día. A ellas había que ir a dejarles a domicilio los pedidos de lomo y filete que se encargaban a esta carnicería que por ser la única en el sector, no necesitaba tener nombre ni letrero.
El tiempo pasó y el barrio cambió; donde estaban esas enormes casas hoy hay mayormente edificios, pasajes, y una que otra casa de dos pisos. Pero la carnicería sigue estando ahí y sigue sin ser bautizada. Todo este relato lo cuenta don Heriberto Jara, el dueño de esta carnicería desde hace 30 años, cuya vida entera ha girado en torno a la carne y su oficio. Partió trabajando a los 9 años barriendo y haciendo mandados, y de a poco fue escalando hasta que después de muchos sacrificios, pudo comprar el negocio.

Farmacia Lo Vial, Gran Avenida 4768, San Miguel

Foto: María José Guallar

Foto: María José Guallar

La farmacia Lo Vial, ubicada a pasos de la estación de metro del mismo nombre, es una reliquia de San Miguel. Por lo que ha investigado la señora Pabla Correia, dueña de la farmacia Lo Vial, ésta existe desde hace más de 100 años. La farmacia está en su poder desde 1977, pero el aspecto que tiene evidencia al instante que se trata de una de esas antiguas boticas de comienzos del siglo XX: tiene unos enormes muebles de madera que ocupan todo el local -conservados perfectamente-, con repisas y cientos de cajoncitos de distintos tamaños donde antes se guardaban químicos, preparaciones y remedios. Todavía se exhiben grandes latas que rezan nombres de medicamentos y en la trastienda se guardan infinidad de botellitas y frascos cafés o transparentes que contenían los químicos.
La señora Pabla es una mujer muy dulce, menuda, pausada, que ha dedicado toda su vida a trabajar como farmacéutica, la profesión que estudió por allá por los años 40. A sus más de 80 años, sigue con energía tras el mostrador de su farmacia y le satisface que su profesión –y la que compartía con su difunto marido-, también haya sido escogido por su hija y uno de sus nietos.

Inmemoriam (tiendas que ya no están)

 Carnicería Santa Rosa,Av. Italia 1753 A, Ñuñoa

Foto: María José Gualla

Foto: María José Gualla

La historia de don Francisco Ramírez es notable. Comenzó a trabajar desde niño, sus escuelas fueron La Vega y los mataderos, y a sus 80 años, lleva 60 de ellos dedicados al oficio de carnicero y 52 trabajando en su propia carnicería, la Santa Rosa, en la esquina de Av. Italia con Sucre.
Don Francisco es un hombre alto, delgado, que a simple vista parece serio y lejano, pero que en realidad, es profundamente amable, muy abierto a conversar y compartir. Su trabajo ha sido su vida, y ésta ha sido esforzada. Al observarlo, se nota. Se mueve silenciosamente dentro de su carnicería como en su hábitat, se refiere a los animales y su carne con mucho respeto y faena y corta con una parsimoniosa técnica, la que ha obtenido tras décadas de experiencia.
Asegura que su buena fama la construyó por la calidad de la carne de vacuno que siempre ha ofrecido, aunque eso implique que los precios no siempre puedan ser muy bajos. Hasta hoy, el mismo don Francisco es quien va a matadero y elige la carne a su gusto, para asegurarse que sea de novillo y esté en perfectas condiciones, porque sabe que eso es lo que le requiere su fiel clientela, la que por años le ha hecho pedidos a domicilio.

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