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‘Chicas disturbio’ lanzan “La enciclopedia del amor en los tiempos del porno” Dos autoras repasan 143 términos, desde “amor” a “zoofilia”

‘Chicas disturbio’ lanzan “La enciclopedia del amor en los tiempos del porno”

Cada acepción origina un relato, que abarca un par de párrafos o páginas completas, para hablar de palabras como “swinger”, “lluvia dorada” o “mamada”, entre otros. “El alimento para esas ficciones está en todas partes, pero muy especialmente en Internet, paraíso (o infierno) de todo tipo de filias”, dicen Josefa Ruiz-Tagle y Lucía Egaña Rojas.


Un total de 143 términos tiene el libro “Enciclopedia del amor en los tiempos del porno” (Editorial Cuarto Propio), que acaban de lanzar las autores Josefa Ruiz-Tagle (Santiago, 1973) y Lucía Egaña Rojas (Münster, 1979).

Acepciones hardcore como “bondage”, “dildo” y “fisting” conviven con otras más inocentes como “amor”, “dinero” y “dolor”. Cada una es una excusa para contar una historia, que puede abarcar sólo un par de párrafos o varias páginas.

 PORTADAAMOR

Algunos, como “Celos”, son verdaderos microcuentos: “Cuando lo veo golpearla siento celos, quisiera que me deseara de ese modo. Si no me pega pronto, lo obligaré a mirarme mientras azoto mi cabeza contra el muro”.

 Richard y Eltit

En un prólogo, la reconocida académica Nelly Richard da pistas sobre las autoras. “Estas ‘chicas guerrilleras’ también llamadas ‘chicas disturbio’ publicitan lo oculto y convierten el límite entre lo privado y lo público en un fundido borroso”, escribe.

Josefa Ruiz-Tagle

Josefa Ruiz-Tagle, Foto Paz Errázuriz

Fue la propia Richard quien, tras leer el texto, convenció a las autoras de publicar una obra, porque, tal como cuentan sus autoras, debieron pasar varios años para que, una vez terminado, se animaran a hacerlo.

Otro papel destacado en su escritura lo jugó la autora Diamela Eltit, en cuyo taller literario Ruiz Tagle trabajó los textos durante cuatro meses.

“Ella nos ayudó a madurar la unidad conceptual del libro, sin que este perdiera la diversidad de registros y estilos que es su sello”, revelan.

Amistad y literatura

Ruiz-Tagle y Egaña se conocieron hace más de una década en el Instituto de Estética de la Universidad Católica y casi de inmediato empezaron a construir una amistad basada en la escritura.

“Nos proponíamos temas o eventos comunes a partir de los cuales escribir. Por esa época también fue clave un taller que realizamos con la teórica feminista-queer Beatriz Preciado”, cuentan.

Lucia Egaña, Foto: Antonio Benitez

Lucia Egaña, Foto: Antonio Benitez

Poco después Egaña se fue a vivir a España, surgieron los blogs y siguieron relacionándose a partir de la escritura, ahora a través de Internet. “El formato del blog nos permitió experimentar con la escritura como un juego de máscaras, y con la retroalimentación instantánea de los lectores, sin intermediarios”, dicen.

“Además de la literatura, nos unía el interés por el feminismo, el punk, la disidencia sexual y la web 2.0, que empezaba a configurarse como un lugar de ficción de la intimidad, encuentros virtuales, y expresión de deseos y estilos de vida diversos y secretos”, explican. “Empezamos a reflexionar y a escribir sobre todo eso. El libro fue el resultado”.

Ficciones e Internet

Las autoras escribieron –y mucho- antes de sentarse a editar. “Luego titulamos los textos con términos que consideramos pertinente incluir en una enciclopedia ficticia sobre pornografía y sexualidad, y comenzamos a pulirlos para darle unidad al libro. Más tarde hicimos listas de aquellos conceptos que nos hacían falta, que nos hubiera gustado incorporar a la enciclopedia, y nos los repartimos. Estas listas fueron modificándose en el proceso”, revelan.

calzon

Cada relato fue comenzado por una de las dos, la otra podía intervenirlo, opinar, dividirlo, o reinsertar su contenido en otro; hay textos que cambiaron completamente y muchas veces, y hubo términos que dejaron de existir o que sufrieron importantes mutaciones, según cuentan. Un encuentro en Barcelona sirvió para terminar de pulir la obra.

Las historias desbordan realismo, pero ellas aseguran que son ficciones. “El alimento para esas ficciones está en todas partes, pero muy especialmente en Internet, paraíso (o infierno) de todo tipo de filias”, dicen.

bondageEn cuanto a las influencias, las autoras creen que hay muchos textos literarios que están presentes en el libro, como influencia o cita, pero también utilizaron como referentes a las redes sociales, obras audiovisuales, pornografía industrial y alternativa, música popular, etcétera, “ya sea para parodiarlas o para recrearlas imaginando su potencial disruptivo”.

 Sonrojos y arcadas

Lo que es seguro es que este libro no ha pasado inadvertido. “La gente recién está empezando a leer el libro, hace apenas tres semanas que está a la venta, pero hasta ahora las lecturas han sido entusiastas e inteligentes”, aseguran.

“Sabemos que el libro ha provocado muchas carcajadas, sonrojos, arcadas, pero también reflexiones críticas acerca de los cambios que está experimentando la sexualidad a partir de la pornografía y la virtualidad de la red”, señalan.

Acostumbradas a publicar en Internet y a recibir una retroalimentación instantánea, ahora deberán ser pacientes y esperar que el libro circule y se encuentre con sus lectores.

Como quien dice, la suerte está echada.

 

 

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