“Las extintas” se presenta en el GAM hasta el domingo
Se trata de una obra que plantea la interrogante de si las hermanas Justa, Lucía y Luciana (de 56, 48 y 47 años, respectivamente) se suicidaron efectivamente en un rito ancestral de muerte. “Ficcionando una historia real podemos llegar a un territorio y despertar a la memoria un acontecimiento verídico que ocurrió en plena dictadura militar”, explica el director del montaje, Andrés Cárdenas.
Una obra que recrea la enigmática muerte de tres hermanas que fueron halladas ahorcadas en el norte de Chile se presenta hasta el domingo en el centro cultural GAM.
Se trata de “Las extintas”, que se plantea la interrogante de si se trató de un suicidio colectivo, un asesinato o un rito ancestral de muerte. Las hermanas Justa, Lucía y Luciana (de 56, 48 y 47 años, respectivamente) fueron encontradas colgadas por el cuello y amarradas a una roca en la pre cordillera de la Región de Atacama, en 1974.
La obra se adentra en los ritos de un pueblo originario que está a punto de extinguirse e indaga sobre la causa y la forma en que murieron las hermanas Quispe. Se trata de un nuevo trabajo coreográfico de la Compañía de Papel, que ha llevado el caso a la corporalidad, al movimiento, a la abstracción y a la reflexión de la danza contemporánea.
El crimen ha dado origen a varias obras, entre otras un montaje teatral de Juan Radrigán (“Las brutas”, 1980), la película “Las niñas Quispe” de Sebastián Sepúlveda (2013) y un documental homónimo de Octavio Meneses (2012).
Luego de analizar este último film, la Compañía de Papel se interesó en la extinción de una etnia poco conocida, un pueblo que ha perdido su lengua, costumbres y su tierra y que hoy habita en oscuras casas de adobe en la periferia de Copiapó.
Este nuevo estreno aborda las dimensiones de la identidad local a partir de la memoria, a través del suceso de la muerte de las hermanas Quispe en el territorio del desierto de Atacama, encontrándonos con un hallazgo de gran relevancia en la historia de nuestro país, a través de la danza contemporánea.
El director Andrés Cárdenas cuenta que eligió el caso, entre otras cosas, porque es de Copiapó. “Desde mi infancia yo sabía esta historia. Hay muchas leyendas, muchos mitos que se construyeron a partir de este caso”, relata. “Me parece muy importante la memoria, el rescate de la tradición de un pueblo como la cultura colla, que está a punto de extinguirse”.
De hecho, el título de la obra alude a cómo la civilización moderna ha contribuido a la extinción de pueblos originarios “por la desvalorización de su cultura”.
Cárdenas cuenta que tras ver el documental de Meneses, se planteó contar el caso desde la danza contemporánea, tomando en cuenta también la obra de Radrigán. Esto coincidió con una convocatoria del GAM en 2013 a partir de tres hitos curatoriales claves: territorio, memoria y ciencia ficción.
“Por lo tanto, ficcionando una historia real podemos llegar a un territorio –el desierto de Atacama- y despertar a la memoria un acontecimiento verídico que ocurrió en plena dictadura militar”, señala.
¿Qué aporta esta obra desde la danza, tras los montajes teatrales y cinematográficos? “La verdad es que me considero un artista en búsqueda de lo integral”, explica Cárdenas. “Esta es una obra que colinda en las fronteras del arte, donde roza la música con el teatro, el teatro con la danza, la danza con la visualidad, y en ese diálogo de todas las disciplinas que confluyen en un montaje con estas características sucede que estamos en presencia de un trabajo transdisciplinario”.
A su juicio, “el aporte de la danza permite abstraer y usar la metáfora como lugar para resolver el conflicto dramático del suicidio o asesinato”, agrega, para señala que no se inclinó por ninguna de las opciones. “Creo que hay una opción artística mucho más importante, donde el cuerpo habla. En el diálogo de las disciplinas se constituye un nuevo lenguaje”, que es uno de los sellos de esta compañía.
La visualidad es otro elemento fundamental en esta obra, donde se van configurando diversos “cuadros”, casi como de pintura. “Con la visualidad puedes entrar a la memoria del espectador”, explica Cárdenas. “Si el espectador no se lleva ninguna imagen de la obra para su casa, en la mente la obra no ocurrió”.
“Para mí, estas imágenes, estos encuadres, estos lugares de hallazgo visual, donde el espectador tiene un tiempo para leer la imagen, es sumamente importante”, argumenta Cárdenas, quien cita en esta área la influencia del artista visual Gonzalo Díaz. “Me enseñó que la visualidad no es sólo lo que se ve, sino una consecuencia de lo que se percibe”.
La obra ha sido invitada al Quinto Festival de la Danza Contemporánea de Valdivia, a fin de mes, y en octubre hará una gira por la Región de Atacama, gracias a un fondo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), con una simbólica función el 1 de noviembre en Diego de Almagro, el pueblo de las hermanas Quispe.
Además se presentará en el centro cultural ex Cárcel de Valparaíso, en el XXVI Festival Internacional de Danza de Lima y probablemente girará por Brasil.
Dirección y Coreografías: Andrés Cárdenas / Asistente: Roberto Parra / Elenco: Viviana Herrera, Emilia Fierro, Ninoska Valenzuela / Música: Óscar Carmona / Voz: Mary Shela Diseño integral: Camilo Saavedra / Iluminación: Claudio Pocha Pizarro / Fotografía: José Miguel Carrasco
Funciones: 26 de julio hasta 17 de agosto
Horarios: Sábado a jueves 20:00 horas / domingo 19:00 horas
Sala: Blanca 1 (edif. B piso 2)
Entrada: Gral: $5.000 / Est. y 3° edad: $3.000 -20% La Tercera, Movistar, Membresía GAMLastarria 2×1 Membresía Profesores y BiblioGAM / 2×5.000 Membresía Adulto Mayor, -40% American Express.
