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Últimos días de muestra de afiches del diseñador Julián Naranjo en Galería Radicales Exposición “Provocarte” termina el fin de semana

Últimos días de muestra de afiches del diseñador Julián Naranjo en Galería Radicales

Sus temáticas pasan por lo social, cultural y político, como la pena de muerte, la igualdad de género y el natalicio del guerrillero Ernesto “Che” Guevara. “El denominador común de mis afiches es la búsqueda de una idea fuerza que pueda transmitir un mensaje de forma inteligente, pertinente y precisa, y si lo requiere, que sea memorable y bella a la vez”, explica el artista.


Una muestra de afiches del destacado diseñador y artista gráfico Julián Naranjo puede verse hasta este fin de semana en la Galería Radicales (Monjitas 580, Metro Bellas Artes).

Se trata de “Provocarte”, una exhibición retrospectiva con temáticas que pasan por lo social, lo cultural y lo político, con focos como la pena de muerte, la igualdad de género o el natalicio del guerrillero Ernesto “Che” Guevara.

Según cuenta el autor, uno de sus principales intereses de “promover, difundir y celebrar este noble soporte como lo es el afiche o cartel”.

Ideas fuerza

Naranjo egresó de la Universidad de Chile en 1979 y ese mismo año se fue a Estados Unidos, donde vivió durante una década. Ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales, y por más de dos décadas ha sido académico en instituciones locales y extranjeras.

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Para seleccionar las obras expuestas, el director de arte de Radicales Danny Micin y Naranjo fijaron dos criterios: primero, mostrar su trabajo más reciente; y segundo; un fuerte énfasis en lo contemporáneo de las temáticas, dejando de lado por esta vez temáticas más comerciales y decorativas, mostrando un trabajo que le ha permitido explorar el lado más humano, artístico y expresivo de su profesión, sin olvidar su responsabilidad social con el medio.

“El denominador común de mis afiches es la búsqueda de una idea fuerza que pueda transmitir un mensaje de forma inteligente, pertinente y precisa, y si lo requiere, que sea memorable y bella a la vez”, explica Naranjo.

“Un afiche tiene el propósito de ser capaz de provocar, hacer reflexionar, persuadir, impactar o conmover a través de un mensaje asertivo. Puede ser un susurro o un grito, y eso depende del público objetivo o el tipo de audiencia receptora al cual debe llegar”, asegura.

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Para este artista no hay temáticas favoritas. “Para mí, cualquier evento, consigna o situación, sin importar el tamaño del encargo o las limitaciones o restricciones, son una oportunidad para crear y ahí radica el desafío”, señala. “Eso es lo que me motiva, me siento cómodo en cualquier tema. Ahora bien, busco siempre entregar soluciones creativas y sorprendentes para capturar y retener la atención del usuario”.

Ente sus principales influencias, Naranjo cita el diseño polaco y artistas como los estadounidenses Milton Glaser, Paul Rand y Saul Bass, los británicos Alan Fletcher y Neville Brody y los japoneses Shigeo Fukuda y Ikko Tanaka, mientras en las nuevas generaciones destaca al mexicano Alejandro Magallanes y el español Isidro Ferrer.

La evolución del afiche en Chile

La experiencia de décadas de trabajo y su estadía en Estados Unidos también permite a Naranjo juzgar la historia del afiche en nuestro país, donde ve una evolución paulatina, que sin embargo aún no se termina de consolidar.

“Yo salí de la Universidad de Chile en una época donde aquí en nuestro país el afiche como medio estaba aún en su apogeo”, dice. “Era fines de los años setenta y había una fuerte influencia del diseño internacional y teníamos además el legado de maestros como los diseñadores Waldo Gonzales y Vicente Larrea”.

Eso, declara, sin desconocer el trabajo de guerrilla visual del maestro Alejandro «Mono» Gonzales y la Brigada Ramona Parra (BRP), quienes durante el periodo anterior a la dictadura “contribuyeron en gran medida a cambiar el paisaje visual del país con una gráfica rústica, directa y potente que se asoció ideológicamente con el gobierno de la Unidad Popular”.

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“Eso generó que cualquier cosa que tuviera esa impronta fuera rechazada por la nueva autoridad, demonizando el estilo y sus autores”, expone, “lo que condujo al afiche y sus autores a perderse en la oscuridad del medio, del miedo y la censura, puesto que con la apertura económica se privilegiaron otros medios como la televisión y la publicidad envasada que promulgaba el nuevo modelo económico”.

Ese cambio fue la razón que lo hizo emigrar a Estados Unidos en su momento. “Sentía que el diseño en Chile estaba estancado y oxidado, quería hacer otras cosas, aprender y desarrollarme en un medio más exigente”, rememora.

El regreso

Al volver a Chile, diez años después, Naranjo volcó su aprendizaje en el estudio de diseño que integró junto a William Sadler. “El problema es que me encontré con un diseño local lleno de falencias conceptuales, tardío, trasnochado y cosmético”, recuerda. “Además desde mi partida, el afiche como soporte había casi desaparecido, perdiendo su relevancia y mutando hacia otros soportes como los pendones, ‘palomas’, paletas publicitarias, flyers, etc”.

A su juicio, luego durante los 90 comenzó un despegue del afiche y se fue revitalizando paulatinamente, aunque de manera atomizada. “Recién las nuevas generaciones de diseñadores han comprendido la importancia del afiche como medio de expresión y barómetro de las problemáticas e inquietudes de su época y la de sus autores, reivindicando a los maestros de la vieja escuela y reconociendo su influencia en el lenguaje visual y la identidad de nuestro país”, asegura.

“Hoy día veo una evolución, pero aún persiste un diseño local chato, mezquino creativamente hablando, inútil y poco propositivo, es cosa de ver las paletas culturales en las estaciones del Metro por poner un ejemplo…. afiches pobres, sin alma, sin ideas, mucho texto y cero narrativa”.

Aún así, tiene fe en el futuro del afiche chileno. “Hemos construido una plataforma de difusión, registro y encuentro del afiche criollo en Facebook, que se llama AFICHILE y hay muy buenas expresiones del talento de afichistas jóvenes, de regiones, incluso de lugares extremos como Aysén, de consagrados y de gente que aprecia el buen diseño”.

 

 

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