Es la segunda más grande de Alemania, pero la más sexy. El evento, cargado por años de historia, le entrega el protagonismo a los libros a través de las lecturas nocturnas que hay en la ciudad. En la ciudad se instalaron hace siglos las grandes editoriales e imprentas alemanas, y su feria del libro dominó el panorama hasta 1945. Además, un veinteañero Goethe vivió en Leipzig y se emborrachó en el Auernbach Keller, bar en el que se desarrolla una escena de Fausto y en cuya entrada hay dos estatuas de la obra.
“No es cualquier feria la de Leipzig, tiene algo especial. Hat sein Geist (Tiene su espíritu)”, dice Carolin. Ella es productora de libros electrónicos, vive en Berlin y va por el día a “hacer lo que se hace en las ferias”, agrega, “ver y dejarse ver”.
Al poner los números sobre la mesa la Feria del Libro de Leipzig 2015, es una de las más antiguas de Europa -se realiza desde el siglo XVII- y la segunda más grande de Alemania. El año pasado fueron 175 mil personas y este año esperan aumentar la cifra. Está divida en cinco galpones de 20 mil mt2 cada uno con miles de expositores. Hay editoriales, universidades y galerías de arte, medios de comunicación (diarios, canales y radios), oenegés, guías de viajes y libros usados. Hay cómic, manga y anime. Hay una oferta inabarcable orientada a todos los intereses del mercado editorial.
Leipzig tiene una tradición de ferias que comenzó hace 850, dice la página web del Leipziger Messe GmbH, organizadores y dueños, que se jactan de ser uno de los centros de exhibición más antiguos del mundo. La sociedad dueña de este espacio está compuesta por el Estado de Sajonia (50%) y la ciudad de Leipzig (50%).
En la ciudad se instalaron hace siglos las grandes editoriales e imprentas alemanas, y su feria del libro dominó el panorama hasta 1945. Además, un veinteañero Goethe vivió en Leipzig y se emborrachó en el Auernbach Keller, bar en el que se desarrolla una escena de Fausto y en cuya entrada hay dos estatuas de la obra.
La de Leipzig podría ser como cualquier otra feria del libro. Como la de Frankfurt, por ejemplo, la más grande de Alemania y con la que hay cierta rivalidad. Pero no lo es. La sensualidad de la feria está en la noche. En bares y galerías se juntan personas a escuchar las lecturas nocturnas, que ocurren simultáneamente en distintos puntos de la ciudad. Sólo la primera noche (jueves 12) hubo 93 lecturas distintas.
Uno de los escenarios de lectura es Mortizbastei, que fue un fuerte militar hasta 1700, año en el que se instalaron en el lugar imprentas de libros, constructores de campanas para iglesias y extractores de azufres. Con la Segunda Guerra Mundial el antiguo fuerte quedó sepultado bajo 40 mil metros cúbicos de escombros.
Durante régimen soviético de la RDA, el lugar fue descubierto por estudiantes de la Universidad Karl-Marx (hoy Universidad de Leipzig) que por ocho años lo limpiaron y reconstruyeron. En 1982 se re inauguraró Mortitzbastei como un club universitario en el que se hicieron tocatas, lecturas y obras de teatro. Entre los 30 mil voluntarios que fueron parte del proyecto estuvo la actual Canciller alemana Ángela Merkel, entonces estudiante de Física.
Su interior es una suerte catacumba de ladrillos rojos y luces tenues. Tiene tres salas en las que se hacen las lecturas de novelas. El público escucha en completo silencio: primero el extracto de un libro sobre una mujer infeliz con su vida y su hija, su frustración por las miles posibilidades que se le escaparon al ser madre. Después un yuppie se preocupa de sus zapatos, corbatas, trajes y describe la erección que tiene cuando cierra un negocio inmobiliario. Las lecturas se extienden hasta después de media noche y el ambiente termina cargado con alcohol y todo el peso de la composición gramatical germánica.