Según Indiewire, la película del autor de Post Mortem trata el tema del abuso sexual al interior de la Iglesia Católica con la misma claridad de un filme documental sobre “uno de los más grandes crímenes institucionales no reconocidos de nuestro tiempo”. Destacan asimismo en el director «una rica veta de ironía negra».
«En un paisaje tan relativamente silencioso El club de Pablo Larraín resuena como un toque de clarín: abrasivo, sin concesiones y perversamente inteligente». Así de enfático calificó la revista norteamericana especializada en cine Indiewire la última cinta del director nacional, que en el pasado festival de cine de Berlín obtuvo el Oso de Plata al ganar el Gran Premio del Jurado.
Esta valoración surge como argumento del medio tras ser incluida El club como una de las 20 mejores películas que se estrenaron en los festivales más importantes del mundo durante 2015.
Según Indiewire, la película del autor de Post Mortem trata el tema del abuso sexual al interior de la Iglesia Católica con la misma claridad de un filme documental sobre “uno de los más grandes crímenes institucionales no reconocidos de nuestro tiempo”.
Por ese impacto El Club es comparado con los documentales Líbranos del mal (2006), sobre el sacerdote pedófilo Oliver O’Grady, y Mea Maxima Culpa (2012), con la historia de acusaciones de abusos que ha enfrentado la iglesia católica. También la compra por el tema con la película Calvario, de John Michael McDonagh.
El medio explica que la cinta funciona como una historia lineal perversamente inteligente, ubicada en una casa de sacerdotes caídos en desgracia y mantenidos por una diócesis «como un secreto sucio, y también como una alegoría de Purgatorio» y como un «edificio de la pudrición de la Iglesia en general».
Los halagos también alcanzan a las actuaciones de elenco integrado por Roberto Farías, Antonia Zegers, Alfredo Castro, Alejandro Goic, Alejandro Sieveking, Jaime Vadell y Marcelo Alonso, las que calificaron como tan tan auténticas que se asemejan a los filmes docu-realistas.
Finalmente la revista Indiewire destacó a Pablo Larraín por «una rica veta de ironía negra».
