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Jóvenes talentos de 100 países, incluido Chile, se preparan para cambiar el mundo en tres minutos

¿Eres científico, innovador o investigador? ¿Tienes un proyecto que puede mejorar la vida de las personas? Por primera vez en la historia de Falling Walls Lab se realizará un capítulo chileno, donde se elegirá a un innovador nacional que represente al país en la aclamada competencia científica internacional que se realizará en Berlín. La actividad nacional está organizada por el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), la Fundación Ciencia Joven y el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD).


The Falling Walls Lab es la oportunidad perfecta para que científicos, investigadores e innovadores jóvenes de diferentes países puedan presentar en tres minutos, y ante una selecta audiencia internacional, los proyectos del futuro con los que pretenden cambiar el mundo.

Este concurso que se enmarca dentro de la Conferencia científica Falling Walls (Derribando muros) se define como “un formato desafiante, inspirador e interdisciplinario, destinado a talentos extraordinarios, que tiene como objetivo que éstos presenten sus ideas innovadoras, proyectos de investigación e iniciativas sociales”.

La Conferencia Falling Walls es un evento anual que reúne a destacados individuos de 80 países. Cada año, en noviembre -en conmemoración de la caída del Muro de Berlín- 20 de los científicos más destacados del mundo son invitados a Berlín a presentar y discutir su investigaciones y proyectos para derribar las fronteras actuales.

En el marco de esta exclusiva conferencia, se desarrolla el Falling Walls Lab, un evento paralelo que apoya y refuerza el diálogo interdisciplinario y la cooperación internacional; conecta a quienes aspiran ser innovadores con investigadores consolidados; y desarrolla nuevas y sustentables formas de comunicación científica.

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Para llegar a la gran conferencia que se realiza cada año en Berlín, por primera vez se realiza un capítulo chileno en el que a través del mismo formato, jóvenes talentos nacionales tendrán la oportunidad de plantear en tres minutos su proyecto de innovación científica o social ante un jurado altamente calificado.

La actividad nacional que se presenta como la iniciativa concursable más importante de la ciencia joven en Chile está organizada por el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), la Fundación Ciencia Joven y el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Todos los participantes que envíen sus proyectos se someterán a una preselección donde quedarán las 20 mejores iniciativas que pasarán a la ronda final que se realizará el 22 de septiembre en el Parque Cultural de Valparaíso. Todas estas exposiciones serán transmitidas vía streaming por El Mostrador C+C.

Una vez terminada las 20 exposiciones, el jurado deliberará y dará a conocer, durante la misma jornada, el proyecto de innovación que representará a Chile en la gran conferencia de Berlín, que se llevará a cabo el 8 de noviembre.

El innovador que represente a Chile en Alemania tendrá las mismas posibilidades de los otros 99 innovadores seleccionados en diferentes partes de mundo, quienes en los 180 segundos que disponen deberán ser capaces de argumentar y persuadir a un exigente jurado –compuesto por científicos y empresarios– sobre la importancia de su emprendimiento para el futuro de la ciencia, de la vida o de la sociedad.  La exposición será en formato conferencia ante más de 600 personas, entre las cuales estarán líderes de instituciones y personas influyentes del mundo científico, además de una audiencia masiva a nivel mundial vía livestream.

Pueden postular jóvenes innovadores de todas las disciplinas: agricultura, medicina, economía, ingeniería, ciencias, artes y humanidades. La invitación estaá abierta a estudiantes de Pregrado, Magíster, Doctorado y Postdoc.

Recientes ganadores

La suiza Sabrina Bladir, de la Escuela Politécnica de Zúrich, fue la elección del jurado en la edición 2015 de Falling Walls Lab, gracias al desarrollo de un dispositivo confiable y fácil de utilizar que permite reconocer, a tiempo, el riesgo de un nacimiento prematuro, de modo que los tratamientos adecuados puedan comenzar oportunamente.

El impacto en su carrera –gracias al reconocimiento– fue grande: tuvo la oportunidad de presentar su proyecto en prestigiosos eventos que terminaron por impulsar todavía más su investigación.

Además, ganar la competencia Falling Wall Labs le permitió trabajar activamente en su idea, al mismo tiempo que generó un espacio de retroalimentación donde las mentes creativas compartieron sus motivaciones.

“Creo que tendremos el dispositivo en el mercado para el año 2018”, cuenta Bladir.

El año 2014 el premio se lo llevó el alemán Tom Bieling, del Laboratorio de Diseño de Investigación. Su objetivo era romper los muros del aislamiento que sufren los sordociegos, para hacer posible que interactúen con cualquier persona, en cualquier momento, gracias al implemento de un dispositivo llamado The Lorm Hand –una instalación que conecta a los sordociegos con las redes sociales, usando tecnología sensorial que permite que estas personas creen mensajes de texto aplicando la tecnología táctil.

La herramienta permite empoderar a los sordociegos en su relación con las personas y en el acceso a un mayor rango de información, facilitando así su independencia. “En el futuro –dice Bieling– esto puede perfectamente permitir que los niños sordociegos sean integrados en escuelas regulares”.

Klemens Wassermann, del Instituto Austriaco de Tecnología, fue el ganador del 2013 con un proyecto que pretende derribar las barreras del diagnóstico de infecciones con una simple idea sobre la detección de bacteria en la sangre. Wasserman desarrollo una innovadora forma para detectar específica y rápidamente la concentración de patógenos de manera automatizada a un bajo costo monetario.

El impacto en su carrera fue significativo. En primer lugar, la sola experiencia de participar en Falling Walls Lab le causó un gran impacto personal. En segundo, la confianza que ganó ahí lo empapó con confianza para insertar más esfuerzo en el desarrollo de su idea. Y por último, su trabajo ganó mucha visibilidad después de la competencia. “Mejoró el apoyo que me brindaba el Instituto Austriaco de Tecnología”, argumenta Wassermann.

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