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Rodrigo Pulpeiro, director de fotografía de «Maradona»: «Conocí a Kusturica aquí en Santiago» El argentino Rodrigo Pulpeiro visitó Chile por una muestra de cine

Rodrigo Pulpeiro, director de fotografía de «Maradona»: «Conocí a Kusturica aquí en Santiago»

«He tenido mucha suerte por trabajar con directores cuyas películas me han gustado mucho, con una cinematografía muy consolidada. Pero más allá de los grandes nombres, todos te dejan una enseñanza muy grande», resume.


Rodrigo Pulpeiro (Buenos Aires, 1967) es uno de los directores de fotografía más conocidos del cine argentino. Ha participado. Ha participado en cintas emblemáticas trasandinas, como «Un cuento chino» y «Leonera», pero también en otras internacionales como «Maradona by Kusturica», un documental del cineasta serbio Emir Kusturica sobre el ex futbolista de renombre mundial, y, «The City of Your Final Destination», de James Ivory.

En octubre pasado realizó una breve visita a Santiago, con motivo de a inauguración de la XI Muestra de Cine Iberoamericano, que tuvo lugar en la Cineteca Nacional de Chile, con la proyección de la película “Koblic”, dirigida por Sebastián Borestein y protagonizada por Ricardo Darín.

Ha trabajado en decenas de películas como asistente de cámara, directora de fotografía y escribió y dirigió también un cortometraje propio, «Cielo de Pez» (1991).

Maradona y Fidel Castro

Pulpeiro se crió en Buenos Aires en una familia de orígenes gallegos. En la adolescencia se hizo asiduo de los cines de su ciudad (hoy por su trabajo tiene la suerte de asistir a los preestrenos), pero lo que lo hizo decidirse por el cine fue un libro que le regaló su padre cuando tenía 16 años, «Mi último suspiro», las memorias del realizador español Luis Buñuel, «y empezar a consumir un cine de autor» en vez del cine de entretenimiento que veía hasta entonces.

Entró a estudiar en 1986 a la la CERC, antecesora de la renombrada Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), una universidad pública y gratuita argentina donde las postulaciones suele ser unos dos mil y los elegidos unos 60. Esa entidad es un semillero de muchos de los principales referentes del cine trasandino, y allí egresó en 1990.

En «Maradona by Kusturica», Kusturica quiso hacer un retrato del ex futbolista, y menciona su infancia en el seno de una humilde familia de Villa Fiorito, su carrera deportiva y sus problemas con las drogas. Acompañó a Maradona en distintas actividades entre 2005 y 2007; lo filma como presentador de televisión en «La Noche del 10» y su militancia política junto a Fidel Castro, Evo Morales y Hugo Chávez.

La conexión chilena

«A Emir lo conocí casualmente aquí en Santiago. Fue asistiendo a una gira de la banda de música de él, la No Smoking Orchestra, en un show aquí en Santiago. Me convocaron un día para el otro a mí y otro cameraman porque querían que cubriera el evento para la gira, porque se iba a hacer un DVD que finalmente no se realizó. Emir ya había rodado una gira europea de su grupo en una película que se llama ‘Super 8 Stories'», recuerda.

En esa ocasión, Pulpeiro vino dos días a nuestra capital. Cubrió un poco los días previos, los ensayos, el concierto y la salida de la banda. Después pasó un año, hasta que Kusturica lo convocó para la filmación del documental sobre la vida de Maradona, que formaba parte de un proyecto mayor que incluía además una serie, a cargo de tres productoras de Italia, España y Argentina.

El documental, en específico, quedó en manos de Pentagrama Films, del país ibérico, que había hecho «Comandante», un film del cineasta estadounidense Oliver Stone sobre Fidel Castro. Tal como en ese caso, ahora la idea era hacer una película «sobre una personalidad muy importante, pero dirigida por un director de cine».

Nápoles y Belgrado

«Fue una película muy itinerante, entre varios países, en ciudades como Buenos Aires, Barcelona, Nápoles, La Habana y también Belgrado, en Serbia. Fue un film bastante extraño, curioso, y nos convocaron a tres camarógrafos, todos de una extracción distinta: uno que provenía de la televisión, uno de cine -mi parte- y otro de videoarte, como si esas tres opciones le pudiera dar una visiones distintas a ese documental».

«Filmábamos quince días y luego interrumpíamos por cuestiones de agenda de Maradona y de Kusturica también. Pasaban unos meses y volvíamos a encontrarnos en un aeropuerto para ir a algún otro lugar y filmar lo que allí estuviera por suceder, como la vuelta de Maradona a Nápoles después de quince años, o a su casa en Villa Fiorito tras una década, o el cumpleaños de (su hija) Dalma en Villa Devoto, o un paseo en barco por el Rin o en Cuba esperando entrevistar a Fidel. Estuve en todos esos eventos», con una filmación «muy ágil». «Para Kusturica todo debía ser muy de captar el momento».

Recuerda que con el serbio se comunicaban en inglés, aunque éste también tuvo que aprender algo de español para hablar con Maradona, aunque contaba con un traductor.

La presencia de Hopkins

Lo de Anthony Hopins, en cambio, fue un proyecto totalmente diferente, The city of  your final destination fue filmado en un pueblo en las afueras de Buenos Aires con un equipo de Gran Bretaña, Estados Unidos, México y España, pero también de Rusia o la India, donde además de Hopkins figuró la francesa Charlotte Gainsbourg y la estrella local Norma Aleandro.

La cinta, basada en una novela homónima de Peter Cameron, narra la historia de un estudiante iraní que recibe una beca de la Universidad de Kansas para escribir la biografía del escritor Jules Gund. Para ello viaja Argentina a conseguir la autorización de las tres personas cercanas al fallecido autor: su ex esposa, su ex amante y su hermano, éste último interpretado por Hopkins.

«Fue una película enorme, una producción gigantesca, y participé como operador de cámara, con un director de fotografía español, Javier Aguirre», rememora del trabajo realizado con el director James Ivory, conocido por films como «Lo que queda del día» (1993) y  que ganó un León de Plata en el festival de Venecia por «Maurice» (1987).

«Fue una experiencia muy singular, muy especial también, aunque cinematográficamente el polo opuesto de lo que fue la producción de Kusturica». En la cinta de Ivory, los argentinos eran la parte operativa, como camarógrafos, utileros y grips, mientras el equipo de dirección y vestuario eran ingleses.

«Filmar con Hopkins fue medio subyugante. Él ejerce una figura, es una estrella, pero más allá de eso, lo que uno más recuerda es la imponencia que suscita con su presencia actoralmente, con el tono de su voz, y todo eso. Para mí, después de haber visto tantas de sus películas, de pronto estar en un set con él y dirigirme a él para dar algún tipo de indicación respecto de los movimientos de cámara, fue bastante curioso. Es una personalidad muy importante, una estampa, que cuando tienes el cuadro vacío y lo estás viendo por el ojo de la cámara, y de pronto gira y entra a cuadro, era… wow».

Con Maradona, claro, era otra cosa, porque había sido «ídolo mío de toda la vida. Tengo casi la edad de él, con todo lo que él hizo y dio para nuestro país en el fútbol, y yo soy una persona que me encanta el fútbol. Como él me pasaba otra cosa. Con Kusturica también, había visto sus películas y estaba encantado de trabajar con él».

«Desde mi lado, para el acervo de mi aprendizaje, es mucho más impactante lo que uno aprende a cómo desenvolverse como técnico, trabajando a la par de otros técnicos de industrias muy consolidadas, más que puntualmente el elenco o las estrellas», resume.

«He tenido mucha suerte por trabajar con directores cuyas películas me han gustado mucho, con una cinematografía muy consolidada. Pero más allá de los grandes nombres, todos te dejan una enseñanza muy grande».

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