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Chile analiza inversión por US$70 millones para reforzar presencia en la Antártica en medio de creciente interés mundial CULTURA

Chile analiza inversión por US$70 millones para reforzar presencia en la Antártica en medio de creciente interés mundial

El objetivo es mejorar su infraestructura, capacidad logística y científica. «Es el único territorio del planeta que no es objeto de discordia internacional, por lo que además de ser un sensor y modelador del clima global, es un ejemplo de diplomacia», destaca el director del Instituto Antártico de Chile, Marcelo Leppe.


En medio de un creciente interés mundial por la Antartica, Chile actualmente analiza cómo reforzar su presencia en ese continente.

El Instituto Antártico de Chile (INACH) ha presentado al gobierno un plan de inversión por US$70 millones para modernizar sus instalaciones actuales en el lugar, para mejorar su infraestructura, capacidad logística y científica.

«Es el único territorio del planeta que no es objeto de discordia internacional, por lo que además de ser un sensor y modelador del clima global, es un ejemplo de diplomacia», destaca el director de la entidad, Marcelo Leppe.

Reunión en Cancillería

A fines de junio, el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, encabezó una reunión extraordinaria del Consejo de Política Antártica en el que se analizó el tema.

«Chile ha jugado un papel líder (en la Antártica) y es necesario mantenerlo, lo que implica modificaciones, renovación y recursos», dijo Ampuero el 25 de junio.

En la reunión, el Consejo acogió propuestas presentadas tanto por la Cancillería -a través del Instituto Antártico Chileno- como por el Ministerio de Defensa, las cuales serán presentadas al presidente de la República, Sebastián Piñera.

Imagen de «Enciclopedia Visual de la Antártica».

Estándares internacionales

Según datos de la Cancillería chilena, de los 34 países que desarrollan actividad científica permanente en la Antártica, el 75% utilizan Chile, a través de la Región de Magallanes y Antártica chilena, como puerta de entrada para desarrollar sus actividades anualmente.

Por todo ello, la Cancillería considera necesario «mantener y renovar la infraestructura y equipamiento antártico nacional, conforme a los estándares internacionales», según expresó en un comunicado.

El Protocolo sobre Protección Medioambiental Antártico dispone que tanto las bases antárticas, como las expediciones turísticas y demás actividades que allí se realicen, se ajusten para reducir a un mínimo el impacto medioambiental. Chile mantiene presencia en la Antártica, a través de sus bases, desde hace 71 años.

Difíciles condiciones

Actualmente la presencia chilena en la Antártica se alinea con las normas del Tratado Antártico, del cual Chile es signatario original, y que permite acciones pacíficas exclusivamente orientadas al desarrollo de ciencia, en un contexto de respeto por el medioambiente y cooperación internacional, comenta Leppe.

«Las desafiantes condiciones naturales de este continente extremo, obligan a contar con instalaciones y logística militar para brindar soporte al ejercicio científico, que es coordinado por ley únicamente por el Instituto Antártico Chileno (INACH), entidad dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, y que administra un Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN) que responde a estándares internacionales de concursabilidad, lo que se traduce en ciencia de la más alta calidad», destaca.

Los operadores antárticos nacionales son cuatro: tres ramas de las fuerzas armadas y el INACH. Cinco bases antárticas cuentan con personal durante todo el año: Base Naval Arturo Prat, Base de la FACH Eduardo Frei Montalva, Base del Ejército Bernando O’Higgins, y Capitanía de Puerto de Bahía Fildes.

Asimismo, cuatro bases operan en temporada estival: Base Escudero (INACH), Base Yelcho (INACH), Base Gabriel Gonzalez Videla (FACH) y Carvajal (FACH). Otras instalaciones, como la Estación Polar Conjunta Glaciar Unión (administrada rotativamente por los operadores de la Defensa), y otras bases y refugios se habilitan en verano si la actividad científica así lo demanda.

Inversión en ciencia

En el marco de lo visto en el último Consejo de Política Antártica extraordinario, hay varias peticiones.

Por una parte, la Fuerza Aérea de Chile ha solicitado la renovación de parte de su infraestructura, especialmente de las viviendas de Villa las Estrellas, poblado habitado por parte del personal de la Base Frei quienes, durante su servicio en Antártica, residen junto a sus familias, explica Leppe.

Por otra parte, el Instituto Antártico Chileno, ha justificado ante el consejo, «la necesidad de invertir en infraestructura científica, con el ánimo no solo de mejorar las condiciones de habitabilidad para el personal científico, también de las condiciones de los laboratorios, para acercase a la inversión que otros países con presencia en Antártica hacen en ciencia, y así no perder el liderazgo alcanzado durante la última década».

«El foco se ha puesto en el fortalecimiento del gradiente latitudinal y en las ventajas comparativas que Chile sudamericano y antártico ofrece con su enorme gradiente latitudinal, como potente sensor del cambio global», subraya.

Los pedidos concretos

En concreto, el objetivo es mejorar la calidad de las bases científicas implica una materialidad que permita una vida útil más prolongada, un impacto medioambiental más cercano a cero, una mayor eficiencia energética, junto con la adopción de energías limpias y una mayor funcionalidad como plataformas que junto con mantener una presencia efectiva, brinden el mejor apoyo posible a una ciencia que ha elevado sus estándares e impacto, expresa el director del INACH, que ha presentado un plan de inversión de US$ 70 millones a cinco años.

El dinero se destinaría para «renovar la Base Profesor Julio Escudero, la principal base científica nacional, que cumplió 23 años de operación y que con frecuencia supera su capacidad original de alojar ciencia».

También se pretende «mejorar las capacidades logísticas de Base Yelcho. La ubicación de esta base es la propicia para estudios de oceanografía biológica y física, sin embargo, no cuenta con las condiciones adecuadas para la operación de los botes que hagan esta ciencia posible».

Asimismo, el plan apunta a «habilitar el laboratorio científico anexo la Base Carvajal, dentro del círculo polar antártico y su habilitación permitiría análisis científicos con un amplia perspectiva latitudinal en el sector de la península antártica, un tipo de ciencia al que pocos países del mundo tienen oportunidad de acceder».

Chile, posición líder

Leppe resalta la la importancia de estas iniciativas.

«Es de vital importancia modernizar las plataformas antárticas chilenas, en primer lugar, porque somos un país reclamante, signatario original del Tratado Antártico, del Protocolo de Madrid de Protección del Medio Ambiente, respetuoso de las leyes y defensor de un concepto consignado en el Tratado Antártico: Antártica es un continente dedicado a la paz y a la ciencia».

Por lo anterior, «nos imponemos la necesidad de administrar nuestras instalaciones antárticas de la mejor manera posible, buscando llevar adelante la mejor ciencia en un contexto de respeto por el medio ambiente y una filosofía de impacto nulo».

«Pero esa modernización urgente, debe ser pensada, debe contemplar en su reflexión el escenario antártico internacional, que durante los últimos años ha validado a los países miembros, aceptando la generación de conocimiento científico como condición sine qua non para ser parte opinante y deliberante en los foros internacionales», resalta.

Así lo ha entendido Chile, y por ello ocupa una posición de liderazgo en instancias internacionales como la Reunión Consultiva del Tratado Antártico, la Comisión Científica de Investigación Antártica (SCAR, en inglés), el Consejo de los administradores de los programas antárticos nacionales (COMNAP), la Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos (CCRVMA) y la Reunión de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos (RAPAL), añade.

Antártica, corazón pulsante de planeta

Leppe recuerda que Chile «es un país reclamante de territorio antártico, dicha pretensión soberana está plasmada en el Tratado Antártico, y aunque ningún país del mundo puede cuestionar dicha reclamación, la presencia nacional es un recordatorio, al país y al mundo, de la completa vigencia de dicho reclamo».

«La Antártica es considerada el corazón pulsante del planeta, su ‘latir’ consiste en la expansión estacional de hielo marino, que hace crecer su superficie de 13 a 14 millones de kilómetros cuadrados cada año», concluye.

Todo esto lo anterior, junto con «asegurar los ciclos biológicos de toda la flora y fauna polar, influenciar la circulación oceánica global, y por tanto modelar el clima planetario».

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