Publicidad
Kadir Van Lohuizen, el fotógrafo del cambio climático: «Quise mostrar lo urgente de este tema» CULTURA

Kadir Van Lohuizen, el fotógrafo del cambio climático: «Quise mostrar lo urgente de este tema»

«Podemos hablar de los acuerdos climáticos que tenemos, pero la exposición muestra que ya pasamos el punto de inflexión. Muchas áreas costeras del mundo ya están siendo afectadas. Mucha gente cree que es un problema en Bangladesh o el Pacífico, pero también sucede en Estados Unidos o Inglaterra. Por eso trato de mostrarlo como un tema global», comenta en esta entrevista Kadir Van Lohuizen, cuya exposición puede verse hasta el 23 de septiembre en el Centro Cultural de La Moneda.


«Quise mostrar lo urgente que es este tema», es lo primero que dice al teléfono Kadir Van Lohuizen, el fotoperiodista holandés cuya muestra «Where will we go», sobre cómo el cambio climático impacta en nuestro planeta, se puede ver hasta el 23 de septiembre en el Centro Cultural de La Moneda.

«Muchos sabemos que el nivel del mar está subiendo, pero lo vemos como un problema que pueda ocurrir en el futuro y no ahora», apunta.

Tras una exhaustiva planificación, el profesional viajó durante dos años por lugares donde ya se están viendo los efectos del cambio climático, donde ya hay evacuados, en una investigación que fue apoyada por el New York Times.

«Podemos hablar de los acuerdos climáticos que tenemos, pero la exposición muestra que ya pasamos el punto de inflexión. Muchas áreas costeras del mundo ya están siendo afectadas. Mucha gente cree que es un problema en Bangladesh o el Pacífico, pero también sucede en Estados Unidos o Inglaterra. Por eso trato de mostrarlo como un tema global», señala.

El origen del proyecto está en un viaje que realizó Van Lohuizen desde la Patagonia hasta Alaska, para retratar la migración actual, «Via Panam», una exposición que en Chile se mostró en el Museo de Bellas Artes en 2016. En su paso por Panamá se encontró con los primeros «refugiados climáticos», en la isla de San Blas. «Allí entendí que no era un problema del futuro, sino de hoy», recuerda.

Refugiados en clima, Bangladesh.
Trabajadores en Shaharabad. Miles de personas trabajan para cerrar la rotura de un dique causada por el ciclón Aila. Debido a este ciclón, que golpeó a Bangladesh en mayo de 2009, aún 60 mil personas están desplazadas en el distrito de Dakop. Esto es casi la población total de dicha zona. El fenónemo golpeó el área con una ola de diez metros y desde entonces el agua ha retrocedido a duras penas. Debido a esto la gente perdió sus tierras y, por tanto, su medio de sustento. 
Bangladesh actualmente, por las inundaciones y el aumento del nivel del mar, tiene 6,5 millones de desplazados, equivalente a la población de Santiago.

Los refugiados climáticos

Kadir Van Lohuizen viajó por Groenlandia, Bangladesh, Fiji, Kiribati, Panamá, Papúa Nueva Guinea, Reino Unido y Estados Unidos, fotografiando y entrevistando a la población costera que ha sido afectada por crecimiento del mar, tanto a los que aún viven en las áreas afectadas como a quienes han optado por cambiar de lugar.

La población de la República de Kiribati, al noreste de Australia, pronto tendrá que ser evacuada y relocalizada, mientras que en Bangladesh se estima que alrededor de 50 millones de personas tendrán que migrar del borde costero en el año 2050. Por otra parte, se calcula que la playa de Miami en Estados Unidos tendría que ser evacuada alrededor del 2060.

Los 50 millones de bengalíes (un poco más que toda la población de Argentina) son los que dieron el nombre a la muestra («¿Adónde iremos?»). De hecho, «India ya está construyendo una muralla fronteriza para evitar que crucen. Muchos son granjeros o pescadores que llegan a los barrios pobres de la capital Daca y terminan limosneando en la calle. El mar salado ha llegado hasta sus tierras y ya no pueden sembrar sus cultivos ni beber el agua». Van Lohuizen destaca que los «refugiados climáticos» además difícilmente obtienen asilo.

Refugiados climáticos, Bangladesh.

El drama de Kiribati… y Amsterdam

El caso de Kiribati es especialmente dramático, porque este país dejará de existir en algunas décadas. «¿Qué haces con las personas que pierden su país?», se pregunta el fotoperiodista.

«El presidente anterior compró tierras en Fiji, a la iglesia anglicana, y luego dijo que mudaría a su país allí. El problema es que no lo discutieron con el gobierno de Fiji, que se enteró por la prensa, y no estaba nada contento. Al final acordaron que oficialmente Kiribati compraba las tierras para sembrar cereal para exportar a Kiribati».

Pero si hoy es el Pacífico, mañana será Europa, incluso Holanda.

«Los cálculos muestran que incluso Amsterdam, una ciudad de varios siglos, dejará de existir en unos 150 años. Es difícil para la gente imaginar eso. El concejo municipal ya ha evaluado dónde debería ser reubicada y tendría que ser cerca de la frontera con Alemania. Es algo serio».

Él sabe que hay gente escéptica que dice que siempre ha habido subidas del nivel del mar –»lo cual es cierto»–, pero advierte que nunca ha sucedido con la velocidad actual de un par de décadas, mientras antes demoraba milenios.

«Creo que hemos perdido nuestra capacidad de adaptación. Creemos que la ciudad está ahí para quedarse y no estamos acostumbrados a pensar en tener que mudarla».

[cita tipo=»destaque»]»Podemos reducir la velocidad del aumento de la temperatura. El Acuerdo de París dice que no debería subir más de dos grados. Pero tras el retiro de Estados Unidos, probablemente los superaremos. El tema ya no es si sucederá, sino con qué velocidad. Ya pasamos el punto de inflexión, no podemos volver atrás. La primera información sobre el cambio climático data de fines de los 50. En los 80 ya sabíamos qué estaba ocurriendo, pero no hicimos nada».[/cita]

Pesimismo para el futuro

A pesar de su trabajo para crear conciencia, hoy el fotógrafo es pesimista. Su último viaje fue al Polo Norte, que se está derritiendo, y donde se espera que el hielo desaparezca en los veranos en doce años. El problema es que, con ello, desaparecerá el «aire acondicionado» de Europa y los veranos europeos serán cada vez más cálidos. Un ejemplo se vio este año, con inusuales temperaturas de 30 grados en Estocolmo.

«Teóricamente, muchas cosas son posibles. Teóricamente, podemos proteger a Bangladesh. El problema es el tiempo. No hay tiempo para hacerlo. En Holanda tuvimos una gran inundación en 1953. Hicimos un proyecto de prevención: tomó treinta años. Y Holanda es un país pequeño», dice.

«Podemos reducir la velocidad del aumento de la temperatura. El acuerdo de París dice que no debería subir más de dos grados. Pero tras el retiro de Estados Unidos, probablemente los superaremos. El tema ya no es si sucederá, sino con qué velocidad. Ya pasamos el punto de inflexión, no podemos volver atrás. La primera información sobre el cambio climático data de fines de los 50. En los 80 ya sabíamos qué estaba ocurriendo, pero no hicimos nada».

«Creo que las futuras generaciones se enojarán por nuestra pasividad. Debemos hacer cambios muy radicales si queremos hacer algo, pero con Estados Unidos promoviendo el carbón y todo el mundo usando autos de combustible fósil, no llegaremos muy lejos», advierte.

Publicidad

Tendencias