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«Que no se ‘cocine’ todo en La Moneda»: investigadores en Humanidades se declaran expectantes ante definición de la política del Ministerio de Ciencia CULTURA|CIENCIA

«Que no se ‘cocine’ todo en La Moneda»: investigadores en Humanidades se declaran expectantes ante definición de la política del Ministerio de Ciencia

La Asociación de Investigadores en Arte y Humanidades dio una larga lucha para que se incluyeran estas disciplinas en el Ministerio de la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Después que fueran incluidas en la propia Ley 21.105 que promulgó el ministerio, la señalada Asociación apela a que esta «inclusión» se materialice y que, por tanto, sean considerados a la hora de resolver el diseño de la política de fomento para la investigación en Chile, así como del propio reglamento institucional.


Esperanza y expectación hay entre los investigadores en artes y humanidades. El presidente de la asociación que los agrupa, Matías Ayala, fue uno de los invitados a la ceremonia de presentación de las nuevas autoridades del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Investigación, el pasado lunes.

Los miembros del área han dado una larga lucha para ser reconocidos como investigadores en el marco de la nueva entidad, donde la preponderancia la tienen las «ciencias duras».

El propio ministro Andrés Couve, así como la subsecretaria Carolina Torrealba, son parte de este ámbito, en su calidad de biólogos.

«Nos da la impresión de que las nuevas autoridades tienen una noción amplia y compleja de las investigación, y esperamos que ellos se muestren abiertos al diálogo con las diversas asociaciones», comenta Ayala, académico de la Universidad Finis Terrae.

La pataleta dio resultado

La Asociación de Investigadores en Arte y Humanidades dio una larga lucha para ser tomada en cuenta en este aspecto. Entre otras iniciativas, en 2016 enviaron una Carta Abierta, firmada por centenares de personalidades, incluidos varios Premios Nacionales, que dio como fruto tomar contacto con Mario Hamuy, entonces presidente de Conicyt, entidad antecesora del Ministerio.

Allí señalaban que las políticas de apoyo a la investigación académica debían ser reformuladas, tomando en cuenta el rol central que tienen las artes y humanidades junto con la ciencia y la tecnología, «y no subordinadas a ellas”, y que la nueva institucionalidad para la investigación en Chile no podía ser creada a espaldas de sus protagonistas.

Así, la Asociación pudo ser tomada en cuenta y por eso exigen tener una “participación activa en el diseño de una institucionalidad” que considerara la validez e importancia de las disciplinas artísticas y humanistas.

Además de organizar una serie de debates al respecto y tener reuniones con Couve cuando aún no era ministro, la directora de la Asociación, Carolina Gaínza, fue invitada en enero de este año a la discusión de la ley sobre el nuevo ministerio al Parlamento. De hecho, estuvo allí con la propia actual subsecretaria Torrealba, en aquel momento representante de la Fundación Ciencia & Vida.

Hasta ese momento, las artes y humanidades eran parte del concurso de fondos públicos de Fondecyt, pero en junio de este año además ocurrió otro hito: por primera vez el área de arte se adjudicó una iniciativa Milenio, del Ministerio de Economía, dirigida hasta hace poco justamente por Torrealba. Se trata del Núcleo Milenio Arte, Performatividad y Activismo, de la académica Milena Grass, quien presentó su proyecto a nombre de la UC y la Universidad Austral de Chile.

Inclusión en la ley del ministerio

Finalmente, las artes y humanidades quedaron incluidas en la propia Ley 21.105 que promulgó el ministerio. En su artículo 4, indica que tendrá, entre otras, como tarea «fomentar la investigación, básica y aplicada, y la generación de conocimiento en ciencia y tecnología, que comprende los campos de las ciencias naturales, ingeniería y tecnología, ciencias médicas y de la salud, ciencias agrícolas, ciencias sociales, y artes y humanidades».

El mismo señala que dicha secretaría de Estado deberá «fomentar la generación y fortalecimiento de capacidades humanas, de infraestructura e institucionales para el desarrollo de ciencia, artes y humanidades», entre otros.

El artículo 7, en tanto, indica que la cartera deberá «ejecutar programas y los diferentes instrumentos que promuevan la generación de conocimiento», incluidas las artes y humanidades.

El artículo 19, por otro lado, demanda la inclusión de representantes de este gremio en el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo.

En vista de estas menciones, Gaínza espera que esta inclusión «se concrete al momento de generar el reglamento del ministerio y políticas para el fomento de la investigación en Chile».

«El ministro Andrés Couve, así como la subsecretaría Carolina Torrealba, son personas que tienen una visión amplia de la investigación, entendiendo que la investigación no es sinónimo de ciencias y que incluye a otras áreas del conocimiento, como las humanidades, artes y ciencias sociales», añadió la académica de la Universidad Diego Portales.

Espacio seguro

En este panorama, uno de los más esperanzados es el profesor de la UC, artista visual y editor Pablo Chiuminatto.

«Si alguien en Chile puede asegurar un espacio a las artes y las humanidades en el nuevo ministerio, son Andrés Couve y Carolina Torrealba», comenta.

«Ellos entienden que el desarrollo no es solo emprendimiento y la innovación no es sustentable sin una base en historia de los saberes y una ética en las prácticas», asegura.

Para Ayala, hay un argumento que los empresarios no pueden dejar pasar: casi todos los desarrollos tecnológicos son interdisciplinarios, como diseño y computación. «En la modernidad capitalista actual están incluidas las artes y humanidades, trenzadas con desarrollo económico y social», por lo cual es clave una política pública que las incluya, dice.

«Hay mucho para discutir. ¿Qué tipo de política pública queremos? ¿Qué áreas se van a enfatizar? ¿Quién las define?». Son cosas que los investigadores esperan conversar con las nuevas autoridades, para que no sean resueltas, en palabras del presidente de la Asociación, «en la cocina de La Moneda».

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