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La bitácora del doctor Höfer: el kril nos mantiene en vela, toda sea por la investigación CULTURA|CIENCIA

La bitácora del doctor Höfer: el kril nos mantiene en vela, toda sea por la investigación

En la quinta entrega de su viaje por la Antártica a bordo del rompehielo noruego «Kronprins Haakon», el científico español del centro investigador chileno IDEAL finalmente comienza los análisis de su ansiado objeto de estudio, el kril… aunque para ello sea necesario renunciar al descanso diario.


Hace una semana, sólo siete días atrás, estaba desesperado porque llevamos días sin capturar kril (Euphausia superba, en este caso), lo que comprometía en gran medida el trabajo que había planificado a bordo del Kronprins Haakon.

Ahora, siete días después, me encuentro en un estado de privación de sueño tal, que ya no sé si es de noche o de día. Estoy muy contento y satisfecho, pero todas mis neuronas se han fundido y debo concentrarme incluso para realizar las tareas más insignificantes. Camino como si fuese un extra de «The walking dead» mientras ingiero comida por pura inercia. Me parece que estos últimos días han durado una eternidad cuando en realidad no han sido ni siete días.

Debe resultar muy difícil imaginarse algo así para alguien que nunca ha experimentado lo que es estar embarcado en un crucero oceanográfico, así que intentaré transmitirlo.

Fecas de kril.

Día 1

Tras diez días esperándolo como el maná en el desierto, el kril ha regresado. De forma inesperada al mediodía la red trae mucho kril de las aguas que rodean la isla Georgia del Sur.

Empezamos con un hospital de campaña para kril. Recogemos los individuos con mucho cuidado y los ponemos en un balde lleno con agua de mar para ver cuáles son capaces de recuperarse del estrés causado por la pesca. Después de seleccionar unos 50 – 100 individuos comenzamos el proceso de vigilancia ambulatoria. Controlando de forma constante vamos capturando los individuos que nadan activamente en el balde, lo que es un indicador de su buen estado.

Luego, cuando algunos individuos comienzan a morir, es hora de sacar al resto para evitar una muerte masiva. Los individuos en el nuevo balde con agua de mar son monitoreados mientras que los ¨nadadores¨ son capturados y traspasados con mucho cuidado al balde de los supervivientes. Todo este ciclo se va repitiendo sin descanso hasta que terminamos con uno o dos baldes de supervivientes.

Han sido unas dos o tres horas de actividad frenética pero ahora tenemos unos 60 individuos en perfectas condiciones, y los dejaremos descansar en una cámara de incubación oscura que los mantendrá a 1 ˚C. La falta de luz y las bajas temperaturas harán el resto y tras 3 horas el kril está en unas condiciones óptimas para comenzar todos los experimentos que vamos a hacer con ellos.

El día concluye con el primer de los experimentos. Una incubación de cuatro horas para estimar la tasa de evacuación (hacer de vientre que diríamos) del kril. Una vez terminada la incubación hay que armarse de paciencia y retirar el «material» evacuado por el kril. A continuación, comenzamos con el segundo experimento.

La científica Mireia Mestre en trabajo.

Día 2

En este caso colocamos el krill en unas botellas de vidrio rellenas de agua de mar filtrada (donde sólo hay agua y nada más) y cada cuatro horas tenemos que medir la concentración de oxígeno para así poder estimar cuanto está respirando el kril.

Esta es una de las mejores formas para evaluar la cantidad de energía que está consumiendo un organismo, pero que hace que a lo largo del día podamos dormir unas seis horas en cómodos intervalos de tres horas.

Una vez pasadas 24 horas es hora de terminar la incubación, medir por última vez y tomar las muestras pertinentes. Luego comenzamos el siguiente experimento.

Muestras de kril.

Día 3

En este caso colocamos al kril dentro de las mismas botellas de vidrio, pero esta vez están rellenas de agua de mar sin filtrar, de forma que podamos saber qué y cuanto está comiendo el kril.

Nuevamente la incubación durará 24 horas y cada cuatro horas hay que comprobar la actividad de los individuos y agitar las botellas, lo que nos deja con otras seis horas de sueño en dos cómodos plazos de tres horas.

Cuando terminamos esta serie de experimentos ya no queríamos saber nada más del kril, pero cuando la siguiente red salió repleta de kril adulto en muy buenas condiciones todo se nos olvidó. La adrenalina, o algo similar, se apoderó de nuestros cuerpos y con una sonrisa en la cara abrimos nuevamente las puertas de nuestro hospital de campaña para kril.

Días 4, 5 y 6

Los días 4, 5 y 6 siguieron el mismo guion de la película que les narré arriba. Hemos terminado exhaustos. Nuestros cuerpos, neuronas y ojos nos piden descanso, pero eso no es lo importante. Lo importante es que hemos tomado unos datos muy valiosos. No sabemos cuándo volveremos a tener una oportunidad como esta, si es que algún día se nos presenta. Así que nos esforzamos por cada muestra, cada experimento y cada dato. Llevo más de un año planificando esto y no lo voy a desaprovechar por la irrelevante necesidad del sueño. Dormir es opcional, muestrear no. Y recuerden; no hay sueño, sino litros de café de menos.

Primera entrega: La furia de las olas

Segunda entrega: Arrancando motores

Tercera entrega: Orcadas del sur, un barrio concurrido

Cuarta entrega: La bitácora del doctor Höfer: ¿la población de kril está bajo amenaza?

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