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Pérdida de biodiversidad: la plaga africana que arrasa con los anfibios chilenos CULTURA

Pérdida de biodiversidad: la plaga africana que arrasa con los anfibios chilenos

La «rana africana» llegó a Chile en los años 70 y, según un reciente estudio, se ha convertido en un verdadero peligro para la fauna local. Depreda peces, anfibios e invertebrados nativos. Además, compite por alimento y propaga enfermedades como la quitridomicosis, que está provocando la extinción de varias especies de batracios.


En un verdadero peligro para los batracios locales se ha convertido la «rana africana», que depreda especies nativas y transmite una peligrosa enfermedad.

Un estudio publicado en mayo en Management of Biological Invasions determinó una alta densidad poblacional de este animal en Chile, que concentra la población más grande fuera de África.

El incremento sostenido de esta especie, ignorado hasta el momento, implica una grave amenaza para los anfibios locales.

Claudio Soto Azat, director del Centro de Investigación para la Sustentabilidad de la U. Andrés Bello, lideró esta investigación, que involucró un plan de erradicación de esta especie en Viña del Mar.

Estudio en el Jardín Botánico de Viña del Mar. Foto: Claudio Soto Azat.

Llegó el 73

Según Soto Azat, el primer registro de la rana africana en condiciones de vida libre en Chile fue el año 1980 en la laguna Carén, Pudahuel, por lo que su introducción ocurrió años antes.

«Existe un relato que sostiene que las ranas africanas fueron liberadas desde el aeropuerto de Santiago durante el golpe militar en 1973. Esta hipótesis tiene sustento, ya que Pudahuel ha sido el origen de la invasión», comenta.

Posteriormente, la rana africana ha ido colonizando ambientes hacia el norte, la costa y el sur. Hoy se distribuye desde Río Limarí (Región de Coquimbo) hasta río Mataquito (Región del Maule).

«Además nuestro estudio descubrió una población en el río Copiapó (Región de Atacama): 380 km más al norte desde donde se conocía previamente», destacó.

Área de distribución de la «rana africana» en Chile.

Tiene garras

El especialista señala que las ranas del género Xenopus son originarias de Africa, y que ninguna rana en Chile se le parece.

«La rana africana es una seria amenaza para la biodiversidad», advierte.

En cuanto a sus características, Soto Azat comenta que las ranas africanas son 100% acuáticas, les gustan las aguas estancadas, tienen la piel lisa y algo muy particular que las caracteriza: es la única rana del mundo con garras.

De hecho se conoce también como la rana «de garras» africana.

Causas de su proliferación

La veterinaria Marta Mora, otra de las participantes del estudio, explica la razón de la proliferación de la plaga.

«La rana africana se ha diseminado rápidamente por Chile debido a que utiliza cuerpos de agua artificiales, tales como tranques, embalses de agua y canales de regadío. Y en Chile las actividades agrícolas son abundantes e intensivas, lo que favorece la dispersión de la rana africana», señala la también presidenta de la ONG Vida Nativa.

Esto, sumado a que se venden como mascotas ilegalmente y las personas se aburren o no saben cuidarlas y las liberan en cuerpos de agua, como por ejemplo el Jardín Botánico Nacional, advierte. Además, los depredadores que existen en Chile (garzas, huairavo, picurio) no mantienen al margen su población.

Un peligro para los locales

Mora subraya que el primer peligro de la presencia de la rana africana es que depredan peces, anfibios e invertebrados nativos. Además, compiten por alimento y propagan enfermedades, como la quitridomicosis, un hongo que representa un grave peligro para los batracios en todo el mundo.

«Por otra parte, su densidad poblacional es muy alta, lo que conlleva un desplazamiento de los anfibios nativos», puntualiza.

Para poder resolver este problema, es necesario realizar un plan de control y erradicación por parte del Gobierno.

«Este artículo es el primer paso para elegir la metodología a utilizar y para hacernos una idea del tamaño y densidad poblacional a la que pueden alcanzar», dice. «Sin embargo, es necesario complementar con más investigación», concluye.

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