En la sexta versión del festival Womad, que se desarrollará durante los días 21, 22 y 23 de febrero en la Plaza la Paz de Recoleta, hará su presentación la joven artista portuguesa, quien viene a presentar su primer disco de fado, el género musical de Portugal por excelencia, que habla a través de la música del estado de ánimo del país y sus vivencias urbanas.
El Festival Womad, que cada año congrega a cerca de 50 mil personas, se realizará desde el viernes 21 hasta el domingo 23 de febrero en la Plaza la Paz en la comuna de Recoleta. Los asistentes podrán disfrutar de un cartel diverso de bandas y músicos nacionales e internacionales, así como de talleres y actividades ligados a la danza, el teatro, la música y muchos más. Este año la joven portuguesa Sara Correia se presentará el domingo 23 de febrero.
En esta sexta versión, el line up está encabezado por las argentinas Fémina, los enérgicos Bersuit Vergarabat, Illapu y Villa Cariño. También, vienen artistas de distintos lugares del mundo, como Talisk de Escocia, Dowdelin de Martinica y Manolito Simonet y su Trabuco de Cuba, entre otros.
Desde El Mostrador conversamos con Sara Correia, artista portuguesa que se presentará el domingo 23. La joven canta fado, un canto popular portugués que habla del amor, la tristeza, el dolor y las vivencias urbanas. En 2018 publicó su primer disco homónimo y ha tocado en distintos festivales por Europa. Según cuenta, vive el fado desde muy pequeña, creció en una familia de músicos que la empapó del género. Desde muy temprana edad visitaba las casas de fado y con tan solo 13 años ganó la “Grande Noite do Fado”, un importante festival y concurso que data de 1953.
“Llegué al fado desde muy pequeña. Escucho fado desde siempre, tenía una tía que me cantaba y me mostró y me traspasó el sentimiento del fado, quizás ella es mi mayor referencia”, contó la cantante.
El disco Sara Correia cuenta con 11 canciones sobre el fado en sí, el amor y la vida en Lisboa. Sara canta con una voz potente y característica del tradicional canto portugués, sin embargo, sorprendió con una cierta frescura gracias a unos tintes de pop.
Las temáticas del género giran en torno a la nostalgia, la melancolía, el fatalismo, la tristeza, el amor, el esfuerzo y las vivencias de la vida urbana de las clases populares en Portugal. Generalmente canta una persona de pie, junto con una guitarra portuguesa y una viola.
Para Sara Correia el fado “es sin duda todos los sentimientos que tenemos, la grandeza de poder sentir emociones. Si pudiera explicar que es el fado, diría que es la grandeza del ser humano” y añadió que “es también la tierra, es el mar, el aire… Todo lo que podemos respirar mientras seamos fadistas, es una música bastante tradicional, son las raíces de mi país, el alma portuguesa”.
En 2011 el fado fue declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco. Como género, se volvió reconocido a inicios del siglo XX en Portugal, cuando las clases burguesas comenzaron a tocarlo en grandes eventos y en los teatros de la ciudad, pese a que anteriormente siempre había sido parte de las clases bajas. Hasta ese entonces, se había transmitido solo oralmente y de forma anónima, sin embargo, al llegar a los teatros llamó la atención de los poetas que comenzaron a escribir las letras para luego ser cantadas.
En 1932, cuando llegó dictadura militar de António Salazar, este destruyó y censuró el fado, no obstante, debido a su importancia en las capas más bajas de la sociedad, pasó a utilizarlo para potenciar lo que denominaba como «los valores tradicionales» de Portugal.
En ese tiempo la dictadura salazarista censuró canciones de una de las voces más icónicas del género, Amália Rodrigues, una de las inspiraciones de Sara Correia.
“Cuando crecí fui descubriendo a Amália Rodrigues, Fernanda Maria, Celeste Rodrigues, Carlos do Carmo, Ana Moura, Ricardo Ribeiro… una lista sin fin. Existen grandes fadistas en Portugal”, comentó la artista.
Luego de la muerte de Amália Rodrigues, el 6 de octubre de 1999, el país entró en luto y muchos de niños que vivieron esa muerte son los que ahora representan una generación de jóvenes fadistas como Sara Correia, Lina y Raül Refree, Raquel Tavares o Carminho, entre otros.
Muchos artistas de esta nueva generación de fadistas tienen un sonido que no se adhiere necesariamente al fado tradicional, tienen algunas melodías más frescas. Sara cree –respecto a la fusión de géneros– que ella lleva el fado en la sangre, pero que que la evolución como artista implica sentirse completo con lo que haga y con lo que quiere transmitir.
“El fado nunca deja de serlo, está en el alma de quienes lo cantan y lo tocan. Las nuevas influencias son parte de este siglo y de esta generación. Claro, ahora la vida se vive de manera diferente y la música está en constante evolución. Pero, la verdadera esencia del fado nunca cambiará, está enraizada y es la mayor verdad”, recalcó.
La artista se ha presentado en distintos países europeos, como Bélgica y España, y en su primera visita a Chile espera poder mostrar parte de sus raíces, así como la pasión del fado.
“Voy a presentar mi alma y mi país. Voy muy bien acompañada por una banda increíble que me hace sentir cada palabra. Quiero mostrar la esencia de todo mi viaje y mi fado”, sentenció.