Publicidad
Artista y curador Rodolfo Andaur: «este gobierno ha demostrado que llega tarde a todo» CULTURA Crédito: Nicolás Grum

Artista y curador Rodolfo Andaur: «este gobierno ha demostrado que llega tarde a todo»

«La nueva carta constitucional debería ayudarnos a reforzar un pensamiento menos centralista a la hora de mirar nuestras otredades y cosmovisiones. La nueva Constitución es una esperanza para un real cambio cultural en Chile y en donde las artes tienen mucho que decir y proyectar», aseguró.


Rodolfo Andaur (Iquique, 1979) desde hace más de 15 años impulsa diversos proyectos de artes visuales desde una lógica que pretende descentralizar los contenidos que comúnmente promueven las artes visuales desde Santiago.

Además, desde el 2010 impulsa, gestiona y difunde viajes de exploración territorial en diversos puntos de Chile y el extranjero como una manera de actualizar contenidos y epistemes.

«Es urgente que el contexto de las artes visuales en Chile dimensione las diversas territorialidades que aparecen dentro de un territorio ampliamente fracturado», asegura.

Crédito: Rodolfo Andaur. Proyecto «Gestionar desde la Geografía Nuevos Desplazamientos».

Cambios en Chile

– Desde que comenzaste a gestionar curadurías el 2006, ¿cómo crees que ha cambiado el panorama del arte en Chile?

Desde el 2010 un grupo importante de proyectos alternativos de artes visuales han intentado gestionar una pauta efectiva que movilice la descentralización ya que esa siempre ha sido la gran traba para producir un pensamiento curatorial fuera del foco clásico y relamido del arte chileno. Recuerdo que ese mismo año comenzó una inédita articulación interregional que impulsó a una serie de artistas y colectivos a movilizarse desde un lugar a otro dentro de la geografía del país.

Al parecer el eslogan estridente y falaz del bicentenario provocó que ciudades anuladas de la reflexión nacional del arte contemporáneo como Punta Arenas, Valdivia, Temuco, Concepción, Antofagasta e Iquique, inscribieran, a través de sus propios territorios, ideas de producción y circulación; y, por cierto, nuevas formas de observar y dialogar las propuestas visuales, mediales y poéticas.

Lo interesante de este relato es que efectivamente el panorama ha cambiado y debe seguir siendo modificado por nosotros mismos ya que la genialidad de la creación artística radica en su naturaleza siempre mutable y combativa.

Crédito: Rodolfo Andaur. Proyecto «Gestionar desde la Geografía Nuevos Desplazamientos».

– Acabas de mencionar acciones alternativas, pero, ¿qué ha ocurrido con el apoyo a la descentralización de otras instituciones y lo que el mismo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP) ha gestionado?

– Creo que hemos generado incontables esfuerzos colectivos para solicitar a algunas instituciones extranjeras afincadas en el país y al MINCAP, el patrocinio y financiamiento de proyectos más en el rigor de lo que muestran nuestras territorialidades transfronterizadas y complejas.

Ejemplo de ello, el trabajo de Natasha Pons en el Centro Cultural de España; o lo que ocurre hoy en el Goethe Institut, que cuenta con un presupuesto para proyectos de diversa índole pensados desde los símbolos levantados en la revolución social de octubre del 2019. Este tipo de financiamiento ha sido potenciado por el trabajo de la antofagastina Fernanda Fábrega, quién ha leído muy bien como una institución binacional podría entregar un espaldarazo a los artistas locales.

Es importante destacar su origen no como para hablar de una invasión regionalista al Reino de Santiago, sino cómo para que algunos entiendan que la descentralización también conlleva el rescate de la gestión de promotores culturales provenientes de diversas ciudades. Otro caso que no puedo dejar de mencionar, es el apoyo que ha entregado, desde el MINCAP, Varinia Brodsky y Ximena Moreno.

Ellas han levantado varios insumos que potencian la descentralización. Estas gestiones son bastante arduas, más aún si estás expuesto a las pautas de los gobiernos centrales bajo el paragua del Estado. Lo interesante es que todas ellas han tomado nota y han abierto el diálogo ante los golpes que constantemente hemos recibido por parte de la especulación del centralismo. A estas alturas y frente a estas gestiones, no podemos bajar los brazos y debemos seguir proponiendo ideas para un mañana menos santiaguino y mucho más tranfronterizo y diverso.

Gestión desde regiones

– ¿Cuáles son los principales desafíos para gestionar curadurías en Chile? ¿Cómo vemos esto desde las regiones?

– Estoy bastante convencido que el arte debe tomar en cuenta la transformatividad del planeta, de lo contrario los actuales artistas, gestores y curadores no sirven de nada ante la contingencia. Por lo que la curaduría debe expandirse como un espacio reflexivo, crítico y colaborativo.

Chile sigue siendo sacudido por un terremoto sicopolítico, un lamentable hecho que no ha impedido que aparezcan una serie de proyectos de producción y acción editorial como Liquenlab (Punta Arenas), Galeria Barrios Bajos (Valdivia), Toda La Teoría del Universo y Almacén (Concepción), Letargo (Coquimbo), Encuentro Foto Atacama (Copiapó) y La Tintorera (Ayllú de Solcor) que han consolidado ideas transformativas que quiebran los típicos baluartes de la promoción y producción del binomio arte contemporáneo y curaduría.

Ellos han hecho un esfuerzo significativo por torcer cuestiones claves de la añeja curaduría santiaguina. Todos ellos hoy nos vinculan con nuevas esferas de pensamiento local que sin duda renuevan una y otra vez los discursos tan necesarios para construir comunidad y comprender la responsabilidad real del trabajo curatorial.

– En el caso de las residencias, ¿cuáles serían las que abarcan los fenómenos transformativos?

– Desde el 2009 he organizado una serie de viajes de exploración por el desierto de Atacama. Un ejercicio corporal que, por cierto, he llevado a otros lugares bastante alejados en la forma y del actual aspecto que posee el desierto. Pues bien, esos lugares me han mostrado originales pautas de algunas residencias artísticas que proponen insólitos ejercicios que, desde lo físico e intangible, me invitan a derribar prejuicios en torno a la producción del arte y también la forma en la que nos acercamos a la naturaleza y sus paisajes.

Por ejemplo Radicante, organizado por Liquenlab, es la única residencia navegable que existe actualmente en Chile. Es un formato reflexivo que impone, entre muchos otros temas, una noción de desplazamiento sobre el maritorio y, por otro lado, una holgada observación de la biosfera del con fin del mundo actualmente diezmado por el cambio climático. Por otro lado, está La Tintorera que nos acerca a nuestras ch’allas ancestrales, a nuestros ritos con la Pacha y tomar nota de la razón de reciprocidad multilateral que mueve un territorio aún por descubrir como lo es el Ayllú de Solcor.

Doxa y revuelta

– En octubre del 2019 declaraste que: «la doxa (‘opinión’) del arte está en el espacio público». ¿Sigues afirmando lo mismo?

– Después de todo lo que hemos visto, sin duda, la doxa del arte continúa en el espacio público y también puedo agregar que el espacio público está colaborando para dejar de lado las calamidades de la producción y circulación del autorreferente arte contemporáneo. La calle y sus promotores han ganado una batalla no sólo para el campo de la estética, sino que también para la escritura crítica de estos años turbulentos gobernados por la impunidad.

– ¿Qué te parece la gestión del gobierno actual en materia cultural?

– Lamentablemente este gobierno ha demostrado que llega tarde a todo. Creo que no han leído lo que ellos mismos habían su anterior gobierno. Sin embargo, hay muchos trabajadores del Estado, en materia cultural, que sin su constante colaboración no podríamos ni siquiera dar cabida a los incontables procesos que levantan los proyectos «culturales» que están ocurriendo a nivel nacional. Procesos que son muy complejos ya que la instalación de las problemáticas regionalistas aparecen desde siempre en las demandas al Estado. Creo que hoy la imposición del centralismo se está derrumbando en sus propios cimientos. Entonces, la tarea es pensar cómo logramos construir otras lógicas del trabajo entre el Estado y las regiones fuera de esos cimientos ya roídos.

– Chile vive hoy un momento histórico ya que se prepara para escribir una nueva Constitución. ¿Cómo deberían incluirse las políticas y pensamientos de las artes en esta nueva Constitución?

– Bueno, en la respuesta anterior dilucidé mi opinión sobre la búsqueda de metas en comunidad para destruir los paradigmas del exceso de centralismo en Chile. Y en este sentido, ciertamente, la nueva carta constitucional debería ayudarnos a reforzar un pensamiento menos centralista a la hora de mirar nuestras otredades y cosmovisiones. La nueva constitución es una esperanza para un real cambio cultural en Chile y en donde las artes tienen mucho que decir y proyectar.

Publicidad

Tendencias