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Geofísico y terremotos en Chile: «debemos empezar a construir buenas políticas públicas» CULTURA|CIENCIA

Geofísico y terremotos en Chile: «debemos empezar a construir buenas políticas públicas»

Una de las cosas a las que apunta Cristian Farías en su nuevo libro es a que las autoridades deben asumir sus responsabilidades. «Somos nosotros como sociedad los que terminamos llevando a las personas más vulnerables a zonas que están expuestas a fenómenos como remociones en masa, o incendios forestales, por ejemplo. Todo eso lleva a que, cuando uno de estos fenómenos ocurra, el desastre que venga no se va a dar por ellos, sino por nuestras malas decisiones», advierte.


Un libro sobre los volcanes y terremotos en Chile acaba de publicar en geofísico Cristian Farías.

La obra, publicada por Ediciones B, constituye una revisión histórica, muy completa, asociada a estos sucesos, que además entrega datos inéditos y reflexiona desde una perspectiva y contexto social.

«La gracia es no solo responder, sino que estar preparados para lo que pueda pasar. No es nada fácil hacerlo, pero debemos hacerlo, porque tenemos una urgencia en Chile al respecto», advierte.

Origen del libro

Farías dirige el centro de geofísica de la UTEM y desde el twitter y las columnas en un diario ha hecho una labor de divulgación que se recoge en esta crónica, la que aborda la historia y el comportamiento de volcanes y terremotos en Chile, tanto para el análisis de desastres pasados como también la previsión de eventos futuros, y la relación de estos fenómenos naturales con la población y sus ciudades.

El científico cuenta que el origen del libro es la culminación de varios años escribiendo y haciendo divulgación científica.

«La intención de contarle a un público amplio sobre los terremotos y los volcanes viene desde la erupción del volcán Villarrica, el 2015, donde empecé a ver qué cosas podía contar, y cómo. Pero no fue sino hasta el año 2017 cuando realmente empecé a hacerlo, buscando narrar historias que fueran entretenidas por sí solas, tratando de reducir los tecnicismos al máximo mientras las escribía», cuenta.

Pero además su idea también era poder contar algo que fuera emocionante, y no solo una recopilación de hechos científicamente interesantes. Empezó a hacer eso en Twitter y luego escribiendo columnas.

El espíritu del libro es «contar historias muy entretenidas, con el rigor que corresponde, y que sean muy fáciles de leer».

Chile, país de terremotos

Al ser consultado sobre las características geofísicas de Chile, en cuanto a volcanes y terremotos, responde que «estamos dominados por nuestras subducciones».

«Este movimiento entre las placas, donde una se va metiendo debajo de la otra, es uno de los más rápidos a nivel mundial. Y, como las placas mismas se bloquean cuando buscan hacer esto, entonces se acumula tensión muy rápido y en grandes cantidades en toda la zona».

De ahí, explica, vienen los grandes terremotos en la costa, donde ha habido eventos de magnitudes muy grandes cada cierto tiempo, como los terremotos del sur de Chile, en 1960 (de magnitud 9.5), o el de la zona central de 1730 (de magnitud 9.1-9.2).

«Además, por tener esta subducción, también tenemos un arco volcánico muy activo, donde casi todos los años uno o dos volcanes entran en erupción. Aparte, tenemos fallas en varios lugares del país, que nos pueden generar varios tipos de sismos en cualquier momento. Chile es un laboratorio natural de primer nivel en el mundo, lo que también nos pone el desafío sobre qué hacer para convivir con estos fenómenos naturales».

Desastres no naturales

Un de las cosas en que insiste Farías es que los desastres «no son naturales». Él dice que son naturales los fenómenos -los terremotos, las erupciones, los tsunamis, y los aluviones, por ejemplo- pero que los desastres que pueden ocurrir después dependen de la preparación y respuesta, es decir, las decisiones.

«Nosotros somos quienes decidimos construir casas en zonas expuestas a aluviones de origen volcánico, y nosotros somos quienes armamos ciudades con una planificación que no toma en cuenta el riesgo, por lo que después terminamos con proyectos de hoteles que se construyen en roqueríos de una zona que va a sufrir un tsunami en el futuro», comenta.

«Somos nosotros como sociedad los que terminamos llevando a las personas más vulnerables a zonas que están expuestas a fenómenos como remociones en masa, o incendios forestales, por ejemplo. Todo eso lleva a que, cuando uno de estos fenómenos ocurra, el desastre que venga no se va a dar por ellos, sino por nuestras malas decisiones».

Mejor política pública

Para evitar los desastres, agrega, hay mucho en lo que trabajar.

«Primero, debemos entender mejor la física detrás de ellos, para que podamos construir mejores escenarios de amenaza. Luego, tenemos que generar una concientización efectiva en la sociedad, para que entendamos el problema al que nos enfrentamos, y podamos iniciar una discusión acerca de qué podemos hacer, y como, para ser más resilientes», reflexiona.

«Esta conversación nos tiene que llevar a poner un tema en la mesa que debe llegar con los tomadores de decisiones, ya que afecta a todos los estratos de la sociedad. Y así, debemos empezar a construir buenas políticas públicas, sobre todo en cuanto a la planificación territorial, para generar una cultura de prevención».

¿Hay algún país ejemplo en esta materia?

«Siempre aparece Japón como un ejemplo. Si uno mira lo que se hizo tras el terremoto de Tohoku el 2011 (de magnitud 9.1), no se pensó la reconstrucción como algo que se hace rápido para volver a donde se estaba antes, sino que como un proceso mucho más complejo y largo, que termine con un país mejor preparado para un evento que superó lo que ellos esperaban», responde. «Incluso se generó, a nivel internacional, un marco de acción en cuanto a los desastres, basado en lo que ocurrió tras ese terremoto».

Sin embargo, para Farías lo importante es que «nosotros seamos nuestro ejemplo, yo creo».

«Tenemos muchas peculiaridades, y lo que tenemos que hacer tiene que estar muy basado en quienes somos, y donde queremos estar. Está super bien mirar los ejemplos de otros países, pero debemos ser lo más exigentes que podamos con nosotros, considerando nuestra identidad. Es un gran desafío, donde el llamado es a hacer el mayor esfuerzo que se pueda, porque en algún momento un terremoto va a venir a preguntarnos cómo estamos, y vamos a tener que saber responderle», concluye.

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