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El libro que cuenta la historia de los tres años de la ocupación chilena en Lima CULTURA

El libro que cuenta la historia de los tres años de la ocupación chilena en Lima

«La ciudad que no existe», de Bruno Pólack Cavassa, recoge testimonios de época, datos desconocidos, fotografías y documentos olvidados. Incluye historias como que la madre de Carlos Condell de la Haza, fue peruana, y que Carlos Condell fue el capitán del Huáscar con bandera chilena cuando se dio la Batalla de Miraflores, y que combatió directamente contra su familia materna. «La Guerra del Pacífico fue literalmente una guerra entre hermanos que luego de muchos años siguen de alguna manera enfrentados, cuando las posibilidades son infinitas. Los parecidos y los lazos comunes son muchos y muy fuertes; más de los que creemos», asegura el autor.


Un libro que cuenta la historia de los tres años de la ocupación que hizo el Ejército de Chile en la ciudad de Lima ha publicado el escritor Bruno Pólack Cavassa.

Se trata de «La ciudad que no existe» (Planeta), donde, mediante una prosa fluida que intercala un relato de descendencia familiar con otro histórico, el autor documenta pasajes oscuros del suceso.

Este incluye historias como que la madre de Carlos Condell de la Haza, fue peruana, y que Carlos Condell fue el capitán del Huáscar con bandera chilena cuando se dio la Batalla de Miraflores, y que combatió directamente contra su familia materna.

Tensa calma

El autor documenta cómo, durante los tres años de ocupación la vida de alguna manera, en una tensa calma, siguió con normalidad.

«Los eventos religiosos seguían, los bautizos, matrimonios, procesiones. Las tiendas, sobre todo de extranjeros, seguían atendiendo. Las corridas de toros que quedan aún en Lima como una herencia colonial también seguían realizándose durante la ocupación».

Patricio Lynch, como jefe de gobierno de ocupación, decretó que la administración de justicia en los territorios ocupados se diera con jueces chilenos. Esto hizo que también vinieran abogados chilenos para que litigaran en las nuevas cortes.

Asimismo, el estudio Courret, llevado por dos hermanos fotógrafos franceses en Lima, siguió funcionando, por lo que muchos militares y civiles chilenos en los años de ocupación pasaron por ahí en los años 1881-1883 y queda el registro que está en la Biblioteca Nacional del Perú.

La obra es fruto de un trabajo de investigación que duró un lustro, que incluyó periódicos de la época, en archivos fotográficos y archivos religiosos y civiles, además de la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Chile y el Archivo Riva Agüero de Lima.

«La Guerra del Pacífico ha definido de una manera importante las relaciones entre nuestros países, pero la ocupación en particular es un periodo del cual no se habla mucho. La Lima ocupada casi no existe: tanto en el imaginario peruano como en el chileno la ocupación crea cierto pudor de ser tocado», afirma.

Un tabú

«Casi todas las casas de Miraflores ya estaban vacías y tapiadas, la mayoría de los vecinos había partido a Lima o a la ciudad de Ancón, en la costa norte, a unos cuarenta kilómetros de distancia, donde se contaba con la protección de muchos barcos internacionales», se lee en el libro. «El día anterior, Elena de la Haza, sabiendo que corría una tregua y aprovechando que disponía de una carreta jalada por un pequeño caballo (de los pocos que no había sido asignado a las actividades bélicas), tomó a sus dos hijos menores y se animó a ir por las últimas cosas de valor que aún le quedaban en la casa de Miraflores».

El autor admite que es un pasaje de la historia en común de ambos países en el que, tanto al vencedor como al vencido, nos da muchísimo cuidado entrar. «Sin embargo, creo que es el punto neurálgico de la guerra, y que es importante tocarlo con mucho cuidado y respeto para sanar heridas».

«No es un tema del que se hable mucho en el Perú y tampoco en Chile. Creo que hablar de este tema puede servir, no para abrir viejas y extemporáneas heridas, sino para darnos cuenta que son muchas más cosas las que nos unen a lo largo de la historia», dice.

Agrega que la ocupación tampoco fue algo que el gobierno chileno quisiera seguir prolongando.

«Se mantuvo durante tanto tiempo para presionar a que se dé, por parte de Perú, lo más pronto posible el tratado donde se incluya la cesión de territorio. Tanto es así que apenas se dio el  Tratado de Ancón, las tropas chilenas abandonaron la ciudad de Lima», recuerda.

Alegría

Este libro además se publica antes en Chile que en Perú, lo que para el autor, nacido en Lima en 1978, es una «alegría y una oportunidad bastante grandes puesto que la guerra, además de un asunto bélico, es un asunto social».

«La Guerra del Pacífico fue literalmente una guerra entre hermanos que luego de muchos años siguen de alguna manera enfrentados, cuando las posibilidades son infinitas. Los parecidos y los lazos comunes son muchos y muy fuertes; más de los que creemos», asegura.

«Mi intención, además de investigar y contar una historia poco contada, es explicitar que nuestros lazos y semejanzas son mucho mayores y que si queda alguna pequeña rencilla o tema por exorcizar debe hacerse rápido para poder seguir trabajando y creciendo juntos», concluye.

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