CULTURA
Crédito: Editorial Anagrama
El profesor en el University College de Londres y uno de los más influyentes abogados europeos de derechos humanos, con experiencia en procesos como la guerra en Bosnia, la invasión de Irak, el genocidio en Ruanda y la detención de Pinochet en Londres, vino a Chile a investigar para su próximo libro. «Cuenta una doble historia, de Augusto Pinochet en Londres y (el criminal nazi) Walter Rauff en Chile, e inesperados puntos de conexión, de leyes y política, familia e identidad. Será un libro de sorprendentes relatos humanos», adelanta. En momentos de labor constituyente, Sands además expresa su confianza en el país. «Chile es un país que conoce de primera mano lo que significa sufrir horrores humanos y ecológicos, y espero que pueda ser un líder global en ambos frentes», señala. Además, confía en «que el nuevo Presidente se comprometa con la protección de los derechos fundamentales a nivel interno e internacional, incluida la nueva Constitución, cuyo desarrollo es visto con gran interés por el mundo».
Dos semanas estuvo en Chile el escritor y abogado inglés Philippe Sands, quien se hizo conocido al ser parte del juicio contra el dictador Augusto Pinochet en Londres, en 1998.
Profesor en University College de Londres, uno de los más reputados abogados europeos de derechos humanos con experiencia en procesos significativos como la guerra en Bosnia, la invasión de Irak, el genocidio en Ruanda y la detención de Pinochet en Londres, vino al país a investigar para su próximo libro. Siendo también uno de los autores más renombrados del momento, ahora está escribiendo el tercer libro de una trilogía que comenzó con Calle Este Oeste (2017) y Ruta de Escape (2021), ambas con editorial Anagrama.
«Cuenta una doble historia, de Augusto Pinochet en Londres y (el criminal nazi) Walter Rauff en Chile, e inesperados puntos de conexión, de leyes y política, familia e identidad. Será un libro de sorprendentes relatos humanos».
A 23 años del juicio a Pinochet en Londres, Sands recuerda ese episodio y lo compara con el juicio a los nazis en Núremberg en 1945.
«La sentencia de la Casa de los Lores –que el senador Pinochet no poseía inmunidad frente a las acusaciones de crímenes contra la humanidad– fue un momento revolucionario y transformador para la idea de la justicia internacional», comenta.
«Está profundamente conectado con Núremberg, un paso siguiente lógico, aunque tuvimos que esperar cincuenta años».
Ahora Sands ha dado un paso más allá, como miembro de un panel de expertos para introducir el término de «ecocidio» como crimen en el Tribunal Penal Internacional.
«He enseñado ley ambiental internacional por más de tres décadas, así que cuando me pidieron copresidir un panel sobre ecocidio –un tema que parece generar mucho interés acá en Chile, que está en la primera línea del calentamiento global–, pensé ‘sí, esto puede conectar mi trabajo sobre el medio ambiente con lo que hago sobre crímenes internacionales, y ayudará a llenar una brecha terrible’».
El panel ha definido ecocidio como «actos ilegales o excesivos cometidos con conocimiento de que hay una alta probabilidad de daño amplio y severo o de largo plazo al medio ambiente, causado por dichas acciones».
En el tema ambiental, Philippe Sands es crítico con los resultados de la reciente COP26 en Glasgow.
«La COP26 fue demasiado poco y demasiado tarde», dice enfático.
«Comencé a trabajar el cambio climático en 1989, y es una desgracia que en más de tres décadas hayamos logrado tan poco. Seamos francos: mi generación ha fracasado, y no me sorprendería que las futuras generaciones consideren nuestro fracaso como total e incluso criminal».
En momentos de labor constituyente en Chile, Sands además expresa su confianza en el país.
«Chile es un país que conoce de primera mano lo que significa sufrir horrores humanos y ecológicos, y espero que pueda ser un líder global en ambos frentes», señala.
Además, confía en «que el nuevo Presidente se comprometa con la protección de los derechos fundamentales a nivel interno e internacional, incluida la nueva Constitución, cuyo desarrollo es visto con gran interés por el mundo».
«¿Podrá reconocer el ecocidio y los derechos de la naturaleza? Esperemos que sí, y ojalá puedan incorporar la definición que realizó nuestro pequeño grupo este año», concluye.
