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Escritoras le hacen la cruz al «boom» literario de mujeres: «Un boom implica desaparición súbita. Esto siempre estuvo» CULTURA|BRAGA Créditos imagen: María Jesús Miranda y Diego Zúñiga

Escritoras le hacen la cruz al «boom» literario de mujeres: «Un boom implica desaparición súbita. Esto siempre estuvo»

Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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Nona Fernández, Lina Meruane, Paulina Flores, Mariana Enríquez, Pilar Quintana, Fernanda Melchor, Mónica Ojeda, son algunas de las escritoras latinoamericanas que han sido traducidas a distintos idiomas, han obtenido premios y éxito de ventas. Los medios de comunicación y ciertos círculos literarios dicen que hay un «boom de escritoras latinoamericanas», pero ellas lo rechazan, dicen que las mujeres siempre han escrito y que no es un hecho extraordinario.


La escritora uruguaya Fernanda Trías, recibió el 1 de diciembre de 2021 el importante premio de literatura Sor Juana Inés de la Cruz por su novela Mugre rosa (2020). Al momento de recibir el galardón no solamente agradeció el reconocimiento sino que fue crítica con una pregunta que se repetía en mesas literarias y los medios de comunicación a los que la invitaban: ¿Hay un nuevo boom de literatura latinoamericana liderada por mujeres?

“A las escritoras latinoamericanas se nos pide a diario que hablemos sobre nosotras mismas sobre el hecho ‘inaudito’, aparentemente inimaginable, de que un cuerpo de mujer escriba y de qué, ¡oh, sorpresa!, lo haga bien», criticó Trías.

Actualmente escritoras latinoamericanas son traducidas a distintos idiomas, encabezan las listas de ventas y ganan premios regionales e internacionales. Mariana Enríquez, en Argentina; Liliana Colanzi, en Bolivia; Pilar Quintana, en Colombia; Fernanda Melchor, en México; en Chile, Nona Fernández, Lina Meruane, Paulina Flores, Arelis Uribe, y la lista de autoras continúa. El fenómeno es una combinación de distintos factores que van desde el mercado, el impacto de movimientos sociales y una generación de buenas narradoras.

El debate sobre si existe o no un nuevo boom latinoamericano liderado por mujeres tiene que ver con la brecha que ha existido en todas las expresiones artísticas desde hace siglos y los análisis que se hacen sobre el escenario literario actual.

Entender el inicio

La primera vez que se habló de boom latinoamericano fue en los años sesenta y setenta, término que fue acuñado por una agencia literaria española a cargo de Carlos Barral y Carmen Balcells, quienes buscaban vender a sus autores en el mercado hispanoamericano, pero más específicamente en el mercado español. Fue la entrada comercial en España de autores latinoamericanos de renombre. Entre ellos están Gabriel García Márquez, José Donoso, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes. Sin embargo, una de las principales críticas que se le hace a este período es que las mujeres como María Luisa Bombal, Teresa de la Parra y Clarice Lispector quedaron excluidas.

Entonces, el éxito de ventas y posicionamiento de escritoras en el escenario literario actual ha hecho que medios de comunicación y discusiones literarias hablen de un «boom». Sin embargo, ¿por qué un gran número de autoras rechaza ser llamadas así?

Claudia Apablaza, autora de las novelas Diario de quedar embarazada (2017), Goo y el amor (2013), entre otras publicaciones, y editora de Los libros de la Mujer Rota (editorial), es tajante y comenta que no hay ninguna similitud con el boom latinoamericano de los años 60 y 70 del pasado siglo. Es más, asegura que lo que actualmente está ocurriendo es que se está “reconociendo y legitimando el trabajo de autoras latinoamericanas en el campo”.

“Lo que está sucediendo ahora no se acerca para nada a lo que fue el boom latinoamericano, es un fenómeno cruzado por otras variables, y sobre todo no es un fenómeno comercial, aunque el mercado obviamente va a intentar cooptar este movimiento y obtener ganancias, tal como sucede con todo y particularmente ahora con el feminismo, y venden en los retails poleras con consignas de NiUnaMenos y de #MeToo”, sostiene la escritora y editora.

Por otro lado, la académica y autora de Kintsugi (2018), Una música futura (2020), entre otras novelas y libros de cuentos, María José Navia, también afirma que hablar de boom no es apropiado, dado que la palabra “implica una aparición repentina y violenta y creo que, en el caso de las autoras, siempre han estado escribiendo”.

Ambas son críticas con la mención y comparten que las mujeres siempre han estado escribiendo, y Navia comenta que este fenómeno tiene que ver con la visibilización del trabajo de las mujeres en literatura.

“Un boom también implica desaparición súbita y creo que esta nueva atención que les estamos dando a las autoras, este ajuste de miradas para percibir algo que siempre estuvo (quizás, en algunas épocas, como una música de fondo), va a ser algo constante. Ya reajustamos la mirada y esperamos otra cosa de las editoriales, las librerías, los cursos en la universidad, etc. Y, por último, porque no es ‘latinoamericano’, es cosa de fijarse en la literatura de Estados Unidos, de Japón, de España. En muchos de esos casos la literatura escrita por mujeres está siendo, por lejos, la más interesante y desafiante”, asegura María José Navia.

La misma opinión comparte la investigadora y directora del Instituto de Estética de la Universidad Católica de Chile, Lorena Amaro.

Visibilidad, legitimidad y reconocimiento

“Lamentablemente la visibilidad que hoy sí tienen las escritoras, aún se presenta como algo extraordinario, como si estuviera separado del resto de la literatura que se escribe en nuestro tiempo. La hipervisibilidad es un rasgo que se vincula con los modos con que se maneja el mercado en el sistema neoliberal y no necesariamente dice relación con que exista una mayor reflexión o discusión sobre la literatura. Eso está en retirada de los medios, lo que prima es la superficialidad”, expresa la académica.

No obstante, en torno al tema de la visibilidad, la legitimidad  y el reconocimiento, Claudia Apablaza comenta que son términos complejos de pensar, dado que hay varios factores a analizar cuando estos son utilizados.

La editora señala que no cree que actualmente a las «autoras en Occidente les falte visibilidad necesariamente, por lo menos a las de estas generaciones», pero sí a las de generaciones pasadas. 

 «Con las redes sociales, la tecnología, el apremio del mercado, el Instagram, las selfies, entre otras (y ojo, no lo estoy demonizando, estoy solo haciendo una lectura de campo), ya hay bastante visibilidad en juego. Creo que por lo que se clama es por un reconocimiento y legitimidad, que ya compromete otros actores, como son la academia, la crítica, las editoriales, los mismos pares y los lectores. Es ahí donde comienza la discusión y las tensiones, porque hay muchas fuerzas en juego, y por sobre todo hay agentes de este campo cultural, como algunas críticos y académicos, que quieren tener el monopolio de esas legitimaciones, en parte para detentar más poder personal, ya sea simbólico y/o económico», afirma.

Por su parte, Amaro también añade que el fenómeno tiene que ver con distintos factores.

«Creo que el fenómeno se debe a una combinatoria: que estamos en presencia de un par de generaciones muy buenas de narradorxs; que el feminismo ha tenido un impacto global potenciado por Internet y movimientos como el #MeToo y otros; que el neoliberalismo todo lo convierte en mercancía y ha visto en la narrativa de mujeres un nuevo nicho que explotar… y lo está haciendo. Esto no quiere decir, en todo caso, que las autoras mencionadas no sean sobresalientes», puntualiza.

Otro punto interesante a analizar respecto al campo literario actual es si los factores mencionados anteriormente han llevado a que se esté publicando más mujeres que en siglos anteriores.

«Creo que veo más libros publicados ahora por mujeres que en los 90, por ejemplo, con propuestas más innovadoras y desafiantes, también. Pero sería genial tener los números. Creo que aprenderíamos mucho», apunta María José Navia. 

Más allá de las publicaciones, Navia afirma que esa misma pregunta puede ser llevada a otras aristas del campo literario, como los concursos. Actualmente, es finalista en el Concurso Internacional Ribera del Duero por su libro de cuentos Una música futura y por primera vez, de los cinco finalistas, cuatro son mujeres: Liliana Colanzi, Marina Closs y Laura Baeza, sin embargo, asegura que «en términos de la participación, el 20% de los participantes eran mujeres y 80% hombres».

 «¿Por qué las mujeres participan menos en concursos? Si miras los premios en Chile, el año pasado, en cambio, el Mejores Obras Literarias o el Premio Municipal, la gran mayoría de los ganadores fueron hombres. Más preguntas: ¿quiénes conforman los jurados y los prejurados? El tema de los concursos y los premios es todo un mundo», declara Navia.

El rol de los movimientos feministas

Estas preguntas también tienen que ver con el contexto político, social y cultural, y el rol que han jugado los movimientos feministas a lo largo de la historia.

«En el siglo XIX y principios del XX, las escritoras no clamaban por ser publicadas necesariamente en libros, sino más bien estaban abocadas a algo tan básico como a poder reunirse, incursionar en el espacio público, dialogar entre mujeres acerca de temas intelectuales, de arte, literatura, es decir, a la autorización del ‘oficio literario’, a que básicamente las dejaran reunirse y escribir. Por ejemplo, el caso de Mercedes Marín, Carmen Arriagada, Lucrecia Undurraga, Maipina de la Barra, Martina Barros», afirma Claudia Apablaza.

Los movimientos feministas además hacen que las mujeres tengan un espacio en la literatura que circula y se publica, al tiempo que también dejan una marca en las temáticas desarrolladas por escritoras, debido al impacto cultural que implican.

«Desde luego que los feminismos propician nuevas formas de ver el mundo. Desde las concepciones de familia y amor romántico, al derecho o el ejercicio de la autoridad en diversos ámbitos profesionales. Propicia una cultura más horizontal, menos jerárquica y más abierta, así como otra forma de pensar las subjetividades y la corporalidad. Esto tiene un impacto cultural y es en ese horizonte epocal que se construye la  literatura, no solo la que escriben las mujeres. De hecho, si bien aún es necesario plantear ciertos binarismos con el fin de acabar con brechas salariales y políticas que empobrecen y marginan a las mujeres, en otro plano, convendría superar el binarismo, ya que el campo cultural hoy lo conforman sujetxs que se piensan a sí mismxs con mayor libertad»,  concluye Lorena Amaro.

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