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Premio Nacional de Ciencias, Dora Altbir, subraya en Puerto de Ideas potencial de nano tecnologías para combatir el calentamiento global

En entrevista con el editor general de El Mostrador, Héctor Cossio, la científica destacó que la nanotecnología contribuye a generar más y mejor energía eólica, solar y a crear sistemas para almacenar esta energía. «También hay otros desarrollos, como contribuir a hacer filtros de gases, que son tremendamente complejos, porque los gases son moléculas pequeñas. Además podemos contribuir a mejorar nuestros suelos y las aguas. Podemos ayudar a desalinizar agua, pero también a eliminar el plomo, el arsénico y los metales pesados». La científica señaló que para avanzar en este tema en Chile es necesario asegurar los recursos con programas a largo plazo y la formación de personas en ciencia y tecnología. «Si queremos que Chile contribuya a mejorar la situación climática, necesitamos que hay una confianza con ‘c’ mayúscula, que estén los aportes», remató.


La Premio Nacional de Ciencias, Dora Altbir, subrayó este domingo en Puerto de Ideas potencial de nano tecnologías para combatir el calentamiento global.

La directora del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna) y académica de la U. de Santiago realizó las declaraciones en el marco de una conversación con el editor general de El Mostrador, Héctor Cossio, tras brindar una exposición titulada «La revolución de lo infinitamente pequeño», un reflejo de sus 30 años de experiencia en la materia.

Allí abordó innovaciones como una batería de celular que se puede cargar en un minuto, su símil para cargar autos eléctricos, un dispositivo para detectar anticipadamente un infarto cardíaco o un lente de contacto de realidad aumentada.

En la entrevista, Altbir además abordó otras artistas como la fabricación de envases para mejorar la conservación de alimentos como el salmón, la fabricación en China de maquinaria nanotecnológica (como sensores para la minería) a partir de diseños hechos en Chile y el aporte de la nanociencia a la medicina, especialmente al tratamiento del cáncer.

A nivel general, también abordó como la baja inversión pública y privada en ciencia en Chile, la escasa presencia de científicos en la empresa chilena y la participación de las mujeres en la investigación.

Revolución tecnológica

La nanociencia ha significado una verdadera revolución en el mundo científico. Cuando los materiales se encuentran en tamaños de millonésimas de milímetros (nanómetros), sus comportamientos pueden ser muy diferentes a los que tienen cuando están en tamaños mayores.

El trabajo multidisciplinario en sistemas a esta escala ha permitido que las novedosas propiedades que presentan los materiales cuando se encuentran en tamaños nanométricos sean precursoras de múltiples aplicaciones que recién comienzan a explorarse.

Altbir habló en su exposición sobre el origen de éstas, invitando a conocer algunas aplicaciones y a discutir en torno al potencial beneficio que ofrece a nuestro futuro la nanotecnología, así como los desafíos que requiere para su mejor uso.

Medio ambiente

Respecto al medio ambiente, Altbir resaltó que la nanociencia ofrece «un montón de oportunidades. En el campo de las fuentes fósiles de energía, contribuyen a generar mayor y mejor energía eólica, solar y a generar sistemas para almacenar esta energía», expresó.

«También hay otros desarrollos, como contribuir a hacer filtros de gases, que son tremendamente complejos, porque los gases son moléculas pequeñas. Además podemos contribuir a mejorar nuestros suelos y las aguas. Podemos ayudar a desalinizar agua, pero también a eliminar el plomo, el arsénico y los metales pesados», relató.

La científica señaló que para avanzar en este tema en Chile es necesario asegurar los recursos con programas a largo plazo y la formación de personas en ciencia y tecnología.

«Si queremos que Chile contribuya a mejorar la situación climática, necesitamos que hay una confianza con ‘c’ mayúscula, que estén los aportes», remató.

Aporte público y privado

Altbir además abordó el tema del financiamiento, tanto público como privado, y expresó al respecto que falta «conocimiento y confianza».

«Por un lado, Chile tiene una de las inversiones en ciencia más baja de los países de la OCDE. El promedio de inversión en ciencia y tecnología de los países de la OCDE es un 2,2% del PIB y nosotros tenemos el 0,34%».

A eso se suma que en otros países, además del Estado, hay una fuerte inversión privada.

«Aquí esa inversión privada es muy, muy pequeña. Nosotros requerimos un aumento de la inversión privada, pero también de la inversión estatal. Tenemos que convencer a ambos que sin ciencia, nuestro país no va a transitar al desarrollo. Y si queremos resolver nuestros problemas y tener un PIB más alto que permita asumir todos los otros problemas que tiene nuestro país, tenemos que enfrentar la ciencia con una estructura distinta», indicó.

A eso se suma el lugar de desempeño de los científicos en etapa laboral. Altbir indicó que en Chile el 95% de los investigadores con doctorados trabajan en las universidades, mientras en otros países un 50% labora en una empresa.

«Nosotros prácticamente no tenemos investigadores en las empresas, y mientras eso no cambie, efectivamente las empresas van a innovar siempre en los procesos, pero no en la tecnología».

Agregó que en sector público también se da que «no se confía en los científicos para asumir ciertas posiciones» y expresó su confianza en que los doctores no sólo estén en los ministerios de Ciencia y Medio Ambientes, sino también en otros como Obras Públicas («porque hay nuevos materiales que podemos utilizar que tienen muchos mejores resultados), en Educación e incluso las municipalidades.

«Los doctores podemos aportar en muchos lugares, no sólo las universidades. Chile está perdiendo ese potencial, podemos hacer mucho más», apostilló.

 Ciencia y género

Altbir además abordó el tema de la presencia de las mujeres en la ciencia, tras haber destacado anteriormente que «la ciencia no tiene género».

«Creo que la diversidad es muy importante en la ciencia. Por ejemplo, en la nanociencia esto significa que necesitamos químicos, físicos, biólogos, matemáticos e ingenieros para, a través de miradas distintas, tener un resultado. Miramos la ciencia de manera monodisciplinaria, y esa mirada está cambiando», reseñó.

En ese aspecto, para la académica es importante la incorporación de más mujeres. Ella contó que en el caso del CEDENNA todo los años participan unos 160 estudiantes, de los cuales la mitad son mujeres, que se suman a uno 70 doctores, donde la participación femenina cae al 25%.

La científica pidió terminar con la enseñanza sexista en los colegios, cuando a nivel de taller a las chicas les ofrecen cocina y danza, y a los varones fútbol y carpintería, o al decir que estos colores son «de niño» y aquellos «de niña».

Porvenir de nanotecnología

Finalmente, para una ciencia que tiene apenas 40 años, lo mejor está por venir, en palabras de la científica.

«Se dice que en los próximo cinco a diez años, el 50% de los tratamientos médicos van a basarse en nanotecnología», expresó, en áreas como el alzheimer, el párkinson.

También nombró un detector de cáncer a nivel nasal, que detecta la enfermedad en cuatro a cinco variedades en su etapa inicial.

Asimismo, consultada sobre el trabajo de la Convención, estimó que la ciencia necesita de políticas gubernamentales específicas más allá de la Carta Magna, con presupuestos de largo plazo en un trabajo paralelo.

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